(EFE).- La banca actual “no tiene nada de humana”, según el banquero de los pobres Muhammad Yunus, inventor de los microcréditos, quien denunció hoy (miércoles 13) el apartheid que practican con los pobres, la mitad de la población mundial, a la que no conceden créditos.
“Este es el corazón de nuestro problema” y el microcrédito “debe ser considerado un derecho humano universal, puesto que la banca, tal y como la conocemos, no tiene nada de humano”, explicó Yunus al diario Liberation.
Los países ricos “pueden hacer más para ayudar a las poblaciones pobres, en concreto mediante el microcrédito. De hecho, ustedes tienen un sistema de protección social que termina encerrando a la gente en una especie de zoo humano. Su sistema de asistencia ha terminado por institucionalizar un sistema de caridad”, agregó.
“No digo que no haya que ayudar a los más necesitados, a aquellos que sufren las sacudidas de la economía, pero mi mensaje es bastante simple: si usted encierra a unos pájaros en una jaula, corre el riesgo de que el día que decida abrir las puertas no salgan volando”, indicó.
Hay que “ver la realidad de frente y buscar soluciones de manera pragmática”, dejar de construir “complejas teorías que no cambian nada la vida cotidiana de los pobres”, recalcó este particular banquero que acaba de pasar por París para participar en una conferencia europea sobre el microcrédito.
Yunus, formado en Estados Unidos, descubrió cuando era profesor de economía en la Universidad de su país, Bangladesh, que mediante un pequeño crédito los ciudadanos más pobres podían mejorar notablemente sus condiciones de vida.
Su método ha obtenido el reconocimiento internacional, tanto en los países pobres, como en los ricos. En todos ellos, “los pobres están excluidos del sistema bancario”, subrayó.
En Estados Unidos las reacciones de los más desfavorecidos “son prácticamente idénticas a las de los ciudadanos pobres de Bangladesh: en cuanto saben que pueden contar con un crédito para crear una actividad, retoman confianza”, explicó.
Los banqueros “son prisioneros de su espíritu de banqueros tradicionales, que finalmente sólo prestan a los ricos y que están convencidos de que los pobres no quieren salir adelante”, dijo.
Sin embargo, para Yunus, quien desarrolló la idea de los microcréditos al contemplar cada día uno de los poblados más pobres de Bangladesh, que debía atravesar para ir a dar sus clases de teoría económica a la Facultad, “el simple hecho de que sus pobladores estuviesen vivos era la prueba de su extraordinaria capacidad de supervivencia”.
“A partir de esta constatación, que muchos juzgaron simplista, me convencí de que había que ayudarles a sobrevivir mejor”, manifestó.
Entonces, dividió una parte de sus economías “en 42 veces, US$ 27” y dijo a 42 personas que les prestaba, con interés, que le devolvieran el dinero cuando pudiesen y que eran todos colectivamente responsables de cada uno de ellos.
El banquero de los pobres recuperó lo prestado pocas semanas después y todos sus acreedores se volvieron más autónomos gracias a la realización de un proyecto de trabajo. Así nacieron los microcréditos.
El pasado lunes, al abrir el encuentro celebrado en París, el ministro francés de Economía y Finanzas, Laurent Fabius, lanzó, entre otras propuestas la de “hacer entrar las microfinanzas” en la reglamentación bancaria y en las directivas europeas, como se ha hecho en Francia, donde se ha abierto la posibilidad de que las asociaciones obtengan créditos para prestar dinero a ciudadanos desempleados.
(EFE).- La banca actual “no tiene nada de humana”, según el banquero de los pobres Muhammad Yunus, inventor de los microcréditos, quien denunció hoy (miércoles 13) el apartheid que practican con los pobres, la mitad de la población mundial, a la que no conceden créditos.
“Este es el corazón de nuestro problema” y el microcrédito “debe ser considerado un derecho humano universal, puesto que la banca, tal y como la conocemos, no tiene nada de humano”, explicó Yunus al diario Liberation.
Los países ricos “pueden hacer más para ayudar a las poblaciones pobres, en concreto mediante el microcrédito. De hecho, ustedes tienen un sistema de protección social que termina encerrando a la gente en una especie de zoo humano. Su sistema de asistencia ha terminado por institucionalizar un sistema de caridad”, agregó.
“No digo que no haya que ayudar a los más necesitados, a aquellos que sufren las sacudidas de la economía, pero mi mensaje es bastante simple: si usted encierra a unos pájaros en una jaula, corre el riesgo de que el día que decida abrir las puertas no salgan volando”, indicó.
Hay que “ver la realidad de frente y buscar soluciones de manera pragmática”, dejar de construir “complejas teorías que no cambian nada la vida cotidiana de los pobres”, recalcó este particular banquero que acaba de pasar por París para participar en una conferencia europea sobre el microcrédito.
Yunus, formado en Estados Unidos, descubrió cuando era profesor de economía en la Universidad de su país, Bangladesh, que mediante un pequeño crédito los ciudadanos más pobres podían mejorar notablemente sus condiciones de vida.
Su método ha obtenido el reconocimiento internacional, tanto en los países pobres, como en los ricos. En todos ellos, “los pobres están excluidos del sistema bancario”, subrayó.
En Estados Unidos las reacciones de los más desfavorecidos “son prácticamente idénticas a las de los ciudadanos pobres de Bangladesh: en cuanto saben que pueden contar con un crédito para crear una actividad, retoman confianza”, explicó.
Los banqueros “son prisioneros de su espíritu de banqueros tradicionales, que finalmente sólo prestan a los ricos y que están convencidos de que los pobres no quieren salir adelante”, dijo.
Sin embargo, para Yunus, quien desarrolló la idea de los microcréditos al contemplar cada día uno de los poblados más pobres de Bangladesh, que debía atravesar para ir a dar sus clases de teoría económica a la Facultad, “el simple hecho de que sus pobladores estuviesen vivos era la prueba de su extraordinaria capacidad de supervivencia”.
“A partir de esta constatación, que muchos juzgaron simplista, me convencí de que había que ayudarles a sobrevivir mejor”, manifestó.
Entonces, dividió una parte de sus economías “en 42 veces, US$ 27” y dijo a 42 personas que les prestaba, con interés, que le devolvieran el dinero cuando pudiesen y que eran todos colectivamente responsables de cada uno de ellos.
El banquero de los pobres recuperó lo prestado pocas semanas después y todos sus acreedores se volvieron más autónomos gracias a la realización de un proyecto de trabajo. Así nacieron los microcréditos.
El pasado lunes, al abrir el encuentro celebrado en París, el ministro francés de Economía y Finanzas, Laurent Fabius, lanzó, entre otras propuestas la de “hacer entrar las microfinanzas” en la reglamentación bancaria y en las directivas europeas, como se ha hecho en Francia, donde se ha abierto la posibilidad de que las asociaciones obtengan créditos para prestar dinero a ciudadanos desempleados.