Co-creación de productos entre empresa y clientes

Diseñar aprovechando ideas del público es una nueva tendencia que la publicación especializada Trendwatching ha llamado “customer-made”. La tendencia marca una ruptura violenta con el anterior modelo de creación, de adentro de la empresa, hacia afuera.

10 mayo, 2006

La tendencia se afianza no tanto porque todo tenga que ser, o vaya a ser, co-creado
en el futuro, sino porque aprovechar las experiencias, habilidades e ingenio de
cientos de millones de consumidores en todo el mundo es un enfoque totalmente
diferente de aquel proceso introspectivo, donde las innovaciones de las empresas
productoras se imponía al público consumidor en todos los rincones
del planeta.

Pero las tendencias no son nunca fenómenos repentinos sino procesos que
evolucionan a lo largo del tiempo. Algunas merecen ser vigiladas durante años,
especialmente si representan una nueva definición de lo que constituye
valor para los consumidores. Según Trendwatching, la tendencia CUSTOMER-MADE,
o sea crear con colaboración con los clientes, es una de las más
interesantes para seguir.

Los expertos definen el concepto “HECHO POR EL CLIENTE” diciendo que
es “el fenómeno por el cual las empresas crean bienes, servicios y
experiencias en íntima cooperación con consumidores creativos, aprovechando
su capital intelectual, y dándoles a cambio una intervención directa
en lo que se produce, fabrica, desarrolla, diseña, procesa, o se da en
servicio.”

Dan, también, varias razones por las cuales a ambas partes podría
interesarles la co-creación: En primer lugar, dicen, hay una cuestión
de estatus: a la gente le gusta que la vean, le encanta hacer gala de sus habilidades
o ideas creativas. Además, porque algo en lo que ha tenido participación
activa (y por lo cual se los premia) debería garantizar productos, servicios
y experiencias hechas a la medida de sus necesidades. Obtener una recompensa o
incluso una ganancia por ayudar a una compañía a desarrollar “la
futura gran novedad” es una tentación irresistible. Pero eso no es
todo, parecería que, curiosamente, esta nueva modalidad estaría
convirtiéndose en un gran vehículo para dar empleo, pues ayuda a
las empresas a reclutar un diseñador original o un brillante estratega.

Por último, están el placer y la satisfacción que se derivan
de hacer y crear, especialmente si uno participa en la co-creación con
marcas que uno admira y respeta.

Lo que la tendencia “no es”

No es recibir aportes sin contestarlos. No es “hágalo-usted-mismo”.
No es “customización”, ni siguiera personalización, porque
todas esas acciones tienen lugar después de que las empresas han decidido
cuáles son las características básicas, qué productos,
servicios y experiencias quieren entregar a los consumidores.

Desarrollo del producto

La forma más fácil en que las marcas pueden entrar al CUSTOMER-MADE
y aprovechar el “cerebro de la humanidad” es anunciando concursos
para el desarrollo de un producto o servicio, abiertos a los consumidores de
todo el mundo. Las últimas ya realizadas van más allá de
la trillada fórmula “envíenos una idea, gánese un
premio y no espere que realmente hagamos algo con ella”.

El “Concept Lounge” de Nokia, realizado a mediados de 2005, invitaba
a diseñadores en el Benelux a compartir ideas y diseño para un
nuevo teléfono elegante y original que quería presentar la compañía.
Le llegaron propuestas de todo el globo, y el ganador fue un diseñador
turco, Tamer Nakisci. Su teléfono, el Nokia 888, tiene la forma de una
banda metálica que se usa alrededor de la muñeca como si fuera
una pulsera.

Y lo que sirvió para un teléfono, sirvió también
para el café. La competencia de diseño 2005 para Nespresso tenía
como objetivo imaginar el futuro de los rituales del café y generó
como resultado originalidades como la cafetera Nespresso InCar (para hacer y
tomar café mientras se viaja en auto) y Nespresso Chipcard, una tarjeta
que guarda las preferencias de los individuos que ser registran y, cuando las
insertan en una máquina expendedora, se comunica con una base de datos
central para preparar una taza de café personalizado.

