El peligro de las copias pirata

Las copias piratas no solamente afectan al negocio audiovisual. Diferentes marcas, desde drogas importantes para la salud hasta muñecas para niñas, son victimas de una actividad ilegal que ha perfeccionado sus técnicas de copia. ¿Los más perjudicados? Los consumidores.

29 diciembre, 2011

<p>Son pocos los que reflexionan sobre la confianza que cada d&iacute;a se deposita en las marcas. &iquest;Se necesita calentar la comida? El microondas de General Electric lo soluciona. &iquest;El beb&eacute; tiene fiebre? Las madres, preocupadas, conf&iacute;an, en Bayer y no en otra. El m&eacute;canico sabe que los frenos son importantes y no los reemplaza por unos de calidad inferior. Algunas marcas tienen un lugar privilegiado en nuestra mente, son lo que los publicistas llaman &ldquo;Top of mind&rdquo;. Pero esa confianza es amenazada por un mercado ilegal que copia, con extraordinario talento los mejores productos.</p>
<p>El valor comercial de una marca, despu&eacute;s de todo, est&aacute; en esa confianza. Aunque todav&iacute;a no se ha llegado al punto de descreer de todas las marcas, hay se&ntilde;ales de alarma. En los &uacute;ltimos a&ntilde;os ha crecido exponencialmente el mercado ilegal de bienes pirata. Con mucho talento estas organizaciones copian todo, desde el packaging hasta el producto, para hacerlos indiferenciables del original. Por supuesto la diferencia est&aacute; en la calidad, y muchas veces una mala compra puede tener consecuencias fatales. <br />
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El peligro no s&oacute;lo es para los consumidores que, en un mundo sin confianza, est&aacute;n obligados a vivir con miedo. Las marcas que han perdido la confianza son las primeras en morir porque sus clientes se niegan a participar de la ruleta rusa de productos copiados. Esta es la ra&iacute;z del problema, que exige m&aacute;s responsabilidad a los empresarios para asegurar que la l&iacute;nea de producci&oacute;n mantenga protocolos de seguridad para proteger al negocio y a los consumidores. <br />
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Por ahora la &uacute;nica manera que tienen de hacerlo es asegurar que todas las ventas sean hechas a trav&eacute;s de tiendas autorizadas. Un control r&iacute;gido sobre los propios suministros es la mejor garant&iacute;a de que los productos de la marca sean aut&eacute;nticos y de calidad. Mientras m&aacute;s se alejen los consumidores de esos centros en busca de ofertas, m&aacute;s ser&aacute;n las probabilidades de que se encuentre con productos piratas. <br />
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Pero esto no representa seguridad alguna. No todas las marcas pueden ejercer el mismo nivel de integridad en sus productos. Algunas veces la culpa es de los controles inadecuados, otras veces la culpa est&aacute; en la falta de control en la l&iacute;nea de producci&oacute;n. Por estas carencias es que muchas compa&ntilde;&iacute;as son demandadas porque sus copias piratas perjudicaron a los consumidores, en los peores casos cost&aacute;ndoles su salud. Las empresas aprendieron de la manera m&aacute;s dura que, en definitiva, no es tan dif&iacute;cil que productos copiados entren a los centros de distribuci&oacute;n. <br />
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La consecuencia es la destrucci&oacute;n de un lazo de confianza con los consumidores. En este contexto perjudicial para las marcas son cada vez m&aacute;s importantes los controles rigurosos. Tercerizar esa seguridad, y realizarla de manera peri&oacute;dica, podr&iacute;a ser una buena soluci&oacute;n. El esfuerzo de asegurar toda la l&iacute;nea de producci&oacute;n, desde la confecci&oacute;n hasta la distribuci&oacute;n, podr&iacute;a salvar el valor de la marca.</p>

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