<p>Oficialmente, Francfort-Nueva York se trata de “una fusión entre iguales”. El semanario Der Spiegel la ve de otra forma: “los alemanes somos socios dominantes en escala y así lo haremos valer”. En rigor, Deutsche Börse controlará 69% de la nueva entidad, tendrá diez de diecisiete directores en la junta, encabezados por el italiano Reto Francioni, presidente de DB. Duncan Niederauer –apellido tedesco- seguirá al frente de NYSE Euronext.<br />
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Estos detalles dan pábulo para hablar de una venganza por lo de 1945. En realidad, se trata de otra cosa, en sí nada simpática para los norteamericanos: esta megafusión demuestra de modo concluyente la superioridad del capitalismo renano sobre el creativo pero volátil modelo darwiniano imperante en EE.UU. Por cierto, Berlín ha superado exitosamente la reunificación, ésta sí legado de 1945, merced a una característica muy propia que Wolfgang von Goethe sinterizaba en una frase: “los alemanes saben corregir, no ayudar”. <br />
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<p>No será otro Pearl Harbor, pero la conquista de Nueva York por los germanos recuerda uno de esos momentos axiales en que la historia gusta mezclar símbolos, metáforas e ironías. En lo económico y financiero –a veces, también en lo político o social-, nadie como Wall Street ha representado hasta hoy a Estados Unidos.<br />
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En algo más de doscientos años, desde 1784, ha sido en varias oportunidades motor de desarrollo o, por el contrario, fuente de burbujas especulativas letales. Como la de 2007/09, en realidad todavía no agotada. Manhattan ha sido también un campo de batalla para probar la fortaleza –o no- de grandes empresas y bancas de toda laya.<br />
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Por caso, gigantes con pies de barros estilo Bear Stearns, Lehman Brothers (todavía no se ha medido bien el trauma de ambos decesos), Merrill Lynch, American International Group, etc. Wall Street promovió excesos, en particular uno de particular efecto en la sociedad: la creciente disparidad, desde los años de la “revolución conservadora” de Ronald Reagan (década del 80), entre una cúpula multimillonaria y dos estamentos (medio, bajo), en la base de la pirámide.<br />
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Este proceso ha tenido sus apóstoles mediáticos, que lograron en cuarenta años imponer una falacia: Wall Street creó la próspera pequeña burguesía norteamericana. No fue así. Pero esa idea persistía en los dos billones de dólares en rescates de banqueros y empresarios (2008/10) con dinero de los contribuyentes. Vale decir, esa clase media que la especulación bursátil y financiera habría “creado”.<br />
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