Adolescentes: nuevos asesores (II)

Los consultan y los usan también como especie de “espías” de sus propios compañeros para que les cuenten lo que está de moda y lo que se va a vender bien. Ultima entrega.

28 septiembre, 2000

Lo importante es llamar la atención y eso es algo de lo que las marketineras están muy conscientes. Por ejemplo, Cornerstone, la agencia publicitaria de Boo.com construyó enormes esculturas con las cajas donde viene la ropa que fabrica esta empresa y las colocó en sitios públicos donde se reúnen los jóvenes.

En una parodia a las empresas que sacan remeras con su nombre impreso, Evian, la empresa del agua, hace lo mismo, sólo que de atrás para adelante, y se lee Naive (que quiere decir, “ingenuo”).

Entonces, viajar por las calles de Internet en busca de adolescentes y hechos de adolescentes se ha convertido en una necesidad.

Muchas empresas tienen representantes que se instalan en los salones de conversación informático para chatear o patrocinan sitios con la esperanza de aprender algo jugoso que se pueda explotar.

Con Ford, Pepsi y Microsoft como sus primeros auspiciantes, Digital Entertainment Network esperaba ser la MTV de la generación Y, ofreciendo un sitio donde los jóvenes se congregarían. La idea era buena, pero se quedaron sin dinero antes de que pudiera ser concretada. Alguien recogerá los despojos.

Los planes de DEN eran crear programas interactivos cortos, por episodios, que serían transmitidos por Internet, con la música interpretadas por bandas editadas por sus propia sellos de fondo.

La idea era que los actores DEN ocasionalmente se detuvieran en medio de una actuación para vender productos. Los productores de la empresa también desarrollaban una especie de comerciales con hipervínculos con claves visuales que informaban dónde adquirir un artículo.

Por ejemplo, aparecía un ícono con una caja sorpresa. Cuando el espectador hacía clic sobre ella, se abría una ventana que mostraba entradas para conciertos y CD en venta.

Había programas que vendían la ropa usada por los actores, los videos que veían o los productos que usaban.

Aunque los marketineros tradicionales todavía no están muy convencidos de que las transmisiones por la Web tendrán suficientes espectadores para pagar su inversión, otros están seguros de que esa es la ola del futuro y una de las mejores maneras para alcanzar al mercado adolescente.

Tal vez tengan razón. Al final, decidirán los adolescente.

Todo estos movimientos para cautivar la atención de los jóvenes causan preocupación entre los que defienden las causas infantiles.

Tamaña explotación de los deseos de sentirse bien e importantes, volverá materialistas a los chicos, y la búsqueda de bienes materiales prevalecerá sobre la búsqueda del conocimiento o de una profesión, temen.

Los adolescentes son materialistas, pero también son bastante inteligentes. Muchos saben que están siendo explotados y es muy probable que se den cuenta de que cuando dan información sobre sí mismos están creando una generación de consumidores inteligentes. Esto no puede ser tan malo.

En el futuro, las empresas tendrán grandes dificultades para crear reconocimiento de marca y conservar la lealtad de sus clientes, en particular si se trata de adolescentes que están cambiando constantemente opinión, que no prestan atención y cuyas lealtades son decididamente inestables.

Conocer el mercado adolescente recurriendo a consultores especializados seguirá siendo el gran negocio, pero también habrá que esperar las represalias de padres y docentes que comparten con los grupos defensores de los niños el temor sobre lo que consideran un consumismo excesivo.

Lo importante es llamar la atención y eso es algo de lo que las marketineras están muy conscientes. Por ejemplo, Cornerstone, la agencia publicitaria de Boo.com construyó enormes esculturas con las cajas donde viene la ropa que fabrica esta empresa y las colocó en sitios públicos donde se reúnen los jóvenes.

En una parodia a las empresas que sacan remeras con su nombre impreso, Evian, la empresa del agua, hace lo mismo, sólo que de atrás para adelante, y se lee Naive (que quiere decir, “ingenuo”).

Entonces, viajar por las calles de Internet en busca de adolescentes y hechos de adolescentes se ha convertido en una necesidad.

Muchas empresas tienen representantes que se instalan en los salones de conversación informático para chatear o patrocinan sitios con la esperanza de aprender algo jugoso que se pueda explotar.

Con Ford, Pepsi y Microsoft como sus primeros auspiciantes, Digital Entertainment Network esperaba ser la MTV de la generación Y, ofreciendo un sitio donde los jóvenes se congregarían. La idea era buena, pero se quedaron sin dinero antes de que pudiera ser concretada. Alguien recogerá los despojos.

Los planes de DEN eran crear programas interactivos cortos, por episodios, que serían transmitidos por Internet, con la música interpretadas por bandas editadas por sus propia sellos de fondo.

La idea era que los actores DEN ocasionalmente se detuvieran en medio de una actuación para vender productos. Los productores de la empresa también desarrollaban una especie de comerciales con hipervínculos con claves visuales que informaban dónde adquirir un artículo.

Por ejemplo, aparecía un ícono con una caja sorpresa. Cuando el espectador hacía clic sobre ella, se abría una ventana que mostraba entradas para conciertos y CD en venta.

Había programas que vendían la ropa usada por los actores, los videos que veían o los productos que usaban.

Aunque los marketineros tradicionales todavía no están muy convencidos de que las transmisiones por la Web tendrán suficientes espectadores para pagar su inversión, otros están seguros de que esa es la ola del futuro y una de las mejores maneras para alcanzar al mercado adolescente.

Tal vez tengan razón. Al final, decidirán los adolescente.

Todo estos movimientos para cautivar la atención de los jóvenes causan preocupación entre los que defienden las causas infantiles.

Tamaña explotación de los deseos de sentirse bien e importantes, volverá materialistas a los chicos, y la búsqueda de bienes materiales prevalecerá sobre la búsqueda del conocimiento o de una profesión, temen.

Los adolescentes son materialistas, pero también son bastante inteligentes. Muchos saben que están siendo explotados y es muy probable que se den cuenta de que cuando dan información sobre sí mismos están creando una generación de consumidores inteligentes. Esto no puede ser tan malo.

En el futuro, las empresas tendrán grandes dificultades para crear reconocimiento de marca y conservar la lealtad de sus clientes, en particular si se trata de adolescentes que están cambiando constantemente opinión, que no prestan atención y cuyas lealtades son decididamente inestables.

Conocer el mercado adolescente recurriendo a consultores especializados seguirá siendo el gran negocio, pero también habrá que esperar las represalias de padres y docentes que comparten con los grupos defensores de los niños el temor sobre lo que consideran un consumismo excesivo.

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