¿Desaparece la stock option como zanahoria?

Después de los escándalos contables de 2002, las firmas de tecnología están obligadas a asentar como gasto las “opciones de compra de acciones” con que incentivaban a sus empleados. El debate está abierto.

19 febrero, 2003

Cada vez son más las firmas tecnológicas que tratan de encontrar
zanahorias diferentes de las "opciones de compra de acciones". Algunos
dicen que no son ni la única ni la mejor manera de incentivar y retribuir
el entusiasmo de los empleados.

El departamento de estándares contables de Estados Unidos ha propuesto
informes trimestrales y anuales que muestren el costo de las "stock
options
". La stock option da a una persona la capacidad de comprar
una acción del paquete accionario de la compañía a un precio
que se estipula en el momento de otorgarla, precio que casi siempre coincide
con el valor de la acción al día de la concesión.

Hasta ahora las stock options (opciones de compra de acciones de la
compañía) no tenían que ser asentadas como gastos en la
hoja de ganancias y pérdidas de una firma. La empresa tenía la
posibilidad de poner una nota al pie del balance aclarando cómo habrían
afectado esas opciones en el balance anual si sus tenedores hubieran ejercido
su derecho a convertirlas en efectivo. Ése fue el mecanismo elegido por
muchas grandes corporaciones para retener y entusiasmar a sus altos ejecutivos
sin alterar demasiado la hoja de ganancias y pérdidas.

Para las empresas esos instrumentos eran tentadores porque no costaban nada
y porque daban la sensación de poner la propiedad en manos de los empleados
(altos ejecutivos incluidos). Durante años los expertos en finanzas debatieron
sobre la forma de tratar esas opciones en los balances de las empresas. Pero
el debate, relativamente tranquilo durante largo tiempo, se revolucionó
el año pasado con la ola de escándalos contables en firmas como
Enron, WorldCom y Global Crossing. Muchos observadores ahora acusan a las opciones
de promover el engaño y la codicia. Como el valor de esas opciones dependía
de los "resultados", hubo muchos CEO, CFO y otros que se sintieron
tentados a introducir cierto "maquillaje" en los libros contables
para mostrar los mejores resultados.

La "stock option" – dice ahora el departamento de estándares
contables — es un gasto porque al empleado se le está dando un valor
de la compañía. Y hay que asentarlo como tal. Las tecnológicas
no están de acuerdo. Dicen que contabilizar las opciones como gasto conduce
a error. En primer lugar porque generan efectivo. Cuando los empleados ejercen
su derecho de convertirlas en efectivo, pagan a la firma el precio prefijado.
Si ese día la acción vale más, gana el empleado. Si ese
día la acción vale menos, gana la compañía. Además,
dicen, una stock option no significa nada si su poseedor no la ejercita
antes de su fecha de expiración, casi siempre 10 años a partir
de la fecha en que se otorga.

Cada vez son más las firmas tecnológicas que tratan de encontrar
zanahorias diferentes de las "opciones de compra de acciones". Algunos
dicen que no son ni la única ni la mejor manera de incentivar y retribuir
el entusiasmo de los empleados.

El departamento de estándares contables de Estados Unidos ha propuesto
informes trimestrales y anuales que muestren el costo de las "stock
options
". La stock option da a una persona la capacidad de comprar
una acción del paquete accionario de la compañía a un precio
que se estipula en el momento de otorgarla, precio que casi siempre coincide
con el valor de la acción al día de la concesión.

Hasta ahora las stock options (opciones de compra de acciones de la
compañía) no tenían que ser asentadas como gastos en la
hoja de ganancias y pérdidas de una firma. La empresa tenía la
posibilidad de poner una nota al pie del balance aclarando cómo habrían
afectado esas opciones en el balance anual si sus tenedores hubieran ejercido
su derecho a convertirlas en efectivo. Ése fue el mecanismo elegido por
muchas grandes corporaciones para retener y entusiasmar a sus altos ejecutivos
sin alterar demasiado la hoja de ganancias y pérdidas.

Para las empresas esos instrumentos eran tentadores porque no costaban nada
y porque daban la sensación de poner la propiedad en manos de los empleados
(altos ejecutivos incluidos). Durante años los expertos en finanzas debatieron
sobre la forma de tratar esas opciones en los balances de las empresas. Pero
el debate, relativamente tranquilo durante largo tiempo, se revolucionó
el año pasado con la ola de escándalos contables en firmas como
Enron, WorldCom y Global Crossing. Muchos observadores ahora acusan a las opciones
de promover el engaño y la codicia. Como el valor de esas opciones dependía
de los "resultados", hubo muchos CEO, CFO y otros que se sintieron
tentados a introducir cierto "maquillaje" en los libros contables
para mostrar los mejores resultados.

La "stock option" – dice ahora el departamento de estándares
contables — es un gasto porque al empleado se le está dando un valor
de la compañía. Y hay que asentarlo como tal. Las tecnológicas
no están de acuerdo. Dicen que contabilizar las opciones como gasto conduce
a error. En primer lugar porque generan efectivo. Cuando los empleados ejercen
su derecho de convertirlas en efectivo, pagan a la firma el precio prefijado.
Si ese día la acción vale más, gana el empleado. Si ese
día la acción vale menos, gana la compañía. Además,
dicen, una stock option no significa nada si su poseedor no la ejercita
antes de su fecha de expiración, casi siempre 10 años a partir
de la fecha en que se otorga.

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