Adecuación de la fábrica a la nueva economía

Si ya no sorprende que una camisa Ralph Lauren se fabrique en Filipinas, es porque la globalización no es solamente el desarrollo de mercados para vender. Rodolfo Kullmer nos acerca los conceptos clave de la “fábrica global”.

24 mayo, 2001

En la nueva economía ya no son las empresas las que imponen las reglas de juego, sino el mercado. Por lo tanto, no pueden permanecer ajenas a esta nueva realidad, que cada vez demanda mejores ofertas en calidad y precios.

Para lograr un nivel de competitividad de clase mundial, las empresas deben transformarse con el objeto de satisfacer permanentemente las cambiantes demandas del mercado. Para lograr esa transformación, deben generar un cambio cultural profundo en todos los niveles de la organización, que les permita mejorar significativamente su competitividad en la forma más rápida y menos costosa posible.

Mayor competitividad significa mejorar sustancialmente los siguientes factores clave: calidad, costos, productividad y plazos de entrega, que permitan lograr un nivel de rentabilidad adecuado.

El cambio cultural y la mejora de la competitividad se pueden lograr mediante la implementación de un proceso de mejora continua adaptable a cualquier tipo de empresa u organización, basado en cuatro fases: recursos humanos, sistemas de gestión, mejora de los procesos e innovación tecnológica.

Estas cuatro fases están íntimamente interrelacionadas y para cada una de ellas existen técnicas y herramientas que permiten mejorar significativamente los factores clave de la competitividad, al mismo tiempo que su implementación inicia un verdadero proceso de aprendizaje organizacional constante. Este proceso se adecua a las industrias (especialmente Pymes, que necesitan imperiosamente achicar brechas competitivas y alcanzar sin grandes inversiones de capital un nivel de clase mundial.

Recursos humanos:
el éxito
de una organización depende de su gente

Un paso fundamental es lograr un cambio cultural de las personas que integran la organización. Si ellas no cambian, no se va a lograr transformación alguna. Muchos empresarios todavía consideran que la tecnología es la única salvación y que los recursos humanos son solamente un costo y la atención al cliente, una carga.

Está demostrado que muchos de los programas de gestión de calidad y reingeniería han fracasado en el mundo, como también los nuevos proyectos informáticos integrales, como consecuencia de no haber tenido en cuenta la importancia de los recursos humanos en la implementación y la aplicación.

La resistencia al cambio es algo natural en las personas. Cada vez que se intenta cambiar algo, la gente en general se empecina en que nada cambie, ya que todo cambio produce incertidumbre, pérdida de control, inseguridad, etc. El éxito de un proceso de cambio depende en gran medida de la confianza, la motivación, el compromiso y la capacitación de todas las personas que participan de él.

Cuando se quiere llevar adelante un proceso de cambio, se debe tener en cuenta que las personas pretenden que la nueva situación les proporcione la misma seguridad que la previa. Mientras el proceso avanza sin mayores dificultades, el cambio sigue adelante, pero no bien se producen inconvenientes, las personas tienden a volver rápidamente a la situación anterior y es por eso que gran proporción de los procesos de cambio fracasan al poco tiempo de ser implementados.

Para que un proceso de cambio pueda implementarse con éxito y sostenerse en el tiempo, es fundamental tener en cuenta el factor humano. Las personas deben confiar, estar motivadas y capacitadas, ya que el cambio es un proceso muy duro, tanto a nivel personal como organizacional.

La persona que lidera el cambio debe lograr que las personas puedan hacer mejor el trabajo, con menor esfuerzo y mayor satisfacción. La confianza es un requisito esencial para lograr un ambiente de trabajo agradable y de franca cooperación.

En este mundo globalizado e hipercompetitivo en el que nada parece seguro, no resulta extraño que la confianza haya casi desaparecido del ambiente laboral. Los empleados desconfiados se comprometen menos y son menos eficaces que los que confían. Los directivos que desconfían de sus empleados malgastan su tiempo controlándolos y ni unos ni otros se concentran en sus tareas y responsabilidades específicas.

La motivación de los recursos humanos se logra cuando son tenidas en cuenta tanto las metas de la organización como las de las personas que la integran, creándose una verdadera sinergia que facilita el proceso de cambio.

