El CEO de hoy vive dando examen

Hoy es menos apetecible el cargo de CEO. Las conclusiones de un estudio realizado después de los escándalos demuestra que menos gente está dispuesta a hacer frente a los numerosos desafíos que vienen aparejados con el cargo.

8 marzo, 2005

Un estudio realizado en Estados Unidos por Burson-Marsteller´s cuando la ola de escándalos comenzaba a ceder (finales de 2003) sobre la nueva reputación del CEO reveló que numerosos altos ejecutivos habían perdido el apetito por el cargo. En el estudio de la consultora, 73% de los que en ese momento ocupaban el más alto cargo en una organización estaba considerando renunciar. Esa cifra significa un aumento de 35% sobre las respuestas obtenidas antes del escándalo Enron (54%) en el año 2000. La encuesta se llevó a cabo durante 2003 entre personas con gran poder de influencia dentro y fuera del ámbito de las empresas – directores, altos ejecutivos, analistas financieros, inversores institucionales, prensa empresarial y funcionarios de gobierno.

Los CEO no son los únicos en tener reservas acerca de su cargo. A la pregunta de si aceptarían el máximo cargo ejecutivo, 35% de los encuestados contestó que rechazarían el ofrecimiento. Aunque la cifra es inferior a la obtenida al año anterior (54%), cuando los escándalos estaban en su apogeo, es muy superior a la del año 2000.

El experto en reputación de la consultora global, Leslie Gaines-Ross, explica la situación diciendo que el aumento de la impaciencia en el mundo empresarial deja poco margen para volver a construir credibilidad en las actividades diarias del CEO, en los balances y en el valor de la acción.

Los que aceptan el cargo saben que necesitan una gran dosis de autoconfianza, fuerza y humildad para perseverar. Además, después de 2001-2002, los CEO se sienten muy presionados por la obligación de cumplir con las demandas de todos los stakeholders, que necesariamente son diversas. El estudio reveló que también se acortaron los plazos. El CEO tiene menos tiempo que antes para mostrar su valía. Tiene sólo aproximadamente nueve meses para ganar la confianza de sus empleados y desarrollar una visión estratégica y no más de 14 para ejecutar sus promesas.

La investigación mostró, por último, que de la persona que desempeña el máximo cargo se espera que dedique 60% de su tiempo a la ejecución y 40% a la visión estratégica.

Un estudio realizado en Estados Unidos por Burson-Marsteller´s cuando la ola de escándalos comenzaba a ceder (finales de 2003) sobre la nueva reputación del CEO reveló que numerosos altos ejecutivos habían perdido el apetito por el cargo. En el estudio de la consultora, 73% de los que en ese momento ocupaban el más alto cargo en una organización estaba considerando renunciar. Esa cifra significa un aumento de 35% sobre las respuestas obtenidas antes del escándalo Enron (54%) en el año 2000. La encuesta se llevó a cabo durante 2003 entre personas con gran poder de influencia dentro y fuera del ámbito de las empresas – directores, altos ejecutivos, analistas financieros, inversores institucionales, prensa empresarial y funcionarios de gobierno.

Los CEO no son los únicos en tener reservas acerca de su cargo. A la pregunta de si aceptarían el máximo cargo ejecutivo, 35% de los encuestados contestó que rechazarían el ofrecimiento. Aunque la cifra es inferior a la obtenida al año anterior (54%), cuando los escándalos estaban en su apogeo, es muy superior a la del año 2000.

El experto en reputación de la consultora global, Leslie Gaines-Ross, explica la situación diciendo que el aumento de la impaciencia en el mundo empresarial deja poco margen para volver a construir credibilidad en las actividades diarias del CEO, en los balances y en el valor de la acción.

Los que aceptan el cargo saben que necesitan una gran dosis de autoconfianza, fuerza y humildad para perseverar. Además, después de 2001-2002, los CEO se sienten muy presionados por la obligación de cumplir con las demandas de todos los stakeholders, que necesariamente son diversas. El estudio reveló que también se acortaron los plazos. El CEO tiene menos tiempo que antes para mostrar su valía. Tiene sólo aproximadamente nueve meses para ganar la confianza de sus empleados y desarrollar una visión estratégica y no más de 14 para ejecutar sus promesas.

La investigación mostró, por último, que de la persona que desempeña el máximo cargo se espera que dedique 60% de su tiempo a la ejecución y 40% a la visión estratégica.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades