Carisma y ética

El líder carismático aparece en tiempos de crisis encarnando valores nuevos -- casi siempre anti-establishment-- y provoca obediencia y apasionamiento. El carisma ejerce una autoridad que deriva del convencimiento profundo del líder.

8 marzo, 2001

Desde el principio de la historia filósofos y maestros aceptaron la existencia del liderazgo carismático e intentaron esclarecer su origen y definir su carácter. Para Platón el verdadero líder ostentaba una especie de don de origen divino y combinaba poder con un deseo de búsqueda de la verdad. Max Weber trabajó sobre esa idea y le agregó, como componente esencial, la capacidad de ser adquirida por voluntad propia.

Los líderes carismáticos se designan a sí mismos para ejercer el poder convencidos de que es su destino y atraen de esa forma a enormes cuadros de seguidores voluntariosos y entusiastas. Suelen aparecer en tiempos de crisis social, asociándose a valores nuevos y, por lo general, “anti- establishment” que dan origen a respuestas psicológicas apasionadas, obedientes y devotas. El carisma ejerce una autoridad que deriva puramente del convencimiento, y es tan fundamental como personal.

Investigaciones más recientes sobre el fenómeno del liderazgo carismático desestiman sus cualidades místicas y revolucionarias en favor de su proceso en contextos organizacionales. Las teorías de liderazgo suelen clasificar la naturaleza del rol como transaccional, es decir, como una transacción entre líder y seguidores en la cual el líder inspira la acción al establecer roles que clarifican, o transforman; una relación de carácter “inspirador” que lleva a los seguidores a trabajar más allá del interés personal y por el bien común.

A esta segunda categoría pertenecen líderes “carismáticos” como Lee Iacocca y la Madre Teresa, cuyas personalidades aumentan notablemente el valor del trabajo que inspiran.

Lo que separa al liderazgo carismático del liderazgo en general son ciertos atributos: abrumador sentimiento de misión, de total auto – confianza, de resistencia, un plan para escapar del status quo y un fuerte ejemplo personal.

El líder carismático debe poder imprimir en sus seguidores la verdad de su visión y esto a veces se lleva a cabo de manera algo teatral. El carisma invariablemente implica un nivel de peligro social para los seguidores que aceptan como verdad las convicciones de un líder irracional y delirante.

La importancia del liderazgo carismático en el mundo moderno es frecuente tema de debate. Las tecnologías de comunicación de masas han sido el instrumento ieal para crear el fenómeno moderno de líderes pseudo – carismáticos. La capacitación en oratoria, el manejo inteligente del escenario y la publicidad omnipresente pueden producir una aureola muy similar a la personalidad extraordinaria que caracteriza al verdadero carisma personal. Algunos escritores dicen que esto no es falso carisma sino una versión moderna de carisma, más dispersa pero igualmente potente.

Los líderes carismáticos deben cultivar o adoptar estrategias de comunicación retóricas y persuasivas para motivar a sus seguidores. Este peligroso cóctel de persuasión con propaganda y lavado de cerebro, combinados con las relaciones personales que inspiran los líderes, a menudo provocan acusaciones de manipulación. Los líderes carismáticos más diabólicos como Hitler y Charles Manson nos recuerdan la fuerte relación que existe entre ética y carisma.

Las teorías racionales sobre ética, al buscar definir qué está bien a través de principios y mediciones, tienden a adoptar un rol de protección cuando consideran el poder del carisma. Esas instancias éticas siguen algunas formas básicas. La deontología*, tal como la define Kant, dice que la razón humana es la única base posible para la moralidad y que la buena voluntad puede ser universalizada. El utilitarismo evalúa todos los problemas éticos según la manera en que pueden hacer el bien a mayor número de personas.

Las virtudes éticas separan las obligaciones profesionales de las preocupaciones morales cotidianas. La ética posmoderna, por el contrario, no está gobernada por ninguna medición objetiva, sólo es relativa a la sociedad que la crea.

Teorías más emocionales surgen de la perspectiva posmoderna y sugieren que las personas adoptan una conducta “ética” convencional simplemente porque sería socialmente incómodo hacer otra cosa. La conducta inconveniente, como la del líder carismático, debe ser normalizada y presentada positivamente para que sea aceptada por la sociedad entera. Los líderes carismáticos adoptan tácticas de “management efectista”, escribiendo su libreto y actuándolo cuidadosamente para hacer más digerible a sus seguidores su postura no-convencional.

Para graficar las ideas sobre modelos de liderazgo empresarial suelen usarse metáforas deportivas. El liderazgo deportivo, donde se responsabiliza a los entrenadores las victorias y las derrotas de los equipos, aporta un contexto interesante en el cual estudiar la naturaleza del liderazgo carismático.

