Cooperación y negocios en red

El marketing ingresa de forma acelerada en los ámbitos de las poblaciones tradicionales, pequeñas industrias y sectores menores de la agricultura a través de la interacción con Internet.

14 octubre, 2000

El año 2000 será recordado como el año que crea una división en la historia del marketing digital en Estados Unidos: las comunicaciones interactivas dejaron de pertenecer exclusivamente a la casta de quienes están acostumbrados a adoptar las últimas tecnologías en las sofisticadas regiones de las costas Este y Oeste para entrar en la vida de los consumidores de poblaciones tradicionales, más pequeñas, industriales o agrícolas.

Esta irrupción no es accidental. En primer lugar, es resultado del avance de la tecnología hacia productos y servicios cada día más útiles, accesibles y fáciles de entender.

Pero quienes trabajan con el marketing digital pueden estar orgullosos de que también tuvieron mucho que ver con esta difusión.

En formas como no parecía posible hace dos años, todos en la industria de marketing por fin decidieron trabajar juntos para hacer sentir al consumidor cómodo con Internet y con otras tecnologías, permitiendo así que la gente confíe en los mensajes que recibe a través de los medios digitales.

Esta industria está comprometida con el interés colectivo a largo plazo por encima de los intereses especiales a corto plazo. Además, considera con justificación que el centro del marketing digital en el futuro es el consumidor.

Hace dos años, fue precisamente de esto que trató la Cumbre de Inversiones de la Publicidad del Futuro (FAST): aceptación del consumidor y acción colectiva de la industria.

Además de muchas otras cosas, en la cumbre se tuvo la oportunidad de desenredar el nudo gordiano de los intereses especiales que impedían realizar progresos en el marketing digital.

Los marketineros se vieron obligados a realizar progresos a fin de finalizar, adoptar, poner en vigor y comunicar principios de seguridad y privacidad del consumidor. La industria se vio obligada a difundir la información del consumidor sobre parámetros modelos de publicidad claves.

Obligados también a estudiar cómo el consumidor va modificando su aceptación basándose en los ambientes de medios on line y en las formas de pensar de los medios.

Este año, el marketing digital se prepara para alcanzar todas esas metas. Mas aun queda mucho por hacer. Porque mientras más rápido se avance, más rápido se mueven la tecnología y las opciones para el consumidor.

Hace cinco años, ¿quien hubiera imaginado que millones de consumidores querrían comprar boletos de avión por algo que luego se llamaría subasta inversa desde su PC? ¿O que los adolescentes estadounidenses se sentirían unos tontos si no tuvieran algún dispositivo de comunicación personal en los enormes bolsillos de sus vaqueros? ¿O que el precio de una PC de última generación llegaría a bajar tanto hasta costar igual que un juego de neumáticos para nieve?

Los nuevos modelos publicitarios brotan sin parar y, tras bastidores, todavía queda por hacer una buena cantidad de trabajo pragmático si se pretende seguir avanzado.

Específicamente, los modelos publicitarios por e-mail y servicios inalámbricos, por ejemplo, necesitan órdenes de inserción, medición de audiencia y guías de efectividad que tengan sentido tanto para anunciantes como para publicistas.

La buena noticia es que anunciantes y publicistas se han despertado y están conscientes del tremendo potencial asociado con el solo hecho de establecer los lineamientos.

En comparación con este potencial, nuestras diferencias con respecto a lo que cuenta como una impresión, cómo funciona una orden de inserción, qué se considera un modelo publicitario, parecen disputas absurdas, como discutir por ejemplo, cuántos ángeles pueden bailar sobre la cabeza de un alfiler.

Durante los primeros años de la televisión, en 1950, menos de 3% de la publicidad utilizó este medio. Cinco años más tarde, la TV era el nuevo medio dominante para llegar al consumidor, y desde entonces este dominio se mantuvo.

Esto se debió a que la industria se unió para determinar los mecanismos que debían ser aplicados para demostrar a los anunciantes qué era lo que estaban comprando y cuán valioso era esto para ellos.

Hoy se observa dentro de la industria una clara voluntad de colaborar de manera conjunta para responder a estas cuestiones básicas. La industria se ha comprometido a dar los recursos para lograr que esto se haga.

Anunciantes tradicionales y on line ofrecen perspectivas diversas para hacer que esta actividad tenga sentido para todos.

Desde el lugar de los profesionales de marketing, parece claro que luego de algunos intentos iniciales de aproximaciones, cada uno por su lado, al futuro del marketing digital, la industria ahora habla en serio cuando dice que tratará el futuro más bien como una carrera de relevos, en la cual la posta se entrega al corredor más apto para ganar cada tramo de la carrera. Así es como debería ser.