La adaptación de la empresa a la realidad del cambio tiene que suceder a través de un proceso que vaya ocurriendo real y efectivamente. El cambio no debe ser autoritario ya que así es muy difícil de lograr, debe ser flexible, con la participación de todo el personal a través de grupos pequeños pero consistentes, para permitir que el proceso avance.
Para lograr el cambio, los grupos deben perder el miedo. Con los primeros logros que alcanza cada grupo, los integrantes experimentan la satisfacción de los resultados obtenidos que ellos mismos propusieron, y a partir de ese momento se rompe la inercia al cambio.

Para realizar un proceso de cambio exitoso es premisa fundamental el autoconvencimiento de los directivos de la organización y la concienciación del personal respecto a la necesidad del cambio.

Sistemas de gestión de calidad:

sistematización del sentido común

En general, las organizaciones se diferencian por tener o no sentido común o un sistema de gestión de calidad. La mayoría de las empresas tienen sentido común, pero carecen de un sistema de gestión de la calidad que les permita una administración eficiente. Si las empresas implementan un sistema de gestión de calidad que les permita detectar, resolver y prevenir los problemas aplicando el sentido común, podrán desarrollarse y crecer en un ambiente de calidad.

Hoy todavía la mayoría de los empresarios piensan que la calidad y la productividad son incompatibles, y que por lo tanto no se pueden mejorar simultáneamente. Menos aún es comprendida la relación entre la calidad y la reducción de costos, ya que nuestra cultura asocia calidad con elevados costos.

Los sistemas de gestión de la calidad permiten precisamente mejorar simultáneamente los factores clave de la competitividad (calidad, costos, productividad y plazos de entrega). Los más aplicados son:

• El aseguramiento de la calidad (BQM):
Basado en las normas de la serie ISO 9000. Ayuda a las empresas a satisfacer los requisitos de los clientes, ganar nuevos mercados y mejorar la eficiencia basándose en la prevención.
El aseguramiento de la calidad tiene en cuenta todas las actividades que permiten cumplir en tiempo y forma los compromisos asumidos con los clientes.
• La calidad total (TQM)
Es un sistema de gestión integral que alcanza a todas las actividades y todo el personal de la empresa. Está basado en los criterios establecidos en la guía del Premio Nacional a la Calidad.

El aseguramiento de la calidad y la calidad total permiten crear estándares de desempeño, que permiten evaluar la performance de la empresa y a partir de allí iniciar un verdadero proceso de mejora continua, facilitando el aprendizaje organizacional.

Mejora de los procesos:
organizarse sobre la base de los procesos

La organización tradicional

La organización tradicional en la mayoría de las industrias todavía está basada en los conceptos que F. Taylor introdujo hace más de cien años. El desafío actual es la producción flexible, o capacidad para responder en tiempo y forma a las demandas de los clientes. Para lograr la flexibilidad, mejorando simultánea y significativamente los niveles alcanzados de calidad, costos y productividad, se requieren sistemas de producción diferentes, basados en nuevos procesos.

Reingeniería

La reingeniería es la revisión de los procesos para lograr mejoras significativas de los factores claves de la competitividad. En reingeniería, la palabra clave es procesos. La mayoría de las empresas no están orientadas a los procesos, sino que están enfocadas en las actividades.

Un proceso es un conjunto de actividades que transforma insumos en productos con valor para el cliente. La reingeniería busca avances decisivos reemplazando los procesos existentes por otros nuevos, tratando de eliminar todas las actividades que no agregan valor al producto.

Existen diferentes técnicas y herramientas que ayudan a mejorar los procesos: producción celular, justo a tiempo, kanban, control estadístico de procesos, etc.

La producción celular

Las personas de diferentes sectores se reúnen en un equipo (equipos de procesos, conocidos también como células), para realizar conjuntamente en un mismo sector las tareas que realizaban por separado, eliminando las barreras interdepartamentales. Si bien las personas siguen cumpliendo sus funciones básicas, son capacitadas progresivamente para rotar cada vez con mayor frecuencia con sus compañeros de célula. La motivación y la eficiencia se producen porque se ayudan entre ellos y pueden observar el resultado final de su trabajo.

Una célula productiva es una minifábrica donde se agrupan máquinas, dispositivos, herramental y personal polivalente, para producir una determinada familia de productos.

El trabajo en célula se destaca por tener pocas piezas en proceso. Cuando se detecta un defecto, el costo de la no calidad es menor.

Organizarse sobre la base de los procesos a través del esquema celular permite, en el menor plazo y al menor costo, integrar a las personas, los sistemas de gestión y la tecnología para mejorar los factores clave de la competitividad.

Innovación tecnológica:
las nuevas tecnologías incorporadas a los procesos rediseñados mejoran la productividad

Innovación tecnológica y kaizen

La innovación tecnológica requiere una importante inversión de capital y poco esfuerzo de los recursos humanos; es el concepto occidental de mejora de la productividad.