Curt “Curre” Lindström, jefe de entrenadores del equipo de hockey de hielo de Finlandia en los años ’90, sacó al equipo del fracaso para llevarlo a la conquista del campeonato mundial en 1995. Héroe para el público y padre cariñoso para su equipo, Lindström ejemplifica muchas de las características del moderno líder carismático. A saber:

* Aparece en tiempo de crisis. Forastero por nacionalidad, Lindström llegó de Suecia en un momento de recesión económica en Finlandia y de fracasos para el equipo de hockey. Para sus atribulados seguidores, se convirtió en el punto focal para la posibilidad de cambio.

* Resiste el status quo. Lindström quebró la vieja cultura del temor al fracaso, de arriesgar poco y de baja autoestima al introducir lo que sus seguidores verían como un método novedoso de entrenamiento.

* Ejerce la teatralidad. Aunque no hablaba finlandés, Lindström tenía un gran estilo retórico cuando hablaba a sus jugadores y al público. Tenía gestos que llamaban la atención, como el de escribir cartas a cada uno de los jugadores antes de los grandes partidos.

* Practica el management efectista. Lindström marcó un estilo al hacer cosas como no dejar subir al autobús a los jugadores que llegaban tarde. También hizo alarde de las cualidades profundamente finlandesas de humildad y silencio.

* Tiene influencia con los medios. Como la mayoría de los líderes carismáticos modernos, la influencia de Lindström tuvo vida corta. Creció ante el público mientras el equipo triunfaba, pero fue criticado y luego ignorado por los medios poco después de que el equipo empezara a perder.

El equipo de Lindstrom demuestra ampliamente que el liderazgo carismático moderno es situacional y depende fuertemente de la aceptación de seguidores. Aplicar el relativismo posmoderno al estudio del carisma permite una variedad de nuevas perspectivas sobre lo que a menudo se ha considerado una relación peligrosa y manipuladora entre líder y seguidores. Concebido como un lazo basado en la confianza líder – seguidor, el carisma en las organizaciones puede ser una fuerza emocional poderosa para el cambio positivo. El carácter emocional de la relación exige tomar en consideración temas de control, subordinación y hasta de género. Pero la intimidad y la confianza mutua que se establece entre líder y seguidores puede tener resultados y consecuencias diarias positivas.

* Deontología: ciencia que estudia el deber y la teoría de las normas sociales, ya sea de manera genérica, ya sea el de un grupo humano determinado. (Laroussse. Gran diccionario usual de la lengua española)

Extracto del artículo titulado Charismatic leadership, manipulation and the complexity of organizational life, publicado originalmente en el Journal of Workplace Learning: Employee Counselling Today, Vol. 12 N° 4, 2000.

Sus autores son Iiris Aaltio-Marjosola de Lappeenranta University of Technology, Finlandia y Tuomo Takala de Jyväskylä University, Finland.

Desde el principio de la historia filósofos y maestros aceptaron la existencia del liderazgo carismático e intentaron esclarecer su origen y definir su carácter. Para Platón el verdadero líder ostentaba una especie de don de origen divino y combinaba poder con un deseo de búsqueda de la verdad. Max Weber trabajó sobre esa idea y le agregó, como componente esencial, la capacidad de ser adquirida por voluntad propia.

Los líderes carismáticos se designan a sí mismos para ejercer el poder convencidos de que es su destino y atraen de esa forma a enormes cuadros de seguidores voluntariosos y entusiastas. Suelen aparecer en tiempos de crisis social, asociándose a valores nuevos y, por lo general, “anti- establishment” que dan origen a respuestas psicológicas apasionadas, obedientes y devotas. El carisma ejerce una autoridad que deriva puramente del convencimiento, y es tan fundamental como personal.

Investigaciones más recientes sobre el fenómeno del liderazgo carismático desestiman sus cualidades místicas y revolucionarias en favor de su proceso en contextos organizacionales. Las teorías de liderazgo suelen clasificar la naturaleza del rol como transaccional, es decir, como una transacción entre líder y seguidores en la cual el líder inspira la acción al establecer roles que clarifican, o transforman; una relación de carácter “inspirador” que lleva a los seguidores a trabajar más allá del interés personal y por el bien común.

A esta segunda categoría pertenecen líderes “carismáticos” como Lee Iacocca y la Madre Teresa, cuyas personalidades aumentan notablemente el valor del trabajo que inspiran.

Lo que separa al liderazgo carismático del liderazgo en general son ciertos atributos: abrumador sentimiento de misión, de total auto – confianza, de resistencia, un plan para escapar del status quo y un fuerte ejemplo personal.

El líder carismático debe poder imprimir en sus seguidores la verdad de su visión y esto a veces se lleva a cabo de manera algo teatral. El carisma invariablemente implica un nivel de peligro social para los seguidores que aceptan como verdad las convicciones de un líder irracional y delirante.

La importancia del liderazgo carismático en el mundo moderno es frecuente tema de debate. Las tecnologías de comunicación de masas han sido el instrumento ieal para crear el fenómeno moderno de líderes pseudo – carismáticos. La capacitación en oratoria, el manejo inteligente del escenario y la publicidad omnipresente pueden producir una aureola muy similar a la personalidad extraordinaria que caracteriza al verdadero carisma personal. Algunos escritores dicen que esto no es falso carisma sino una versión moderna de carisma, más dispersa pero igualmente potente.