La tendencia se afianza no tanto porque todo tenga que ser, o vaya a ser, co-creado
en el futuro, sino porque aprovechar las experiencias, habilidades e ingenio de
cientos de millones de consumidores en todo el mundo es un enfoque totalmente
diferente de aquel proceso introspectivo, donde las innovaciones de las empresas
productoras se imponía al público consumidor en todos los rincones
del planeta.

Pero las tendencias no son nunca fenómenos repentinos sino procesos que
evolucionan a lo largo del tiempo. Algunas merecen ser vigiladas durante años,
especialmente si representan una nueva definición de lo que constituye
valor para los consumidores. Según Trendwatching, la tendencia CUSTOMER-MADE,
o sea crear con colaboración con los clientes, es una de las más
interesantes para seguir.

Los expertos definen el concepto “HECHO POR EL CLIENTE” diciendo que
es “el fenómeno por el cual las empresas crean bienes, servicios y
experiencias en íntima cooperación con consumidores creativos, aprovechando
su capital intelectual, y dándoles a cambio una intervención directa
en lo que se produce, fabrica, desarrolla, diseña, procesa, o se da en
servicio.”

Dan, también, varias razones por las cuales a ambas partes podría
interesarles la co-creación: En primer lugar, dicen, hay una cuestión
de estatus: a la gente le gusta que la vean, le encanta hacer gala de sus habilidades
o ideas creativas. Además, porque algo en lo que ha tenido participación
activa (y por lo cual se los premia) debería garantizar productos, servicios
y experiencias hechas a la medida de sus necesidades. Obtener una recompensa o
incluso una ganancia por ayudar a una compañía a desarrollar “la
futura gran novedad” es una tentación irresistible. Pero eso no es
todo, parecería que, curiosamente, esta nueva modalidad estaría
convirtiéndose en un gran vehículo para dar empleo, pues ayuda a
las empresas a reclutar un diseñador original o un brillante estratega.

Por último, están el placer y la satisfacción que se derivan
de hacer y crear, especialmente si uno participa en la co-creación con
marcas que uno admira y respeta.

Lo que la tendencia “no es”

No es recibir aportes sin contestarlos. No es “hágalo-usted-mismo”.
No es “customización”, ni siguiera personalización, porque
todas esas acciones tienen lugar después de que las empresas han decidido
cuáles son las características básicas, qué productos,
servicios y experiencias quieren entregar a los consumidores.

Desarrollo del producto

La forma más fácil en que las marcas pueden entrar al CUSTOMER-MADE
y aprovechar el “cerebro de la humanidad” es anunciando concursos
para el desarrollo de un producto o servicio, abiertos a los consumidores de
todo el mundo. Las últimas ya realizadas van más allá de
la trillada fórmula “envíenos una idea, gánese un
premio y no espere que realmente hagamos algo con ella”.

El “Concept Lounge” de Nokia, realizado a mediados de 2005, invitaba
a diseñadores en el Benelux a compartir ideas y diseño para un
nuevo teléfono elegante y original que quería presentar la compañía.
Le llegaron propuestas de todo el globo, y el ganador fue un diseñador
turco, Tamer Nakisci. Su teléfono, el Nokia 888, tiene la forma de una
banda metálica que se usa alrededor de la muñeca como si fuera
una pulsera.

Y lo que sirvió para un teléfono, sirvió también
para el café. La competencia de diseño 2005 para Nespresso tenía
como objetivo imaginar el futuro de los rituales del café y generó
como resultado originalidades como la cafetera Nespresso InCar (para hacer y
tomar café mientras se viaja en auto) y Nespresso Chipcard, una tarjeta
que guarda las preferencias de los individuos que ser registran y, cuando las
insertan en una máquina expendedora, se comunica con una base de datos
central para preparar una taza de café personalizado.

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