<p>En otras palabras, Jean-Claude Trichet está entre la espada y la pared. Si baja el tipo básico para acercarlo al norteamericano, continuará cediendo el euro y los exportadores serán felices. Pero los precios internos serán más altos en dólares. Si, por el contrario lo deja como está o lo eleva, el crédito será tan escaso como ahora y más caro, aunque el euro recobre posiciones.</p>
<p>Se suponía que este jueves el BCE adoptaría decisiones sobre tasas, si bien no está atado a un cronograma tan rígido y anacrónico como la RF (que el martes tampoco tocó los tipos referenciales. La Eurozona –quince adherentes a la moneda común entre los veintisiete de la Unión Europea- muestra claros signos de estancamiento económico desde abril.</p>
<p>La inflación en la Eurozona cedió de 4,2% anual en junio a 4,1% en julio. Pero, claro, el BCE todavía cree en el “sueño de Maastricht”, o sea el pacto de estabilidad (1997) y su meta de 2% anual en precios minoristas. Aferrarse once años a una ficción sólo puede suceder en Francfort, una estructura dominada por burócratas teutones a quienes ni la propia Alemania escucha.</p>
<p>Sin dudas, el BCE afronta la peor de las situaciones: enfriamiento económico más inquietante que la inflación, precios sostenidos en productos primarios, combustibles caros y reticencia de los consumidores. Pero los “ortodoxos impenitentes” todavía sugieren bajar salarios reales y reducir la estabilidad laboral. El calificativo lo aplica Paul Krugman a Benjamin Bernanke, Trichet y Mervyn Kingo (dirige el hoy achicado banco de Inglaterra).</p>
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Trichet cambia de idea y hace bajar el euro de US$ 1,57 a 1,50 en cinco días
Bastante menos obsedido por la inflación que antes, el presidente del Banco Central Europeo admite que la economía regional se frena. Pero sólo atina a dejar la tasa básica en 4,25% anual, muy lejos del 2% que mantiene la Reserva Federal.