jueves, 26 de diciembre de 2024

Suben crudos y oro, mientras se pincha la euforia en Wall Street

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Tras el efímero desborde del jueves, el mes cerraba con paneles casi neutros y nuevos temores inflacionarios. El petróleo tejano rozó los US$ 74 el barril, el oro pasó de US$ 615 la onza y el euro saltó a US$ 1,278.

Mientras los tres principales indicadores no subían más de 0,2% , los tipos largas se mantuvieron alrededor de 5,15% anual (T-10) y 5,21% (T-30). Unos pocos analistas ajenos a Wall Street preferían fijarse en un dato inquietante: los crudos tejanos con entrega en agosto treparon de US$ 68,50 a 74 en la semana.

En lo tocante a la tasa básica, el comité monetario de la Reserva Federal había efectuado el décimo séptimo ajuste y, a 5,25% anual, lo ubica en el máximo desde marzo de 2001. O sea, cuando el petróleo no llegaba ni a US$ 12 el barril.

Obviamente, el alza de hidrocarburos probablemente refleje la súbita crisis en Levante, donde la escasa sensatez israelí –y el apoyo norteamericano- constituyen una severa amenaza geopolítica. Ni siquiera los países de la península arábiga –y tradicionales a aliados de Washington- aceptan las últimas acciones bélicas de Tel Aviv ni, mucho menos, el secuestro de todo un gabinete palestino.

Mientras los tres principales indicadores no subían más de 0,2% , los tipos largas se mantuvieron alrededor de 5,15% anual (T-10) y 5,21% (T-30). Unos pocos analistas ajenos a Wall Street preferían fijarse en un dato inquietante: los crudos tejanos con entrega en agosto treparon de US$ 68,50 a 74 en la semana.

En lo tocante a la tasa básica, el comité monetario de la Reserva Federal había efectuado el décimo séptimo ajuste y, a 5,25% anual, lo ubica en el máximo desde marzo de 2001. O sea, cuando el petróleo no llegaba ni a US$ 12 el barril.

Obviamente, el alza de hidrocarburos probablemente refleje la súbita crisis en Levante, donde la escasa sensatez israelí –y el apoyo norteamericano- constituyen una severa amenaza geopolítica. Ni siquiera los países de la península arábiga –y tradicionales a aliados de Washington- aceptan las últimas acciones bélicas de Tel Aviv ni, mucho menos, el secuestro de todo un gabinete palestino.

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