El kaizen, en cambio, no requiere grandes esfuerzos financieros para su implementación, pero sí esfuerzo y dedicación constantes de todas las personas que participan en el proceso. Es el método oriental para mejorar la competitividad. Los mejores resultados se logran cuando a los procesos productivos rediseñados se aplica primero el kaizen y luego, la nueva tecnología.

Tecnología productiva

Una vez transformada la producción en celular y alcanzados los nuevos estándares de productividad y calidad, se debe comenzar a reemplazar las máquinas más sencillas de las células por otras automatizadas, que puedan realizar varias tareas del proceso sin descuidar la relación costo-beneficio de la nueva inversión. En muchas oportunidades, es más conveniente y menos costoso adquirir máquinas más pequeñas o semiautomáticas, que satisfagan las necesidades específicas del proceso.

Tecnología de información

Al igual que con la tecnología de fabricación, hay que analizar detenidamente la relación costo-beneficio antes de incorporarla, pero sin duda ayudará a mejorar nuevamente los diferentes procesos rediseñados, por la información que proporciona.

Reflexiones finales

En el pasado, las industrias hacían frente a las mayores exigencias del mercado incorporando nuevas tecnologías, que significaban en muchos casos importantes endeudamientos, generalmente difíciles de sostener debido al alto costo financiero, y que producían quebrantos económicos.

La cultura tayloriana de producción está orientada al aumento de la productividad exclusivamente a través de la adquisición de nuevas tecnologías (hardware), sin haber analizado previa y adecuadamente los recursos humanos (humanware) disponibles, los sistemas de gestión (software) existentes y los procesos implementados.

En los países más competitivos, las empresas priorizan las posibilidades de mejoras internas de la organización, y recién cuando optimizaron al máximo los resultados de sus procesos, realizan inversiones en innovación tecnológica para dar un nuevo salto de productividad.

Para mejorar la competitividad, se debe tomar conciencia de la necesidad de generar un cambio profundo en todos los niveles de la organización. La implementación de un proceso de mejora continua como el descripto ha permitido a diferentes Pymes industriales nacionales mejorar los factores clave de la competitividad (calidad, costos, productividad y plazos de entrega) entre 30% y más de 100%.

Por Rodolfo Kullmer
Líderes del Tercer Milenio
Clarín y MERCADO

En la nueva economía ya no son las empresas las que imponen las reglas de juego, sino el mercado. Por lo tanto, no pueden permanecer ajenas a esta nueva realidad, que cada vez demanda mejores ofertas en calidad y precios.

Para lograr un nivel de competitividad de clase mundial, las empresas deben transformarse con el objeto de satisfacer permanentemente las cambiantes demandas del mercado. Para lograr esa transformación, deben generar un cambio cultural profundo en todos los niveles de la organización, que les permita mejorar significativamente su competitividad en la forma más rápida y menos costosa posible.

Mayor competitividad significa mejorar sustancialmente los siguientes factores clave: calidad, costos, productividad y plazos de entrega, que permitan lograr un nivel de rentabilidad adecuado.

El cambio cultural y la mejora de la competitividad se pueden lograr mediante la implementación de un proceso de mejora continua adaptable a cualquier tipo de empresa u organización, basado en cuatro fases: recursos humanos, sistemas de gestión, mejora de los procesos e innovación tecnológica.

Estas cuatro fases están íntimamente interrelacionadas y para cada una de ellas existen técnicas y herramientas que permiten mejorar significativamente los factores clave de la competitividad, al mismo tiempo que su implementación inicia un verdadero proceso de aprendizaje organizacional constante. Este proceso se adecua a las industrias (especialmente Pymes, que necesitan imperiosamente achicar brechas competitivas y alcanzar sin grandes inversiones de capital un nivel de clase mundial.

Recursos humanos:
el éxito
de una organización depende de su gente

Un paso fundamental es lograr un cambio cultural de las personas que integran la organización. Si ellas no cambian, no se va a lograr transformación alguna. Muchos empresarios todavía consideran que la tecnología es la única salvación y que los recursos humanos son solamente un costo y la atención al cliente, una carga.

Está demostrado que muchos de los programas de gestión de calidad y reingeniería han fracasado en el mundo, como también los nuevos proyectos informáticos integrales, como consecuencia de no haber tenido en cuenta la importancia de los recursos humanos en la implementación y la aplicación.

