Conviene cuidar el capital intelectual

Han cambiado las reglas del juego. Muchos especialistas sostienen hoy que medir el capital intelectual es más importante que medir costos y ganancias.

22 octubre, 2000

En esta era post industrial, de conocimiento intensivo, hipercompetitiva, en la que se explotan mercados globales, una compañía debe saber cuidar y desarrollar su capital intelectual para conseguir una ventaja frente a sus competidores.

¿Qué es? Capital intelectual es mucho más que patentes, derechos de autor y otras formas de propiedad intelectual.

Es la suma y la sinergia de todos los conocimientos que reúne una compañía, toda la experiencia acumulada en sus integrantes, todo lo que ha conseguido en términos de relaciones, procesos, descubrimientos, innovaciones, presencia en el mercado e influencia en la comunidad.

Según William Miller, autor de un libro titulado Cómo inspirar creatividad donde trabajamos, el capital intelectual tiene cuatro componentes –capital humano, capital de renovación, capital estructural y capital relacional– que corresponden a las cuatro formas de crear ventaja sostenible y de convertirse en líder del ramo.

Basándose en esos componentes, los ejecutivos tienen la responsabilidad de expandir la inteligencia, fomentar la innovación y ejercer integridad: tres competencias centrales del capital intelectual.

El conocimiento es un aspecto del capital intelectual pero no es lo mismo que inteligencia.

Conocimiento es una síntesis de la información, mientras inteligencia es lo que hace falta para crear conocimiento.

Inteligencia implica que existen las habilidades necesarias para aprender, transferir conocimiento, razonar, ver lo que es posible, encontrar nuevas interpretaciones, generar alternativas y tomar decisiones sabias.

Al expandir la inteligencia se genera capital intelectual creando nuevo conocimiento, o sea la “materia prima” que permite a las personas innovar creando nuevos productos, servicios, procesos y métodos gerenciales.

Para comprender le necesidad de expandir inteligencia y crear conocimiento nuevo es conveniente ver cada producto, servicio y proceso de trabajo como un “paquete de conocimiento”.

Por ejemplo, un zapato deportivo Nike es inteligencia envuelta en la capacidad para hacer zapatos que se adapten al pie humano (un zapato más inteligente) complementada por el conocimiento especial para fabricar y distribuir el producto.

¿Cómo se genera innovación, el principal subproducto de la inteligencia? Este proceso es vital porque la innovación es el medio por el cual el capital intelectual produce nueva riqueza.

En las industrias antiguas esto es especialmente difícil. Deben adaptar sus prácticas, técnicas y métodos de ventas a un conjunto de tecnologías completamente diferentes de las que conocen.

Hay temores y cuestiones emocionales. Los héroes en estos casos deben confrontar el miedo y el riesgo para conseguir el gol, pero sólo podrán superar los obstáculos si logran inspirar fe y auto confianza.

El resultado de la batalla contra el miedo y el riesgo está plagado de incertidumbres.

El capital intelectual prospera en las relaciones con alto nivel de integridad. En realidad, la integridad es el fundamento de la ventaja estratégica porque la creación de conocimiento, la innovación y la colaboración del cliente dependen de ella.

Pero integridad significa mucho más que ética, significa unicidad. En última instancia, es una coincidencia entre pensamiento, palabra y obra.

Comienza cuando la persona conoce su propio objetivo y visión en la vida, y luego acomoda todas sus acciones según ese punto de referencia.

A nivel de la empresa ocurre lo mismo. Quienes quieren desarrollar capital intelectual y manejar conocimiento deben ser personas íntegras y colaboradoras, dos condiciones esenciales para crear y transferir nuevo conocimiento y crear e implementar innovación.

Con ese fin, un ejecutivo debe ejercer la integridad en tres niveles: a) consigo mismo, para actuar a la vez según su corazón, su mente y su objetivo; b) con otros, para comunicar con autenticidad e interés; y c) con la humanidad, para vivir de acuerdo a los valores humanos fundamentales.

El gran desafío para los ejecutivos es poder desarrollar, en toda la compañía, las tres competencias centrales del capital intelectual y eso implica diálogo.

