Así que es plausible que no hayan tenido casos de covid-19 hasta ahora.
Por Michael Head (*)
Pero hoy, el país, en el que viven aproximadamente 26 millones de personas, parece estar enfrentándose a un brote muy considerable y de rápida propagación de la variante ómicron. Hasta el 17 de mayo, se habían notificado 1,4 millones de casos de “fiebre”, con 56 muertes desde finales de abril. El país está tratando la fiebre como indicativa de la infección por covid-19 debido a la escasez de suministros para las pruebas.
Por supuesto, no sabemos cuántos de estos casos de fiebre son definitivamente covid, lo que en teoría podría llevar a una sobreestimación del número de casos. Al mismo tiempo, es probable que una parte de los casos sean asintomáticos, y la falta de notificación, junto con una vigilancia limitada, significa que es probable que haya una subnotificación. En cualquier caso, es poco probable que estas cifras sean exactas.
Se han realizado algunas pruebas, con un número no especificado de casos de ómicron confirmados. Pero en última instancia, hay enormes lagunas en nuestro conocimiento sobre este brote. Esto incluye el caso índice –el caso que fue la fuente de este brote–.
Mal preparada
La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con estadísticas de alta calidad en tiempo real, junto con una infraestructura de pruebas rigurosa y a gran escala, para respaldar la vigilancia y la toma de decisiones en materia de atención sanitaria. Corea del Norte no parece contar con nada de eso.
Es importante destacar que tampoco se conoce ningún programa de vacunación contra la covid-19 en Corea del Norte, a pesar de las ofertas anteriores de suministros por parte de China y de COVAX, una iniciativa mundial que pretende proporcionar un acceso equitativo a las vacunas contra la covid.
El gobierno ha rechazado anteriormente tres millones de dosis de Sinovac de China, junto con envíos de la vacuna de AstraZeneca, esta última al parecer debido a las preocupaciones sobre los efectos secundarios. Ahora, Corea del Sur se ha ofrecido a donar dosis de vacunas, pero Corea del Norte aún no ha aceptado.
Hasta cierto punto, Corea del Norte se encuentra en la misma situación que el resto del mundo a principios o mediados de 2020. El gobierno ha ordenado un confinamiento nacional que tendrá consecuencias socioeconómicas para los residentes pero, en general, es probablemente una medida sensata, dado que la población tendrá poca inmunidad contra el virus, ya sea a través de una infección previa o de la vía más segura de la vacunación.
Kim Jong-un también ha ordenado al ejército que distribuya medicamentos y suministros, al tiempo que ha criticado a los funcionarios y al sector de la salud pública por lo que ha considerado una respuesta inadecuada a la pandemia.
Según los informes, el sistema sanitario es frágil, especialmente lejos de la capital, Pyongyang. Un brote podría desbordar fácilmente las instalaciones sanitarias de algunas zonas. Esto tendría un efecto en cadena en otras áreas de la asistencia sanitaria, limitando aún más el acceso a la atención de las enfermedades no transmisibles, por ejemplo. El confinamiento permitirá al menos ganar tiempo para aplicar otras medidas de salud pública, como las campañas de vacunación.
Se cree que Corea del Norte tiene una menor prevalencia de algunas de las condiciones que sabemos que aumentan el riesgo de covid grave, como la obesidad, en comparación con muchos otros países de Asia y el Pacífico. Sin embargo, más de diez millones de personas en Corea del Norte se consideran en situación de inseguridad alimentaria (cuando no está garantizado el acceso a suficientes alimentos seguros y nutritivos). Y sabemos que la desnutrición aumenta el riesgo de padecer enfermedades graves con covid-19.
Otro factor que aumenta el riesgo es la edad avanzada. Se calcula que el 10 % de la población de Corea del Norte tiene 65 años o más, y aproximadamente otro 19 % tiene entre 50 y 64 años. Así que hay un gran número de personas que pueden ser vulnerables a una enfermedad grave si contraen la covid-19.
¿Cómo se desarrollarán las cosas?
De este brote pueden surgir nuevas variantes preocupantes, aunque, dada la falta de contacto con el resto del mundo, es posible que no se exporten fácilmente.
Ha habido varias catástrofes humanitarias relacionadas con brotes incontrolados de covid, quizás la más notable en India, donde es probable que cientos de miles, si no millones, murieran en sólo unos meses. Con brotes incontrolados a escalas tan grandes, el verdadero número de muertos sólo puede estimarse.
La situación en Corea del Norte amenaza con convertirse en una catástrofe humanitaria similar. Sabemos que las cifras de infección pueden llegar a ser muy grandes muy rápidamente, en particular con la variante ómicron, que es aún más infecciosa que las anteriores.
Es probable que los conjuntos de datos rutinarios, como los registros de defunción y los certificados que indican la causa de la muerte, sean limitados y de baja calidad. La información pública puede ser inexistente, y si los datos de vigilancia se hacen públicos, su exactitud debe ser analizada muy cuidadosamente.
Es probable que este brote genere una gran carga de enfermedad en Corea del Norte, lo que supondrá una enorme presión para el sistema sanitario. Sin duda, la población sufrirá mucho, independientemente de que los informes públicos sobre los resultados sanitarios muestren todas las consecuencias.
Es urgente la vacunación generalizada contra la covid-19, en particular de las personas mayores y vulnerables. Ahora sería un buen momento para que Corea del Norte superara su habitual recelo hacia el mundo exterior y aceptara las ofertas de ayuda internacionales.
(*) Senior Research Fellow in Global Health, University of Southampton.