El déficit público del año pasado fue equivalente a US$ 48.000 millones, según Anton Siluanov, ministro de Finanzas. Antes de que Rusia invadiera Ucrania en febrero del año pasado Moscú calculaba un excedente de presupuesto de 1% y en diciembre el pronóstico era de un déficit de 2%.
Esta admisión oficial del deterioro de las finanzas públicas se produce a pesar de que los ingresos por petróleo y gas son más altos que nunca por la persistencia de los altos precios de la energía y la estrategia de Moscú de redirigir las exportaciones petroleras hacia Asia.
En 2022 los ingresos rusos crecieron 10% interanual pero los gastos totales crecieron 26%. Moscú cubrió el déficit con el fondo de riqueza soberana de Rusia y con un impuesto único a Gazprom.
“Hemos cumplico con nuestros objetivos planificados a pesar de la situación geopolítica, de las restricciones y las sanciones”, dijo Siluanov en una reunión gubernamental. “Hemos aumentado el gasto y ese dinero … y ese dinero fue usado primeramente para sostener al pueblo.”
El ministro también dijo que la estimación de déficit de 2,3% incluye las transferencias a seguridad social y otros fondos no presupuestarios, que no recibieron pagos debido al respiro concedido a las empresas por el presidente Vladimir Putin.
Las políticas fiscales conservadoras de Rusia contribuyen a estabilizar su situación presupuestaria. Pero las sanciones occidentales que entrarán plenamente en vigor este año ejercerán más presión sobre la financiación presupuestaria del país.