Entretenimiento y tecnología, dos mundos que vuelven a intentar un idilio

El mundo del entretenimiento y el mundo de la tecnología -- Hollywood y Silicon Valley --viven, en Estados Unidos, a menos de 300 km de distancia. Sin embargo, la diferencia de sus intereses los separa por una brecha cultural muy difícil de salvar.

15 abril, 2008

La gente que trabaja en Silicon Valley está familiarizada con la retribución
en opciones accionarias. Todos, desde el portero hasta el presidente, tienen acceso
a esa forma de remuneración que no ve dinero con su sueldo pero tiene la
promesa de ver mucho con acciones a futuro. En Hollywood, en cambio, los ejecutivos
están acostumbrados a cobrar su dinero a fin de mes. Son dos costumbres
que revelan culturas de negocios que, aunque coexisten en California, son prácticamente
irreconciliables.

Sin embargo, vuelven a mirarse con interés para ver de qué manera
podrían combinar fuerzas para llevar películas, videos y otro tipo
de programación a los hogares y a los celulares. No es la primera vez que
lo intentan. En los 90, los capitalistas de riesgo vieron desfilar ante sí
a una cantidad de famosos que buscaban respaldo para sus aventuras en la red.
Muchas de aquellas aventuras derraparon y la relación entre ambos bandos
quedó bastante debilitada. Veteranos de ambos mundos dicen que las culturas
son tan diferentes que persisten los obstáculos, pero confían en
que ahora haya una nueva actitud, una mayor prudencia, típica de quienes
ya se han equivocado y no quieren repetir los mismos errores.

Mark D. Kvamme es un capitalista de riesgo de Sequoia Capital que financió
el año pasado funnyordie.com del comediante Will Ferrell, y hasta ahora
sólo ha tenido un solo video exitoso: “The Landlord”.

Cuando Kvamme se acercó a Ferrell y sus agentes de la Creative Artists
Agency para hablar sobre la creación de la página, le sorprendió
la visión de muy corto plazo que tenían sus socios de Hollywood.
“Sólo parecían interesados en la transacción y en el
pago”, recuerda.

Esas percepciones pueden atribuirse fundamentalmente a la naturaleza de los intereses
en conflicto.

A diferencia de la última vez, sin embargo, el contenido es hoy sólo
un parte de la conversación con los estudios, dijo Michael Lynton, ejecutivo
jefe de Sony Pictures Entertainment, quien antes fue director ejecutivo de AOL
Europa. Según Lynton, los capitalistas de riesgo de Silicon Valley con
quienes ha hablado están haciendo lo imposible por descubrir nuevas formas
de distribuir películas y programas televisados de Sony para que compitan
con iTunes de Apple.

“Yo no sé si creen que no nos necesitan y van directamente hacia el
talento,” dice. “Siempre habrá enormes diferencias culturales
porque los intereses son diferentes. Por su parte ellos están fundamentalmente
interesados en tecnología y, de nuestra parte, estamos interesados en el
contenido.”

Lo que dice tiene sentido. Sólo en contadas ocasiones los dos campos coexistieron
armoniosamente. En 2004 Yahoo hizo ruido cuando contrató a Lloyd Braun,
ex presidente del ABC Entertainment Group, para crear un gran grupo en medios
y entretenimiento. La relación se malogró y Braun fue objeto de
constantes burlas y bromas por sus extravagancias hollywoodenses, como la de reservarse
un lugar exclusivo para estacionar su auto. Dos años más tarde,
Braun dejó la compañía y casi todo lo que él hizo
hoy está desmantelado.

Hasta el creador de Apple, Steven P. Jobs, fue recibido con desconfianza en Hollywood.
Aunque los ejecutivos de estudios de grabación no dejan de reconocer su
inteligencia y habilidad, demoraron una enormidad antes de aprobar la iniciativa
de permitir que Apple ofrezca películas y programas de televisión
en iTunes, y además exigieron que se les otorgara derechos de propiedad
intelectual para su contenido. Esa actitud no hizo mucho por suavizar las relaciones
con Silicon Valley.

