China compra el petróleo que Estados Unidos condena

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Hoy China, el mayor importador de petróleo del mundo, es el más grande socio comercial de Irak.

En la primera mitad de este año los embarques de petróleo iraquí a China aumentaron casi 30%. Hoy China es el principal socio comercial de Irak. Solo Rusia le vende más petróleo. Mientras tanto, en los primeros seis meses de 2020, la exportación de petróleo iraquí a Estados Unidos se redujo a la mitad.

Una dinámica parecida se observa en Afganistán, donde luego de la larga guerra con Estados Unidos, Beijing prácticamente controla el proceso de paz y promete a los talibanes una fuerte inversión en infraestructura y energía cuando los norteamericanos se hayan retirado para siempre.

La influencia china está creciendo rápidamente en Medio Oriente en un momento en que los mismos políticos estadounidenses y los países aliados dudan del compromiso norteamericano en esa región. Beijing es el mayor inversor extranjero en la región y ha cerrado acuerdos estratégicos con todos los estados del Golfo menos Bahrain.El grueso de sus inversiones fue a los tradicionales aliados de Estados Unidos. Además, muchos de ellos compran la tecnología militar china.

Hasta hace muy poco, la política de china con Medio Oriente era la de ser amigo de todos pero socio de ninguno. Gracias a eso pudo negociar una inversión de US$ 400.000 millones y un pacto de seguridad con Irán mientras simultáneamente asistía a Arabia Saudita (acérrima enemiga de Irán) con su programa nuclear. Y apoya la causa palestina mientras seduce a Israel permitiéndole compartir tecnología de punta y alquilándole puertos estratégicos para empresas estatales chinas.

Paralelamente, dos presidentes norteamericanos sucesivos han prometido retirar al país de los enredos de Medio Oriente. Luego de la revolución del shale oil que significó el fin de la dependencia del país de petróleo extranjero desapareció la razón de sacrificar vidas y dinero en la región.

Pero al retirarse Washington avanzó China. Si el objetivo de Estados Unidos es contener allí las ambiciones de China en Asia y apuntalar las relaciones con Japón, Surcorea y Taiwán, retirarse de Medio Oriente es lo último que le conviene hacer, dice hoy Jamil Anderlini en el Financial Times.

 

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