Por Janina Dill, Carl Muller-Crepon y Marnie Howlett (*)
Ucrania la había anunciado a bombo y platillo durante varias semanas. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, afirma que su ejército ha recuperado más de mil kilómetros cuadrados de territorio, incluidas las bases de suministro rusas clave de Kupiansk e Izium.
El éxito militar de Ucrania debe haber sorprendido igualmente a políticos y expertos de todo el mundo que, durante los últimos seis meses, han instado a Ucrania a ofrecer concesiones para asegurar un acuerdo de paz con Rusia.
Según estos analistas, ceder territorio en el este o comprometerse a permanecer neutral salvaría vidas ucranianas y reduciría el riesgo de un ataque nuclear ruso. Pero esto ha planteado la cuestión de qué tipo de acuerdo sería aceptable para los ucranianos y si apoyarían ceder territorio o soberanía para poner fin a la violencia.
Ucrania tiene una causa justa para la guerra: la autodefensa. Exceptuando las opiniones de los rusos, esto es algo en lo que la mayoría del resto del mundo está de acuerdo. Pero incluso una guerra con una causa justa puede no merecer la pena. Los filósofos morales y los abogados advierten que una guerra de autodefensa debe ser proporcionada: los costes previstos no deben superar los beneficios.
Los llamamientos a Ucrania para que negocie o se rinda suelen hacerse eco de este argumento. Ucrania no puede esperar derrotar a su gran vecino a largo plazo, así que debería renunciar a la autodefensa ahora para limitar los costes de la guerra. Pero, ¿debería la resistencia a la agresión estar realmente limitada por tales cálculos de coste-beneficio?
También se podría pensar en la autodefensa en términos absolutos. Algunos resultados son inaceptables, independientemente de lo costoso que sea resistir. Los numerosos informes de crímenes de guerra en el territorio ocupado por Rusia bien podrían motivar a los ucranianos a querer luchar hasta el final para resistir el control ruso.
¿Qué valor tiene la victoria?
Para saber qué piensan los ucranianos sobre la autodefensa, a finales de julio de 2022 encuestamos a una muestra representativa de 1 160 ucranianos en todas las regiones no disputadas por Rusia. Preguntamos a nuestros encuestados sobre las concesiones que podrían aceptar, ofreciendo varios escenarios.
Algunos de ellos incluían concesiones territoriales por adelantado, mientras que otros no. Además, los escenarios presentaban estrategias con diferentes costes y beneficios proyectados después de tres meses más de lucha. Variaban en cuanto a las muertes militares y civiles previstas, el riesgo de un ataque nuclear y los probables resultados políticos.
Descubrimos que los ucranianos prefieren firmemente las estrategias que preservan la autonomía política de Ucrania y restauran su territorio, incluyendo Crimea y la región del Donbás. Esto es así incluso si hacer concesiones redujera las muertes civiles y militares previstas, o el riesgo de un ataque nuclear en los próximos tres meses.
De los encuestados, el 79% se opone a todas las opciones que podrían conducir a un gobierno controlado por Rusia en Kiev. Y lo que es más importante, la minoría de personas que aceptaron un gobierno controlado por Rusia lo hicieron porque dieron prioridad a la restauración del territorio de Ucrania en la elección a la que se enfrentaban.
El control ruso del gobierno en Kiev o de los territorios del este pondría en peligro la vida de muchos ucranianos, ya que está bien documentado que Rusia ha cometido amplias violaciones de los derechos humanos en los territorios temporalmente ocupados.
Una forma de interpretar nuestros resultados es que los ucranianos rechazan el control político ruso o las concesiones territoriales porque prefieren los costes inmediatos de la autodefensa –fallecimientos civiles y militares y riesgo nuclear– a los costes a largo plazo del control ruso. Pero nuestros resultados sugieren que no ceder ante Rusia incluye algo más que el importante objetivo de salvar vidas ucranianas en general.
¿Cuántas muertes adicionales o un mayor riesgo nuclear al cabo de tres meses provocarían un rechazo similar por parte de los encuestados a un gobierno controlado por Rusia? La respuesta que encontramos tras extrapolar nuestro análisis estadístico es que harían falta unos 12 millones de muertes civiles adicionales o más bajas militares de las que tiene el país (44 millones) –o la perspectiva cierta de un ataque nuclear– para que los ucranianos reaccionaran con la misma fuerza que rechazan un gobierno controlado por Rusia.
Evidentemente, esto no es realista: ninguna estrategia realista de autodefensa podría tener tales costes al cabo de tres meses. Así que estos cálculos revelan que los ucranianos adoptan una postura absoluta: rechazan categóricamente el control ruso y las concesiones territoriales, independientemente de los costes.
¿Por qué importa lo que piensan los ucranianos?
Realizamos este estudio porque las voces de los ucranianos de a pie han estado ausentes del intenso debate internacional sobre si –y cómo– Ucrania debe defenderse. Hemos colaborado estrechamente con la Fundación de Iniciativas Democráticas Ilko Kucheriv y el Instituto Internacional de Sociología de Kiev para recopilar datos fiables y garantizar la seguridad de los entrevistadores y los encuestados.
Es difícil realizar encuestas en una zona de guerra, pero tenemos al menos tres razones urgentes para preocuparnos por lo que piensan los ucranianos. En primer lugar, los costes de la autodefensa, pero también los de las posibles concesiones, los soportan principalmente los ucranianos de a pie. Ellos merecen opinar sobre cuál de los muchos caminos difíciles toma su país.
En segundo lugar, no podemos juzgar adecuadamente lo que está en juego en la guerra defensiva de Ucrania sin comprender la fuerte oposición de los ucranianos al control ruso y el gran valor que conceden a la integridad territorial. Un cálculo de coste-beneficio desde lejos no es razonable.
En tercer lugar, es peligroso que la comunidad internacional presione a Zelensky y a su gobierno para que siga una estrategia que contradice lo que quieren los ucranianos. Intentar ir en contra de los deseos del pueblo podría desestabilizar al gobierno y, en última instancia, no tendría éxito.
En pocas palabras, es negligente, insensato e imprudente juzgar la guerra defensiva de Ucrania contra Rusia –y hacer demandas políticas basadas en tales juicios– sin entender cómo piensan los ucranianos sobre los costes y beneficios de la autodefensa. Ya en abril, el filósofo y lingüista Noam Chomsky instó a Kiev a llegar a un acuerdo, incluso si eso significaba concesiones territoriales, afirmando que Ucrania y sus aliados occidentales deberían “prestar atención a la realidad del mundo”.
Mientras las tropas ucranianas avanzan valientemente hacia el este, tenemos una imagen más completa de esta realidad. Los ucranianos rechazan categóricamente el control ruso y las concesiones territoriales, independientemente de los costes inmediatos de la resistencia.
(*) Janina Dill es Professor of US Foreign Policy, Department of Politics and International Relations (DPIR), University of Oxford; Carl Muller-Crepon es Assistant Professor, Department of Government, London School of Economics and Political Science; y Marnie Howlett es Departmental Lecturer in Politics, Department of Politics and International Relations (DPIR), University of Oxford.