Es el último ejemplo de cómo la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China está acelerando los esfuerzos de los fabricantes de productos electrónicos de diversificar la producción alejándola de la mayor económica asiática.
HP, su rival en Estados Unidos, también ha comenzado a investigar la posibilidad de trasladar la producción y ensamblado fuera de China.
Además de los chips, Dell ha pedido a los proveedores de otros componentes, como módulos electrónicos y placas de circuitos impresos, que le ayuden a preparar capacidad en otros países, como Vietnam.
Washington viene intensificado sus medidas enérgicas contra el sector chino de los chips, alegando motivos de seguridad nacional. En octubre del año pasado introdujo varios controles a las exportaciones al país.
SMIC, uno de los principales fabricantes de chips chinos, declaró en noviembre que algunos de sus clientes estadounidenses desarrolladores de chips habían vacilado a la hora de hacer pedidos a raíz de las medidas represivas.
Estas tensiones han dado un nuevo impulso a las empresas para desplazar la cadena de suministro de computadoras, incluido el ensamblaje, fuera de China, donde ha estado profundamente arraigada durante décadas.
Dell y HP, que distribuyeron más de 133 millones de computadoras portátiles y de escritorio en 2021, según el proveedor de datos Canalys, realizan la mayor parte de su ensamblaje en las ciudades chinas de Kunshan (provincia de Jiangsu) y Chongqing (provincia de Sichuan).