A veces, Manhattan se parece a Buenos Aires o Montevideo. El lunes, alzas de hasta 2,5% llevaban los paneles básicos -Standard&Poor’s 500, Dow Jones industrial, Nasdaq compuesto- a los máximos desde julio pasado (ayer, bastó un mínimo avance para anotar nuevos récords y hoy los precios cedían). Un indicador por lo común poco tenido en cuenta –la manufactura en el estado de Nueva York- y un brote de liquidez inflaban cotizaciones. La semana anterior, hubo oportunas estadísticas del Institute for Supply Management (los gerentes de compras), también con alcances locales.
“Son burbujas interesantes –sostenía días atrás el analista bursátil Vincent Boland-, porque generan picos en mercados cuyas economías reales pasan malos momentos”. Este analista londinense y otros vinculan los raptos eufóricos en Nueva York o Chicago a la campaña reelectoral de George W.Bush, cuya manifestación es la rebaja impositiva sobre dividendos accionarios, y al descenso de intereses en la Unión Europea (en el caso de Fráncfort). No sólo en tasa referencial del Banco Central Europeo (de 2,5 a 2% anual) sino, esencialmente, en tipos libres: Libor (1,01%) y Euribor (2,04%) están en los mínimos desde hace años.
Pero la plena confianza de inversores, operadores y especuladores no se recobrará mientras sigan apareciendo investigaciones, sumarios y procesos originados en la cadena de fraudes y escándalos empresarios iniciada a fines de 2001. Por otra parte, los máximos de este mes contrastan llamativamente con cada trasfondo. Los hay en Nueva York (mientras suben el desempleo y el déficit fiscal), Fráncfort –Alemania entra en recesión deflatoria- y Tokio (donde la deflación impera desde 1991).
Sin duda, mayo y junio se ven excelentes para los paneles estadounidenses. El S&P 500 pasó los mil puntos y está 25% sobre los pisos del año, registrados en marzo. El DJ viene manteniéndose sobre la cota de 9.000. Los retornos son atractivos, pero sólo si esta tendencia llega a fines de año el “mercado oso” habrá sido dejado atrás. Algunos analistas confían en que ello suceda debido a los volúmenes negociados, muy superiores a los de 2002. En el New York Stock Exchange (NYSE) se llegó a casi 1.850 millones de acciones. Pero, a dólares constantes y tomando el récord absoluto del DJ (11.723 puntos, 14 de enero de 2000) o el máximo volumen absoluto (2.170 millones, 24 de julio último), el valor de las acciones hoy refleja un dólar mucho más barato en términos de euro, franco suizo o libra.
A veces, Manhattan se parece a Buenos Aires o Montevideo. El lunes, alzas de hasta 2,5% llevaban los paneles básicos -Standard&Poor’s 500, Dow Jones industrial, Nasdaq compuesto- a los máximos desde julio pasado (ayer, bastó un mínimo avance para anotar nuevos récords y hoy los precios cedían). Un indicador por lo común poco tenido en cuenta –la manufactura en el estado de Nueva York- y un brote de liquidez inflaban cotizaciones. La semana anterior, hubo oportunas estadísticas del Institute for Supply Management (los gerentes de compras), también con alcances locales.
“Son burbujas interesantes –sostenía días atrás el analista bursátil Vincent Boland-, porque generan picos en mercados cuyas economías reales pasan malos momentos”. Este analista londinense y otros vinculan los raptos eufóricos en Nueva York o Chicago a la campaña reelectoral de George W.Bush, cuya manifestación es la rebaja impositiva sobre dividendos accionarios, y al descenso de intereses en la Unión Europea (en el caso de Fráncfort). No sólo en tasa referencial del Banco Central Europeo (de 2,5 a 2% anual) sino, esencialmente, en tipos libres: Libor (1,01%) y Euribor (2,04%) están en los mínimos desde hace años.
Pero la plena confianza de inversores, operadores y especuladores no se recobrará mientras sigan apareciendo investigaciones, sumarios y procesos originados en la cadena de fraudes y escándalos empresarios iniciada a fines de 2001. Por otra parte, los máximos de este mes contrastan llamativamente con cada trasfondo. Los hay en Nueva York (mientras suben el desempleo y el déficit fiscal), Fráncfort –Alemania entra en recesión deflatoria- y Tokio (donde la deflación impera desde 1991).
Sin duda, mayo y junio se ven excelentes para los paneles estadounidenses. El S&P 500 pasó los mil puntos y está 25% sobre los pisos del año, registrados en marzo. El DJ viene manteniéndose sobre la cota de 9.000. Los retornos son atractivos, pero sólo si esta tendencia llega a fines de año el “mercado oso” habrá sido dejado atrás. Algunos analistas confían en que ello suceda debido a los volúmenes negociados, muy superiores a los de 2002. En el New York Stock Exchange (NYSE) se llegó a casi 1.850 millones de acciones. Pero, a dólares constantes y tomando el récord absoluto del DJ (11.723 puntos, 14 de enero de 2000) o el máximo volumen absoluto (2.170 millones, 24 de julio último), el valor de las acciones hoy refleja un dólar mucho más barato en términos de euro, franco suizo o libra.