En la cancha se ven los pingos
Powerful Project Leadership es el último libro publicado por Wayne Strider (julio 2002) sobre cómo liderar en medio de situaciones estresantes y caóticas. El autor describe las habilidades centrales para esos casos.
“Cuando el proyecto marcha sobre rieles cualquier líder es bueno” dice el autor en la introducción. En el lenguaje coloquial de los argentinos, podríamos decir “en la cancha se ven los pingos”. Esto supone una situación en la cual todos los cambios que se introduzcan al planteo inicial son razonables y tolerables; una situación donde los miembros del equipo trabajan juntos en armonía y colaboran unos con otros; una situación, además, donde el líder no se distrae con problemas “personales” (físicos, emocionales, familiares o financieros). La distracción del líder acarrea daños para todo el proyecto. En la ejecución de un proyecto los problemas nunca son totalmente personales, porque en definitiva terminan afectando al todo grupal.
Si el proyecto marcha sobre rieles, lo único que hace falta para mantenerlo bajo control es aplicar las mejores prácticas gerenciales que detallan los manuales de management.
Cuando aparece el caos y el estrés
La prueba de fuego para el líder aparece con situaciones caóticas y estresantes. Por ejemplo:
Cuando aparecen diferencias entre los miembros que tornan difíciles las relaciones interpersonales. Eso afecta la productividad.
Cuando cambios de presupuesto o exigencias de calidad convierten la ejecución en algo irracional e intolerable.
Cuando las necesidades encontradas entre los miembros amenazan con frenar el avance del proyecto.
Cuando los “problemas personales” del líder comienzan a confundir y frustrar a casi todos lo que están involucrados en el proyecto.
Tres habilidades necesarias
En situaciones difíciles, mucho más importante que la aplicación de buenas prácticas en gerenciamiento de proyectos son:
1. Habilidad para ser personalmente auténticos, emocionalmente inteligentes y respetuosos de los demás.
2. Habilidad para evaluar las situaciones desde el punto de vista de los diferentes miembros del equipo y según la forma en que afecta el contexto.
3. Habilidad para contactarse con los demás y así poder aprovechar los recursos que todos tenemos dentro para resolver creativamente los problemas.
“Cuando el proyecto marcha sobre rieles cualquier líder es bueno” dice el autor en la introducción. En el lenguaje coloquial de los argentinos, podríamos decir “en la cancha se ven los pingos”. Esto supone una situación en la cual todos los cambios que se introduzcan al planteo inicial son razonables y tolerables; una situación donde los miembros del equipo trabajan juntos en armonía y colaboran unos con otros; una situación, además, donde el líder no se distrae con problemas “personales” (físicos, emocionales, familiares o financieros). La distracción del líder acarrea daños para todo el proyecto. En la ejecución de un proyecto los problemas nunca son totalmente personales, porque en definitiva terminan afectando al todo grupal.
Si el proyecto marcha sobre rieles, lo único que hace falta para mantenerlo bajo control es aplicar las mejores prácticas gerenciales que detallan los manuales de management.
Cuando aparece el caos y el estrés
La prueba de fuego para el líder aparece con situaciones caóticas y estresantes. Por ejemplo:
Cuando aparecen diferencias entre los miembros que tornan difíciles las relaciones interpersonales. Eso afecta la productividad.
Cuando cambios de presupuesto o exigencias de calidad convierten la ejecución en algo irracional e intolerable.
Cuando las necesidades encontradas entre los miembros amenazan con frenar el avance del proyecto.
Cuando los “problemas personales” del líder comienzan a confundir y frustrar a casi todos lo que están involucrados en el proyecto.
Tres habilidades necesarias
En situaciones difíciles, mucho más importante que la aplicación de buenas prácticas en gerenciamiento de proyectos son:
1. Habilidad para ser personalmente auténticos, emocionalmente inteligentes y respetuosos de los demás.
2. Habilidad para evaluar las situaciones desde el punto de vista de los diferentes miembros del equipo y según la forma en que afecta el contexto.
3. Habilidad para contactarse con los demás y así poder aprovechar los recursos que todos tenemos dentro para resolver creativamente los problemas.