La resistencia al cambio es algo natural en las personas. Cada vez que se intenta cambiar algo, la gente en general se empecina en que nada cambie, ya que todo cambio produce incertidumbre, pérdida de control, inseguridad, etc. El éxito de un proceso de cambio depende en gran medida de la confianza, la motivación, el compromiso y la capacitación de todas las personas que participan de él.

Cuando se quiere llevar adelante un proceso de cambio, se debe tener en cuenta que las personas pretenden que la nueva situación les proporcione la misma seguridad que la previa. Mientras el proceso avanza sin mayores dificultades, el cambio sigue adelante, pero no bien se producen inconvenientes, las personas tienden a volver rápidamente a la situación anterior y es por eso que gran proporción de los procesos de cambio fracasan al poco tiempo de ser implementados.

Para que un proceso de cambio pueda implementarse con éxito y sostenerse en el tiempo, es fundamental tener en cuenta el factor humano. Las personas deben confiar, estar motivadas y capacitadas, ya que el cambio es un proceso muy duro, tanto a nivel personal como organizacional.

La persona que lidera el cambio debe lograr que las personas puedan hacer mejor el trabajo, con menor esfuerzo y mayor satisfacción. La confianza es un requisito esencial para lograr un ambiente de trabajo agradable y de franca cooperación.

En este mundo globalizado e hipercompetitivo en el que nada parece seguro, no resulta extraño que la confianza haya casi desaparecido del ambiente laboral. Los empleados desconfiados se comprometen menos y son menos eficaces que los que confían. Los directivos que desconfían de sus empleados malgastan su tiempo controlándolos y ni unos ni otros se concentran en sus tareas y responsabilidades específicas.

La motivación de los recursos humanos se logra cuando son tenidas en cuenta tanto las metas de la organización como las de las personas que la integran, creándose una verdadera sinergia que facilita el proceso de cambio.

La adaptación de la empresa a la realidad del cambio tiene que suceder a través de un proceso que vaya ocurriendo real y efectivamente. El cambio no debe ser autoritario ya que así es muy difícil de lograr, debe ser flexible, con la participación de todo el personal a través de grupos pequeños pero consistentes, para permitir que el proceso avance.
Para lograr el cambio, los grupos deben perder el miedo. Con los primeros logros que alcanza cada grupo, los integrantes experimentan la satisfacción de los resultados obtenidos que ellos mismos propusieron, y a partir de ese momento se rompe la inercia al cambio.

Para realizar un proceso de cambio exitoso es premisa fundamental el autoconvencimiento de los directivos de la organización y la concienciación del personal respecto a la necesidad del cambio.

Sistemas de gestión de calidad:

sistematización del sentido común

En general, las organizaciones se diferencian por tener o no sentido común o un sistema de gestión de calidad. La mayoría de las empresas tienen sentido común, pero carecen de un sistema de gestión de la calidad que les permita una administración eficiente. Si las empresas implementan un sistema de gestión de calidad que les permita detectar, resolver y prevenir los problemas aplicando el sentido común, podrán desarrollarse y crecer en un ambiente de calidad.

Hoy todavía la mayoría de los empresarios piensan que la calidad y la productividad son incompatibles, y que por lo tanto no se pueden mejorar simultáneamente. Menos aún es comprendida la relación entre la calidad y la reducción de costos, ya que nuestra cultura asocia calidad con elevados costos.

Los sistemas de gestión de la calidad permiten precisamente mejorar simultáneamente los factores clave de la competitividad (calidad, costos, productividad y plazos de entrega). Los más aplicados son:

• El aseguramiento de la calidad (BQM):
Basado en las normas de la serie ISO 9000. Ayuda a las empresas a satisfacer los requisitos de los clientes, ganar nuevos mercados y mejorar la eficiencia basándose en la prevención.
El aseguramiento de la calidad tiene en cuenta todas las actividades que permiten cumplir en tiempo y forma los compromisos asumidos con los clientes.
• La calidad total (TQM)
Es un sistema de gestión integral que alcanza a todas las actividades y todo el personal de la empresa. Está basado en los criterios establecidos en la guía del Premio Nacional a la Calidad.

El aseguramiento de la calidad y la calidad total permiten crear estándares de desempeño, que permiten evaluar la performance de la empresa y a partir de allí iniciar un verdadero proceso de mejora continua, facilitando el aprendizaje organizacional.