El año 2000 será recordado como el año que crea una división en la historia del marketing digital en Estados Unidos: las comunicaciones interactivas dejaron de pertenecer exclusivamente a la casta de quienes están acostumbrados a adoptar las últimas tecnologías en las sofisticadas regiones de las costas Este y Oeste para entrar en la vida de los consumidores de poblaciones tradicionales, más pequeñas, industriales o agrícolas.

Esta irrupción no es accidental. En primer lugar, es resultado del avance de la tecnología hacia productos y servicios cada día más útiles, accesibles y fáciles de entender.

Pero quienes trabajan con el marketing digital pueden estar orgullosos de que también tuvieron mucho que ver con esta difusión.

En formas como no parecía posible hace dos años, todos en la industria de marketing por fin decidieron trabajar juntos para hacer sentir al consumidor cómodo con Internet y con otras tecnologías, permitiendo así que la gente confíe en los mensajes que recibe a través de los medios digitales.

Esta industria está comprometida con el interés colectivo a largo plazo por encima de los intereses especiales a corto plazo. Además, considera con justificación que el centro del marketing digital en el futuro es el consumidor.

Hace dos años, fue precisamente de esto que trató la Cumbre de Inversiones de la Publicidad del Futuro (FAST): aceptación del consumidor y acción colectiva de la industria.

Además de muchas otras cosas, en la cumbre se tuvo la oportunidad de desenredar el nudo gordiano de los intereses especiales que impedían realizar progresos en el marketing digital.

Los marketineros se vieron obligados a realizar progresos a fin de finalizar, adoptar, poner en vigor y comunicar principios de seguridad y privacidad del consumidor. La industria se vio obligada a difundir la información del consumidor sobre parámetros modelos de publicidad claves.

Obligados también a estudiar cómo el consumidor va modificando su aceptación basándose en los ambientes de medios on line y en las formas de pensar de los medios.

Este año, el marketing digital se prepara para alcanzar todas esas metas. Mas aun queda mucho por hacer. Porque mientras más rápido se avance, más rápido se mueven la tecnología y las opciones para el consumidor.

Hace cinco años, ¿quien hubiera imaginado que millones de consumidores querrían comprar boletos de avión por algo que luego se llamaría subasta inversa desde su PC? ¿O que los adolescentes estadounidenses se sentirían unos tontos si no tuvieran algún dispositivo de comunicación personal en los enormes bolsillos de sus vaqueros? ¿O que el precio de una PC de última generación llegaría a bajar tanto hasta costar igual que un juego de neumáticos para nieve?

Los nuevos modelos publicitarios brotan sin parar y, tras bastidores, todavía queda por hacer una buena cantidad de trabajo pragmático si se pretende seguir avanzado.

Específicamente, los modelos publicitarios por e-mail y servicios inalámbricos, por ejemplo, necesitan órdenes de inserción, medición de audiencia y guías de efectividad que tengan sentido tanto para anunciantes como para publicistas.

La buena noticia es que anunciantes y publicistas se han despertado y están conscientes del tremendo potencial asociado con el solo hecho de establecer los lineamientos.

En comparación con este potencial, nuestras diferencias con respecto a lo que cuenta como una impresión, cómo funciona una orden de inserción, qué se considera un modelo publicitario, parecen disputas absurdas, como discutir por ejemplo, cuántos ángeles pueden bailar sobre la cabeza de un alfiler.

Durante los primeros años de la televisión, en 1950, menos de 3% de la publicidad utilizó este medio. Cinco años más tarde, la TV era el nuevo medio dominante para llegar al consumidor, y desde entonces este dominio se mantuvo.

Esto se debió a que la industria se unió para determinar los mecanismos que debían ser aplicados para demostrar a los anunciantes qué era lo que estaban comprando y cuán valioso era esto para ellos.

Hoy se observa dentro de la industria una clara voluntad de colaborar de manera conjunta para responder a estas cuestiones básicas. La industria se ha comprometido a dar los recursos para lograr que esto se haga.

Anunciantes tradicionales y on line ofrecen perspectivas diversas para hacer que esta actividad tenga sentido para todos.

Desde el lugar de los profesionales de marketing, parece claro que luego de algunos intentos iniciales de aproximaciones, cada uno por su lado, al futuro del marketing digital, la industria ahora habla en serio cuando dice que tratará el futuro más bien como una carrera de relevos, en la cual la posta se entrega al corredor más apto para ganar cada tramo de la carrera. Así es como debería ser.

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