La gente que trabaja en Silicon Valley está familiarizada con la retribución
en opciones accionarias. Todos, desde el portero hasta el presidente, tienen acceso
a esa forma de remuneración que no ve dinero con su sueldo pero tiene la
promesa de ver mucho con acciones a futuro. En Hollywood, en cambio, los ejecutivos
están acostumbrados a cobrar su dinero a fin de mes. Son dos costumbres
que revelan culturas de negocios que, aunque coexisten en California, son prácticamente
irreconciliables.

Sin embargo, vuelven a mirarse con interés para ver de qué manera
podrían combinar fuerzas para llevar películas, videos y otro tipo
de programación a los hogares y a los celulares. No es la primera vez que
lo intentan. En los 90, los capitalistas de riesgo vieron desfilar ante sí
a una cantidad de famosos que buscaban respaldo para sus aventuras en la red.
Muchas de aquellas aventuras derraparon y la relación entre ambos bandos
quedó bastante debilitada. Veteranos de ambos mundos dicen que las culturas
son tan diferentes que persisten los obstáculos, pero confían en
que ahora haya una nueva actitud, una mayor prudencia, típica de quienes
ya se han equivocado y no quieren repetir los mismos errores.

Mark D. Kvamme es un capitalista de riesgo de Sequoia Capital que financió
el año pasado funnyordie.com del comediante Will Ferrell, y hasta ahora
sólo ha tenido un solo video exitoso: “The Landlord”.

Cuando Kvamme se acercó a Ferrell y sus agentes de la Creative Artists
Agency para hablar sobre la creación de la página, le sorprendió
la visión de muy corto plazo que tenían sus socios de Hollywood.
“Sólo parecían interesados en la transacción y en el
pago”, recuerda.

Esas percepciones pueden atribuirse fundamentalmente a la naturaleza de los intereses
en conflicto.

A diferencia de la última vez, sin embargo, el contenido es hoy sólo
un parte de la conversación con los estudios, dijo Michael Lynton, ejecutivo
jefe de Sony Pictures Entertainment, quien antes fue director ejecutivo de AOL
Europa. Según Lynton, los capitalistas de riesgo de Silicon Valley con
quienes ha hablado están haciendo lo imposible por descubrir nuevas formas
de distribuir películas y programas televisados de Sony para que compitan
con iTunes de Apple.

“Yo no sé si creen que no nos necesitan y van directamente hacia el
talento,” dice. “Siempre habrá enormes diferencias culturales
porque los intereses son diferentes. Por su parte ellos están fundamentalmente
interesados en tecnología y, de nuestra parte, estamos interesados en el
contenido.”

Lo que dice tiene sentido. Sólo en contadas ocasiones los dos campos coexistieron
armoniosamente. En 2004 Yahoo hizo ruido cuando contrató a Lloyd Braun,
ex presidente del ABC Entertainment Group, para crear un gran grupo en medios
y entretenimiento. La relación se malogró y Braun fue objeto de
constantes burlas y bromas por sus extravagancias hollywoodenses, como la de reservarse
un lugar exclusivo para estacionar su auto. Dos años más tarde,
Braun dejó la compañía y casi todo lo que él hizo
hoy está desmantelado.

Hasta el creador de Apple, Steven P. Jobs, fue recibido con desconfianza en Hollywood.
Aunque los ejecutivos de estudios de grabación no dejan de reconocer su
inteligencia y habilidad, demoraron una enormidad antes de aprobar la iniciativa
de permitir que Apple ofrezca películas y programas de televisión
en iTunes, y además exigieron que se les otorgara derechos de propiedad
intelectual para su contenido. Esa actitud no hizo mucho por suavizar las relaciones
con Silicon Valley.

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