Asimismo, las importaciones de manufacturas chinas han generado efectos negativos sobre el empleo y las capacidades industriales en la región. “De este modo, la región, y particularmente América del Sur, ha visto profundizarse su especialización primario-exportadora. Esta tendencia es preocupante, por cuanto aleja a la región de una trayectoria exportadora marcada por la creciente incorporación de conocimiento en bienes y servicios, así como por una mayor sostenibilidad ambiental”, afirma.
Es así que la diversificación de las exportaciones “es la principal asignatura pendiente”. Sin embargo, “las profundas transformaciones económicas registradas en China no permiten visualizar cambios significativos en el patrón de materias primas por manufacturas que caracteriza al intercambio bilateral”. Incluso las políticas ambientales que generarían menores importaciones de petróleo por parte de China tienen como contrapartida un aumento en las compras de litio y cobre.
Por eso, la CEPAL indica que, en este marco, “las principales oportunidades de agregar valor a las exportaciones regionales a China a corto plazo radican en el sector de los alimentos”.
En cuanto a las inversiones de China en la región, la CEPAL indica que “la diversificación de la IED china en la región hacia actividades no extractivas y proyectos de procesamiento de recursos naturales también será importante para avanzar en la agregación de valor y conocimiento a las exportaciones regionales a ese país, así como en la generación de nuevas capacidades productivas”. No obstante, hay que tener en cuenta que las tensiones China-EEUU en materia tecnológica podría obstaculizar la cooperación en áreas consideradas sensibles.
Otra dimensión de la atracción de inversiones de China a la región se vincula al contexto geopolítico, principalmente las oportunidades que puedan surgir de las tendencias de nearshoring de empresas interesadas en exportar a EEUU. A su vez, como ALC posee abundantes recursos críticos para la transición verde, se abren espacios para que los gobiernos de la región puedan “negociar proyectos que no se limiten a la extracción, sino que incorporen actividades de procesamiento e investigación, generando así nuevas capacidades productivas y tecnológicas en sus territorios”.