El conocimiento se crea y se transfiere a través de la conversación, y los líderes deben dominar el arte de fomentar el diálogo entre los miembros del equipo.

En esta era post industrial, de conocimiento intensivo, hipercompetitiva, en la que se explotan mercados globales, una compañía debe saber cuidar y desarrollar su capital intelectual para conseguir una ventaja frente a sus competidores.

¿Qué es? Capital intelectual es mucho más que patentes, derechos de autor y otras formas de propiedad intelectual.

Es la suma y la sinergia de todos los conocimientos que reúne una compañía, toda la experiencia acumulada en sus integrantes, todo lo que ha conseguido en términos de relaciones, procesos, descubrimientos, innovaciones, presencia en el mercado e influencia en la comunidad.

Según William Miller, autor de un libro titulado Cómo inspirar creatividad donde trabajamos, el capital intelectual tiene cuatro componentes –capital humano, capital de renovación, capital estructural y capital relacional– que corresponden a las cuatro formas de crear ventaja sostenible y de convertirse en líder del ramo.

Basándose en esos componentes, los ejecutivos tienen la responsabilidad de expandir la inteligencia, fomentar la innovación y ejercer integridad: tres competencias centrales del capital intelectual.

El conocimiento es un aspecto del capital intelectual pero no es lo mismo que inteligencia.

Conocimiento es una síntesis de la información, mientras inteligencia es lo que hace falta para crear conocimiento.

Inteligencia implica que existen las habilidades necesarias para aprender, transferir conocimiento, razonar, ver lo que es posible, encontrar nuevas interpretaciones, generar alternativas y tomar decisiones sabias.

Al expandir la inteligencia se genera capital intelectual creando nuevo conocimiento, o sea la “materia prima” que permite a las personas innovar creando nuevos productos, servicios, procesos y métodos gerenciales.

Para comprender le necesidad de expandir inteligencia y crear conocimiento nuevo es conveniente ver cada producto, servicio y proceso de trabajo como un “paquete de conocimiento”.

Por ejemplo, un zapato deportivo Nike es inteligencia envuelta en la capacidad para hacer zapatos que se adapten al pie humano (un zapato más inteligente) complementada por el conocimiento especial para fabricar y distribuir el producto.

¿Cómo se genera innovación, el principal subproducto de la inteligencia? Este proceso es vital porque la innovación es el medio por el cual el capital intelectual produce nueva riqueza.

En las industrias antiguas esto es especialmente difícil. Deben adaptar sus prácticas, técnicas y métodos de ventas a un conjunto de tecnologías completamente diferentes de las que conocen.

Hay temores y cuestiones emocionales. Los héroes en estos casos deben confrontar el miedo y el riesgo para conseguir el gol, pero sólo podrán superar los obstáculos si logran inspirar fe y auto confianza.

El resultado de la batalla contra el miedo y el riesgo está plagado de incertidumbres.

El capital intelectual prospera en las relaciones con alto nivel de integridad. En realidad, la integridad es el fundamento de la ventaja estratégica porque la creación de conocimiento, la innovación y la colaboración del cliente dependen de ella.

Pero integridad significa mucho más que ética, significa unicidad. En última instancia, es una coincidencia entre pensamiento, palabra y obra.

Comienza cuando la persona conoce su propio objetivo y visión en la vida, y luego acomoda todas sus acciones según ese punto de referencia.

A nivel de la empresa ocurre lo mismo. Quienes quieren desarrollar capital intelectual y manejar conocimiento deben ser personas íntegras y colaboradoras, dos condiciones esenciales para crear y transferir nuevo conocimiento y crear e implementar innovación.

Con ese fin, un ejecutivo debe ejercer la integridad en tres niveles: a) consigo mismo, para actuar a la vez según su corazón, su mente y su objetivo; b) con otros, para comunicar con autenticidad e interés; y c) con la humanidad, para vivir de acuerdo a los valores humanos fundamentales.

El gran desafío para los ejecutivos es poder desarrollar, en toda la compañía, las tres competencias centrales del capital intelectual y eso implica diálogo.

El conocimiento se crea y se transfiere a través de la conversación, y los líderes deben dominar el arte de fomentar el diálogo entre los miembros del equipo.

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