Las compras se apoyaban en un indicador para generar un modesto repunte: el índice de confianza ial bajó menos de lo esperado: 92,4 puntos, contra 90,8 (pero en mayo ascendía a 96,9 y, además, Comercio advirtió que el gasto de los consumidores había cedido 1% en mayo).
No obstante en la última media, ese avance se convirtió en leve baja, al saberse que el vicepresidente Dick Cheney reemplazará al presidente “con plenos poderes”. Decisión curiosa, pues George W. Busch sólo debía someterse a una colonoscopía (irónicamente, días antes de 4 de julio).
A todo esto, la primera mitad de 2002 representa el peor retroceso bursátil desde 1970. Lo inquietante es, como apuntan Paul Volcker, Alan Greenspan (sucesivos presidentes del Sistema Federal de Reserva), Paul Krugman, Joseph Stiglitz, Jeffrey Sachs y George Soros, la caída de confianza pública en empresas, management, contadores y el propio dólar, que puede llevar a una “recesión global prematura” (Sachs). Más cautos, los operadores se limitan a pronosticar un repunte muy lento de ingresos y utilidades.
Billones volatilizados
De acuerdo con estimaciones preliminares, las cotizantes estadounidenses y europeas han perdido alrededor de US$ 2,7 billones en valor de mercado. También hubo amplias caídas en Latinoameríca, con estabilidad en Europa oriental, Oceanía, Asia del este y el sudeste. “Moody’s y Standard & Poor’s deberían fijarse en su mercado antes de descalificar a Japón”, comentaban en Tokio.
“El malestar es de largo alcance y sospechamos que se mantendrá, con altibajos, hasta después de las elecciones”. Así estima State Street Global Advisors, una cartera que maneja US$ 806.000 millones. Irregularidades y delitos como los de Arthur Andersen, Enron, Tyco, WorldCom, ImClone Systems, Qwest y, ahora, tal vez Xerox “hacen que el público se aleje de la bolsa”. Entretanto, la debilidad del dólar canaliza inversiones hacia bonos soberanos emitidos por países como Suiza, Holanda, Gran Bretaña, Suecia, Singapur, Irlanda, Austria, etc.
“La gente se siente estafada por ejecutivos y auditores”, sostiene Charles White (Avatar Associates). De paso, explica que su cartera de US$ 2.000 millones contiene ya 30% en efectivo; “por las dudas”.
En la primera mitad del año, el índice Standard&Poor’s 500 (la cartera global más sólida) retrocede 13,7%, contra 10% (todo 2000), 12,5% (primer semestre de 1973), 13% (todo 2001) y 21% (1970). Una de cada diez cotizantes ha perdido 50% o más de valor.
La suma geométrica de 2000, 2001 y medio 2002 alcanza a 41,4%.
En lo tocante al Nasdaq compuesto, este semestre cayó 27%. Pero, desde su máximo absoluto (marzo 2000), se ha achicado 75%. Menos volátil, el Dow Jones industrial retrocedió “sólo” 9%. De acuerdo con el índice Wilshire 5000, las empresas estadounidenses perdieron US$ 1,5 billón en valor de mercado.
General Electric, tuvo un deterioro de US$ 100.000 millones. Microsoft, Citigroup y IBM, juntas, se achicaron en US$ 200.000 millones.
En el plano europeo y según el Dow Jones Stoxx 600 (-18% en el semestre), se volatilizó US$ 1,2 billón. En la primera economía de la UE y cuarta en el mundo, Alemania, el indicador bursátil clave (DAX, Fráncfort) cayó 17%, algo que no le ocurría desde 1971.
Las compras se apoyaban en un indicador para generar un modesto repunte: el índice de confianza ial bajó menos de lo esperado: 92,4 puntos, contra 90,8 (pero en mayo ascendía a 96,9 y, además, Comercio advirtió que el gasto de los consumidores había cedido 1% en mayo).
No obstante en la última media, ese avance se convirtió en leve baja, al saberse que el vicepresidente Dick Cheney reemplazará al presidente “con plenos poderes”. Decisión curiosa, pues George W. Busch sólo debía someterse a una colonoscopía (irónicamente, días antes de 4 de julio).
A todo esto, la primera mitad de 2002 representa el peor retroceso bursátil desde 1970. Lo inquietante es, como apuntan Paul Volcker, Alan Greenspan (sucesivos presidentes del Sistema Federal de Reserva), Paul Krugman, Joseph Stiglitz, Jeffrey Sachs y George Soros, la caída de confianza pública en empresas, management, contadores y el propio dólar, que puede llevar a una “recesión global prematura” (Sachs). Más cautos, los operadores se limitan a pronosticar un repunte muy lento de ingresos y utilidades.
Billones volatilizados
De acuerdo con estimaciones preliminares, las cotizantes estadounidenses y europeas han perdido alrededor de US$ 2,7 billones en valor de mercado. También hubo amplias caídas en Latinoameríca, con estabilidad en Europa oriental, Oceanía, Asia del este y el sudeste. “Moody’s y Standard & Poor’s deberían fijarse en su mercado antes de descalificar a Japón”, comentaban en Tokio.
“El malestar es de largo alcance y sospechamos que se mantendrá, con altibajos, hasta después de las elecciones”. Así estima State Street Global Advisors, una cartera que maneja US$ 806.000 millones. Irregularidades y delitos como los de Arthur Andersen, Enron, Tyco, WorldCom, ImClone Systems, Qwest y, ahora, tal vez Xerox “hacen que el público se aleje de la bolsa”. Entretanto, la debilidad del dólar canaliza inversiones hacia bonos soberanos emitidos por países como Suiza, Holanda, Gran Bretaña, Suecia, Singapur, Irlanda, Austria, etc.
“La gente se siente estafada por ejecutivos y auditores”, sostiene Charles White (Avatar Associates). De paso, explica que su cartera de US$ 2.000 millones contiene ya 30% en efectivo; “por las dudas”.
En la primera mitad del año, el índice Standard&Poor’s 500 (la cartera global más sólida) retrocede 13,7%, contra 10% (todo 2000), 12,5% (primer semestre de 1973), 13% (todo 2001) y 21% (1970). Una de cada diez cotizantes ha perdido 50% o más de valor.
La suma geométrica de 2000, 2001 y medio 2002 alcanza a 41,4%.
En lo tocante al Nasdaq compuesto, este semestre cayó 27%. Pero, desde su máximo absoluto (marzo 2000), se ha achicado 75%. Menos volátil, el Dow Jones industrial retrocedió “sólo” 9%. De acuerdo con el índice Wilshire 5000, las empresas estadounidenses perdieron US$ 1,5 billón en valor de mercado.
General Electric, tuvo un deterioro de US$ 100.000 millones. Microsoft, Citigroup y IBM, juntas, se achicaron en US$ 200.000 millones.
En el plano europeo y según el Dow Jones Stoxx 600 (-18% en el semestre), se volatilizó US$ 1,2 billón. En la primera economía de la UE y cuarta en el mundo, Alemania, el indicador bursátil clave (DAX, Fráncfort) cayó 17%, algo que no le ocurría desde 1971.