El telemarketing dejaría de ser rentable

Las grandes empresas de telemarketing, luego de intentar sin éxito impedir que el gobierno federal de Estados Unidos aprobara la implantación de un registro nacional de los que “no quieren recibir llamadas” con ofrecimientos, buscan reconvertirse.

22 septiembre, 2003

En su reciente convención anual decidieron que deben modificar su accionar
con urgencia para evitar el peligro de extinción. El registro en cuestión
entra en vigencia el próximo primero de octubre, y desde ese día
todo telemarketer que se atreva a llamar a cualquiera de los 48 millones de teléfonos
que inscribieron voluntariamente los abonados, se expone a multas de hasta US$
11.000.

Las empresas afectadas intentan impresionar a las autoridades diciendo que no
menos de dos millones de empleados podrían quedar sin empleo. Los reguladores
federales contestan que en los varios estados que ya han implementado listas de
no llamar no se han observado efectos significativos en el empleo.

Repensar el negocio

Muchos están planeando aumentar sus llamadas a establecimientos comerciales,
a los que no les permiten inscribir sus números en el registro “no
llamar” u ofrecerse para trabajar con las ONG de todo tipo, que no están
incluidas en las nuevas restricciones. Otros hablan de ofrecer operaciones de
call-center a empresas que necesitan servicios de recepción de llamadas.

Uno de los resultados posibles de las regulaciones, vaticinan algunos especialistas
del sector, es que desaparecerán las operaciones pequeñas de telemarketing
y se consolidarán las grandes compañías. De todas maneras,
las que sobrevivan podrían descubrir que el telemarketing se convierte
en una actividad no redituable.

Otro de los resultados posibles es que la gente cuyos teléfonos no figuran
en el registro recibirá más llamadas. Al ver limitado el número
de clientes potenciales, las telemarketers tendrían que llamar con más
frecuencia a los que siguen abiertos a las solicitudes.

De cualquier manera, las empresas que operan centros de telemarketing están
ahora tratando de reorientar sus operaciones hacia la provisión de otros
servicios. Algunas dicen que podrían convertirse en centros de servicio
al cliente o dedicarse a colocar llamadas de solicitud en el sector business-to-business.

En su reciente convención anual decidieron que deben modificar su accionar
con urgencia para evitar el peligro de extinción. El registro en cuestión
entra en vigencia el próximo primero de octubre, y desde ese día
todo telemarketer que se atreva a llamar a cualquiera de los 48 millones de teléfonos
que inscribieron voluntariamente los abonados, se expone a multas de hasta US$
11.000.

Las empresas afectadas intentan impresionar a las autoridades diciendo que no
menos de dos millones de empleados podrían quedar sin empleo. Los reguladores
federales contestan que en los varios estados que ya han implementado listas de
no llamar no se han observado efectos significativos en el empleo.

Repensar el negocio

Muchos están planeando aumentar sus llamadas a establecimientos comerciales,
a los que no les permiten inscribir sus números en el registro “no
llamar” u ofrecerse para trabajar con las ONG de todo tipo, que no están
incluidas en las nuevas restricciones. Otros hablan de ofrecer operaciones de
call-center a empresas que necesitan servicios de recepción de llamadas.

Uno de los resultados posibles de las regulaciones, vaticinan algunos especialistas
del sector, es que desaparecerán las operaciones pequeñas de telemarketing
y se consolidarán las grandes compañías. De todas maneras,
las que sobrevivan podrían descubrir que el telemarketing se convierte
en una actividad no redituable.

Otro de los resultados posibles es que la gente cuyos teléfonos no figuran
en el registro recibirá más llamadas. Al ver limitado el número
de clientes potenciales, las telemarketers tendrían que llamar con más
frecuencia a los que siguen abiertos a las solicitudes.

De cualquier manera, las empresas que operan centros de telemarketing están
ahora tratando de reorientar sus operaciones hacia la provisión de otros
servicios. Algunas dicen que podrían convertirse en centros de servicio
al cliente o dedicarse a colocar llamadas de solicitud en el sector business-to-business.

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