Tal integración genera importantes beneficios para los participantes del mercado y para los países.
Los primeros – advierte el profesor de la UOC, Jorge Mario Uribe de los Estudios de Economía y Empresa – obtienen mayores oportunidades de inversión y mejores posibilidades para administrar el riesgo de tales inversiones, mientras que los segundos se benefician de los efectos que tienen mercados financieros más profundos en la financiación del crecimiento económico de largo plazo.
Sin embargo, los beneficios de la integración financiera no son gratuitos. En un mundo más integrado financieramente, las políticas nacionales y los eventos financieros relevantes tienen importantes efectos transfronterizos. Por ejemplo, la crisis de la deuda soberana europea, en la primera mitad de la década anterior, mostró el rápido y fuerte impacto que el incremento del riesgo en los mercados de deuda soberanos tiene sobre los costos de financiamiento y el financiamiento externo disponible para las empresas privadas a escala internacional.
Hoy se han alcanzado niveles históricos de deuda corporativa y soberana alrededor del mundo, debido en parte a los efectos y las políticas de salud públicas asociadas con el Covid-19, pero también, como consecuencia de la tendencia creciente hacia el apalancamiento, experimentada desde antes, justo al final la Crisis Financiera Global, por parte de las economías emergentes y las empresas en tales mercados. Estos picos sin precedentes de deuda privada y corporativa han sido señalados consistentemente como la principal fuente de vulnerabilidad fiscal y financiera para la economía global, y especialmente para América Latina.
Los impagos corporativos y soberanos son costosos. Durante los episodios de incumplimiento, la entidad que incumple pierde el acceso a la financiación de la deuda. Cuando ocurren incumplimientos soberanos, el gobierno pierde temporalmente la capacidad de llevar a cabo rescates necesarios para preservar la estabilidad financiera nacional. En consecuencia, el crédito de los bancos al sector privado disminuye y, finalmente, la producción y el consumo caen.
En un estudio, recientemente publicado dentro de la serie de documentos de trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), junto a José E. Gómez de City University of Newyork, y a Oscar Valencia de la División de Gestión Fiscal del BID, estudiamos la causalidad bidireccional que existe entre los mercados de deuda pública y privada en América Latina. Tales vínculos han cobrado fuerza durante los últimos años y se presentan como una fuente potencial de inestabilidad financiera en la región. En nuestro estudio, analizamos más de 600 series diarias de Credit Default Swaps (CDS) corporativos y 48 series de CDS soberanos desde octubre de 2006 hasta agosto de 2021 y calculamos los efectos de contagio direccionales entre los mercados de CDS privados y soberanos. Los CDS son indicadores oportunos de la dinámica de los mercados de deuda corporativa y soberana, que ofrecen la posibilidad de realizar un seguimiento del riesgo crediticio en tiempo real, que no es posible a través de los análisis tradicionales basados en los estados financieros de las empresas endeudadas o las estadísticas de cuentas nacionales de los países.
Según nuestras estimaciones, los efectos de spillover (i.e. derrame) son particularmente altos al interior del sector corporativo global. De hecho, el 48,5% de los efectos de desbordamiento totales del sistema se registran entre CDS corporativos globales, incluidos los corporativos de América Latina. Los spillover de riesgo en la deuda soberana en los países ocupan el segundo lugar, representando el 28,5% del total. Los efectos spillover desde los bonos soberanos de América Latina hacia las empresas globales y desde las empresas a los mercados soberanos, revisten una magnitud casi idéntica cercana al 11,5 %, cada uno.
En nuestras estimaciones, tenemos en cuenta los factores comunes que afectan a los mercados de deuda, independientemente de su naturaleza, e.g., privados o públicos, emergentes o desarrollados, etc. También comparamos los resultados cuando consideramos en la estimación tales factores globales explícitamente y cuando no lo hacemos. Los resultados cambian sustancialmente en ambos escenarios. Específicamente, los spillovers son considerablemente mayores cuando se ignora el papel de los factores comunes globales, sobre todo en períodos de crisis en los que se observan dificultades financieras tanto para empresas como para países.
En resumen, mostramos que la mayoría de los efectos de spillover entre los mercados de CDS soberanos y privados tienen lugar al interior de cada grupo, i.e. entre países, o entre empresas, como cabría de esperar, pero también aportamos evidencia sobre la presencia de relaciones bidireccionales entre los mercados de deuda pública y privada, incluso después de controlar por factores globales comunes a todos los mercados de deuda. Lo anterior puede llegar a convertirse en una fuente de vulnerabilidad financiera para América Latina, y por ende debe ser objeto de especial seguimiento por parte de las autoridades monetarias, cambiarias y fiscales en la región.