Los líderes carismáticos deben cultivar o adoptar estrategias de comunicación retóricas y persuasivas para motivar a sus seguidores. Este peligroso cóctel de persuasión con propaganda y lavado de cerebro, combinados con las relaciones personales que inspiran los líderes, a menudo provocan acusaciones de manipulación. Los líderes carismáticos más diabólicos como Hitler y Charles Manson nos recuerdan la fuerte relación que existe entre ética y carisma.

Las teorías racionales sobre ética, al buscar definir qué está bien a través de principios y mediciones, tienden a adoptar un rol de protección cuando consideran el poder del carisma. Esas instancias éticas siguen algunas formas básicas. La deontología*, tal como la define Kant, dice que la razón humana es la única base posible para la moralidad y que la buena voluntad puede ser universalizada. El utilitarismo evalúa todos los problemas éticos según la manera en que pueden hacer el bien a mayor número de personas.

Las virtudes éticas separan las obligaciones profesionales de las preocupaciones morales cotidianas. La ética posmoderna, por el contrario, no está gobernada por ninguna medición objetiva, sólo es relativa a la sociedad que la crea.

Teorías más emocionales surgen de la perspectiva posmoderna y sugieren que las personas adoptan una conducta “ética” convencional simplemente porque sería socialmente incómodo hacer otra cosa. La conducta inconveniente, como la del líder carismático, debe ser normalizada y presentada positivamente para que sea aceptada por la sociedad entera. Los líderes carismáticos adoptan tácticas de “management efectista”, escribiendo su libreto y actuándolo cuidadosamente para hacer más digerible a sus seguidores su postura no-convencional.

Para graficar las ideas sobre modelos de liderazgo empresarial suelen usarse metáforas deportivas. El liderazgo deportivo, donde se responsabiliza a los entrenadores las victorias y las derrotas de los equipos, aporta un contexto interesante en el cual estudiar la naturaleza del liderazgo carismático.

Curt “Curre” Lindström, jefe de entrenadores del equipo de hockey de hielo de Finlandia en los años ’90, sacó al equipo del fracaso para llevarlo a la conquista del campeonato mundial en 1995. Héroe para el público y padre cariñoso para su equipo, Lindström ejemplifica muchas de las características del moderno líder carismático. A saber:

* Aparece en tiempo de crisis. Forastero por nacionalidad, Lindström llegó de Suecia en un momento de recesión económica en Finlandia y de fracasos para el equipo de hockey. Para sus atribulados seguidores, se convirtió en el punto focal para la posibilidad de cambio.

* Resiste el status quo. Lindström quebró la vieja cultura del temor al fracaso, de arriesgar poco y de baja autoestima al introducir lo que sus seguidores verían como un método novedoso de entrenamiento.

* Ejerce la teatralidad. Aunque no hablaba finlandés, Lindström tenía un gran estilo retórico cuando hablaba a sus jugadores y al público. Tenía gestos que llamaban la atención, como el de escribir cartas a cada uno de los jugadores antes de los grandes partidos.

* Practica el management efectista. Lindström marcó un estilo al hacer cosas como no dejar subir al autobús a los jugadores que llegaban tarde. También hizo alarde de las cualidades profundamente finlandesas de humildad y silencio.

* Tiene influencia con los medios. Como la mayoría de los líderes carismáticos modernos, la influencia de Lindström tuvo vida corta. Creció ante el público mientras el equipo triunfaba, pero fue criticado y luego ignorado por los medios poco después de que el equipo empezara a perder.

El equipo de Lindstrom demuestra ampliamente que el liderazgo carismático moderno es situacional y depende fuertemente de la aceptación de seguidores. Aplicar el relativismo posmoderno al estudio del carisma permite una variedad de nuevas perspectivas sobre lo que a menudo se ha considerado una relación peligrosa y manipuladora entre líder y seguidores. Concebido como un lazo basado en la confianza líder – seguidor, el carisma en las organizaciones puede ser una fuerza emocional poderosa para el cambio positivo. El carácter emocional de la relación exige tomar en consideración temas de control, subordinación y hasta de género. Pero la intimidad y la confianza mutua que se establece entre líder y seguidores puede tener resultados y consecuencias diarias positivas.

* Deontología: ciencia que estudia el deber y la teoría de las normas sociales, ya sea de manera genérica, ya sea el de un grupo humano determinado. (Laroussse. Gran diccionario usual de la lengua española)

Extracto del artículo titulado Charismatic leadership, manipulation and the complexity of organizational life, publicado originalmente en el Journal of Workplace Learning: Employee Counselling Today, Vol. 12 N° 4, 2000.

Sus autores son Iiris Aaltio-Marjosola de Lappeenranta University of Technology, Finlandia y Tuomo Takala de Jyväskylä University, Finland.

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