Aunque suene paradójico en un contexto de inseguridad alimentaria, el 14% de los alimentos cosechados en todo el mundo jamás se comen, según un informe de 2021 de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Al terminar en la basura, generan ingentes cantidades de metano.
“Entre el 8% y el 10% de los gases de efecto invernadero anuales provienen de los alimentos en los basurales”, advierte un documento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
El retroceso en la lucha contra el hambre que generó la pandemia y ahora profundiza la guerra entre Rusia y Ucrania, preocupa, además, por la dificultad de cumplir con una parte significativa de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles propuestos en 2015 por la Organización de la Naciones Unidas (ONU) de cara a 2030, los dos primeros de los cuales son “Fin de la pobreza” y “Hambre cero”.
“El objetivo dispuesto por los grandes líderes mundiales para acabar con el hambre a nivel global se observa más lejano aún luego de haber sido duramente golpeado en entre 2020 y 2021”, destaca el informe ‘El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo’ (SOFI) publicado por la FAO en julio pasado.
“Creo que la industria de la alimentación a nivel global no está abordando como debería el tema del desperdicio. El problema es que si no nos ponemos a atacar este tema de raíz jamás vamos a poder lograr una distribución de alimentos distinta o que tenga una consecuencia directa en el desarrollo de la humanidad”, afirma Romina Broda, Directora de Cono Sur de Puratos, firma multinacional belga que provee de soluciones innovadoras a la industria de la panadería, la repostería y el chocolate.
En línea con la preocupación de Broda, el último informe de FAO arrojó que, desde el inicio de la pandemia del Covid-19, 150 millones de personas más comenzaron a pasar hambre a nivel global. Así, actualmente 828 millones de personas no logran acceder a alimentos de forma adecuada, agrega el documento.
Así, para 2030 el hambre seguirá afectando a casi el 8% de la población mundial, unos 670 millones de individuos.
“Cuando hablo de compañías de alimentos me refiero a toda la cadena, desde los productores de materias primas hasta quienes elaboran y distribuyen el producto final. Así, nuestra responsabilidad va desde el desarrollo de materias primas sustentables hasta qué, cómo, cuándo y dónde entregamos a nuestros clientes el producto final; así es como Puratos ataca su responsabilidad en este tema”, suma Broda.
Aunque el imaginario colectivo asocia el desperdicio de alimentos con el consumidor final, con tachos de basura repletos de comida a medio terminar, “el resto de la cadena también está llena de sobrantes”, precisa la ejecutiva.
“En la jerga de la industria se le llama “ineficiencia”, en nuestro caso está en el orden del 1% – 2%; puede sonar poco, pero es una enorme cantidad de toneladas de ingredientes para alimentación. No estamos conformes y estamos trabajando en todos nuestros procesos para mejorar la eficiencia y queremos, además, influir en nuestros clientes porque ellos también generan un desperdicio por distintas razones: o por ineficiencia en sus procesos productivos, o por vencimiento de productos que no se vendieron, entre otras. Es una responsabilidad que tenemos como industria de alimentos para el mundo”, afirmó, por su parte, Gabriel Galarza, el jefe de Compras y Comex de Puratos.
“Por supuesto que esto es adicional a nuestra responsabilidad común con el resto de las industrias de reducir nuestra huella de carbono al 100%, no a través de pagar créditos de carbono si no que realmente no haya en nosotros huella de carbono para el 2030; tiene que ser cero”, advirtió Galarza.
“Como empresa multinacional nos hemos comprometido a operar como una organización totalmente responsable y actuar bajo cinco pilares principales: la sostenibilidad de nuestro planeta, el abastecimiento responsable, las comunidades, el patrimonio de los productos y nuestros trabajadores. Todo ello con el fin de asegurar que no solo nuestra actividad afecta de forma positiva a nuestro entorno, sino que además promovemos un modelo de negocio sostenible”, afirma una presentación de Puratos debatida en la convención de líderes.
Broda advierte que todas estas iniciativas responden también a una demanda de los consumidores.
Según la última edición de la encuesta Taste Tomorrow, la investigación más grande del mundo llevada adelante por Puratos para comprender al consumidor de productos de panadería, pastelería y chocolatería, los consumidores de la región valoran a las empresas que protegen el medio ambiente: un 82% aprecia los empaques sustentables, un 75% la producción que toma en cuenta el medio ambiente, mientras que un 80% los productos orgánicos y un 69% el cero desperdicio.
La encuesta, que Puratos realiza en 44 países alrededor del mundo, arrojó en su capítulo local que aproximadamente 7 de cada 10 argentinos que consumen panadería, repostería y chocolate, quiere saber de dónde viene su comida y cómo ha sido producida, mientras que el mismo porcentaje busca alimentos adaptados a su estilo de vida individual, es decir que estén ajustados a sus necesidades nutricionales.
Puratos está desarrollando programas de cooperación con varios de sus principales proveedores para comprender e influir positivamente en el impacto que la extracción y producción de los insumos que utilizamos en nuestra planta tienen en la comunidad generada y en el ambiente.
La compañía se propuso que todos sus materiales de embalaje entrantes y salientes sean totalmente reciclables o reutilizables para 2025.
Además de los envases, también “nos centraremos en los residuos alimentarios y no alimentarios generados durante nuestros procesos de fabricación. Puratos decidió que para el año 2030 cero desechos irán al vertedero, y mejoraremos nuestro proceso de clasificación para garantizar que se pueda obtener el máximo valor de cada material que pasa por nuestra propiedad”.
En la Argentina, en particular, Puratos ya cumple con el objetivo de no enviar ningún residuo a vertederos, sino que todo va a centros de segregación y reciclado. Gran parte de lo retirado de planta como desperdicio reingresa al circuito productivo local mediante programas de economía circular.
“Desde Puratos, seguiremos muy comprometidos con avanzar en nuevos planes que influyan de forma positiva en las comunidades locales y en el planeta, además de continuar innovando nuestros procesos productivos y nuestros procesos internos para aportar mejoras en los objetivos citados, concluyó Broda.