Mejora de los procesos:
organizarse sobre la base de los procesos

La organización tradicional

La organización tradicional en la mayoría de las industrias todavía está basada en los conceptos que F. Taylor introdujo hace más de cien años. El desafío actual es la producción flexible, o capacidad para responder en tiempo y forma a las demandas de los clientes. Para lograr la flexibilidad, mejorando simultánea y significativamente los niveles alcanzados de calidad, costos y productividad, se requieren sistemas de producción diferentes, basados en nuevos procesos.

Reingeniería

La reingeniería es la revisión de los procesos para lograr mejoras significativas de los factores claves de la competitividad. En reingeniería, la palabra clave es procesos. La mayoría de las empresas no están orientadas a los procesos, sino que están enfocadas en las actividades.

Un proceso es un conjunto de actividades que transforma insumos en productos con valor para el cliente. La reingeniería busca avances decisivos reemplazando los procesos existentes por otros nuevos, tratando de eliminar todas las actividades que no agregan valor al producto.

Existen diferentes técnicas y herramientas que ayudan a mejorar los procesos: producción celular, justo a tiempo, kanban, control estadístico de procesos, etc.

La producción celular

Las personas de diferentes sectores se reúnen en un equipo (equipos de procesos, conocidos también como células), para realizar conjuntamente en un mismo sector las tareas que realizaban por separado, eliminando las barreras interdepartamentales. Si bien las personas siguen cumpliendo sus funciones básicas, son capacitadas progresivamente para rotar cada vez con mayor frecuencia con sus compañeros de célula. La motivación y la eficiencia se producen porque se ayudan entre ellos y pueden observar el resultado final de su trabajo.

Una célula productiva es una minifábrica donde se agrupan máquinas, dispositivos, herramental y personal polivalente, para producir una determinada familia de productos.

El trabajo en célula se destaca por tener pocas piezas en proceso. Cuando se detecta un defecto, el costo de la no calidad es menor.

Organizarse sobre la base de los procesos a través del esquema celular permite, en el menor plazo y al menor costo, integrar a las personas, los sistemas de gestión y la tecnología para mejorar los factores clave de la competitividad.

Innovación tecnológica:
las nuevas tecnologías incorporadas a los procesos rediseñados mejoran la productividad

Innovación tecnológica y kaizen

La innovación tecnológica requiere una importante inversión de capital y poco esfuerzo de los recursos humanos; es el concepto occidental de mejora de la productividad.

El kaizen, en cambio, no requiere grandes esfuerzos financieros para su implementación, pero sí esfuerzo y dedicación constantes de todas las personas que participan en el proceso. Es el método oriental para mejorar la competitividad. Los mejores resultados se logran cuando a los procesos productivos rediseñados se aplica primero el kaizen y luego, la nueva tecnología.

Tecnología productiva

Una vez transformada la producción en celular y alcanzados los nuevos estándares de productividad y calidad, se debe comenzar a reemplazar las máquinas más sencillas de las células por otras automatizadas, que puedan realizar varias tareas del proceso sin descuidar la relación costo-beneficio de la nueva inversión. En muchas oportunidades, es más conveniente y menos costoso adquirir máquinas más pequeñas o semiautomáticas, que satisfagan las necesidades específicas del proceso.

Tecnología de información

Al igual que con la tecnología de fabricación, hay que analizar detenidamente la relación costo-beneficio antes de incorporarla, pero sin duda ayudará a mejorar nuevamente los diferentes procesos rediseñados, por la información que proporciona.

Reflexiones finales

En el pasado, las industrias hacían frente a las mayores exigencias del mercado incorporando nuevas tecnologías, que significaban en muchos casos importantes endeudamientos, generalmente difíciles de sostener debido al alto costo financiero, y que producían quebrantos económicos.

La cultura tayloriana de producción está orientada al aumento de la productividad exclusivamente a través de la adquisición de nuevas tecnologías (hardware), sin haber analizado previa y adecuadamente los recursos humanos (humanware) disponibles, los sistemas de gestión (software) existentes y los procesos implementados.

En los países más competitivos, las empresas priorizan las posibilidades de mejoras internas de la organización, y recién cuando optimizaron al máximo los resultados de sus procesos, realizan inversiones en innovación tecnológica para dar un nuevo salto de productividad.

Para mejorar la competitividad, se debe tomar conciencia de la necesidad de generar un cambio profundo en todos los niveles de la organización. La implementación de un proceso de mejora continua como el descripto ha permitido a diferentes Pymes industriales nacionales mejorar los factores clave de la competitividad (calidad, costos, productividad y plazos de entrega) entre 30% y más de 100%.

Por Rodolfo Kullmer
Líderes del Tercer Milenio
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