Durante los últimos siete años, los precios de las commodities
han registrado importantes incrementos. Los productores mundiales de estos bienes
agropecuarios e industriales gozan de la “buena nueva”; la actividad
llama, cada vez más, a nuevos inversores en busca de promisorias tasas
de ganancias; y los Estados que capturan renta a través de tributos participan
también del buen momento del sector.
Hace más de 10 años, los valores eran elevados. Una tonelada de
trigo cotizaba en el mercado global a US$ 187; el maíz estaba a US$ 133;
la soja a US$ 264; el aluminio a US$ 1.600; el cobre, US$ 2.700; y la excepción
era el precio del crudo, que cotizaba sólo a US$ 19,1.
En los años subsiguientes, los precios tendieron a la baja. El trigo
llegó a cotizar US$ 87 la tonelada, en 1999; el maíz a US$ 75;
la soja a US$ 170; y el cobre a US$ 1.398.
Empero, desde entonces, la tendencia ascendente fue notable. El año pasado,
las cotizaciones se duplicaron (trigo, aluminio, soja), triplicaron (cobre)
y hasta quintuplicaron (petróleo). Así, el precio actual del trigo
se encuentra a US$ 342; el maíz está US$ 197; la soja, US$ 468;
petróleo, US$ 92; y cobre, US$ 6.700.
En parte, el aumento de estos precios se debió a la creciente demanda
de países con economías pujantes y poblaciones excepcionales,
como China e India; pero también se debió a la liquidez monetaria
de los últimos tiempos, la especulación en estos mercados, fundamentalmente,
en contratos a futuros.
Pero el clima internacional está enrarecido. Las expectativas de los
protagonistas de los mercados no son buenas respecto al cercano futuro de la
economía mundial, principalmente por los temores a la probable recesión
de la economía norteamericana.
Ante este clima: ¿qué ocurrirá con los precios de los commodities?
Una pregunta que inquieta a aquellos países, como la Argentina, cuya
fuente de tranquilidad ante eventuales contagios del virus internacional de
la recesión son estas variables.
Como indica un estudio de la consultora Abeceb.com, los precios de los commodities
sufren variaciones en los principales mercados a partir de la menor liquidez
internacional y de la consecuente salida de los fondos especulativos, que habían
estado provocando las alzas en esos mercados. Así, desde 2008 en adelante,
podría observarse una desaceleración en la tasa de crecimiento
de las cotizaciones.
Según este informe, el precio de la soja (un producto agropecuario de
gran importancia para la Argentina sojera de hoy) ha crecido no sólo
por la gran demanda asiática, sino por su competencia con el maíz.
En un país como el nuestro, la superficie sembrada de soja ha desplazado
a otros cultivos. Al punto que el actual gobernador de Santa Fe, Hermes Binner,
ha afirmado en un reciente reportaje que “si nos dejamos llevar por el
precio de la soja, en una provincia como Santa Fe, en poco tiempo no va a quedar
nada de las demás actividades productivas. El proceso de sojización
ha significado vaciar el campo…”.
Según Abeceb.com, la mayor previsión de consumo de etanol (biocombustible
producido a partir del maíz o caña de azucar) puede provocar una
caída de más de 18% de la producción sojera, llevando el
stock/consumo mundial a 8,8%, equivalente a una provisión para sólo
32 días, tres veces memos de lo conseguido en la campaña anterior.
Así, el precio de la soja seguiría en alza.
En el caso del maíz, podría caer su precio si, en caso de entrar
Estados Unidos en una fase recesiva importante, hubiera una menor demanda de
la producción norteamericana de este bien para la fabricación
de etanol.
En el caso de los commodities industriales, según Abeceb.com,
se espera que sus valores se moderen en los próximos años, sin
caídas abruptas. Lo mismo ocurriría con los productos derivados
del petróleo, como el polietileno, polipropileno y poliestireno, cuyos
precios podrían caer a causa de la restricción de la demanda por
los altos precios actuales.
En el caso del acero, seguiría su ascenso, debido a la inexistencia de
mercado de futuros (y, por ende, la inexistencia de grandes capitales especulativos),
y la salida de operación de fábricas chinas.
En cambio, el cobre sí es seguro que seguirá frenándose
su ascenso. Como indica Abeceb, la menor demanda norteamericana provoca el descenso
de su cotización, aunque se mantenga en niveles elevados.
Así, más que volátiles, los precios internacionales de
estas materias primas y bienes mantendrán, la mayoría, un ascenso
moderado, mientras otros se estancarán.
Durante los últimos siete años, los precios de las commodities
han registrado importantes incrementos. Los productores mundiales de estos bienes
agropecuarios e industriales gozan de la “buena nueva”; la actividad
llama, cada vez más, a nuevos inversores en busca de promisorias tasas
de ganancias; y los Estados que capturan renta a través de tributos participan
también del buen momento del sector.
Hace más de 10 años, los valores eran elevados. Una tonelada de
trigo cotizaba en el mercado global a US$ 187; el maíz estaba a US$ 133;
la soja a US$ 264; el aluminio a US$ 1.600; el cobre, US$ 2.700; y la excepción
era el precio del crudo, que cotizaba sólo a US$ 19,1.
En los años subsiguientes, los precios tendieron a la baja. El trigo
llegó a cotizar US$ 87 la tonelada, en 1999; el maíz a US$ 75;
la soja a US$ 170; y el cobre a US$ 1.398.
Empero, desde entonces, la tendencia ascendente fue notable. El año pasado,
las cotizaciones se duplicaron (trigo, aluminio, soja), triplicaron (cobre)
y hasta quintuplicaron (petróleo). Así, el precio actual del trigo
se encuentra a US$ 342; el maíz está US$ 197; la soja, US$ 468;
petróleo, US$ 92; y cobre, US$ 6.700.
En parte, el aumento de estos precios se debió a la creciente demanda
de países con economías pujantes y poblaciones excepcionales,
como China e India; pero también se debió a la liquidez monetaria
de los últimos tiempos, la especulación en estos mercados, fundamentalmente,
en contratos a futuros.
Pero el clima internacional está enrarecido. Las expectativas de los
protagonistas de los mercados no son buenas respecto al cercano futuro de la
economía mundial, principalmente por los temores a la probable recesión
de la economía norteamericana.
Ante este clima: ¿qué ocurrirá con los precios de los commodities?
Una pregunta que inquieta a aquellos países, como la Argentina, cuya
fuente de tranquilidad ante eventuales contagios del virus internacional de
la recesión son estas variables.
Como indica un estudio de la consultora Abeceb.com, los precios de los commodities
sufren variaciones en los principales mercados a partir de la menor liquidez
internacional y de la consecuente salida de los fondos especulativos, que habían
estado provocando las alzas en esos mercados. Así, desde 2008 en adelante,
podría observarse una desaceleración en la tasa de crecimiento
de las cotizaciones.
Según este informe, el precio de la soja (un producto agropecuario de
gran importancia para la Argentina sojera de hoy) ha crecido no sólo
por la gran demanda asiática, sino por su competencia con el maíz.
En un país como el nuestro, la superficie sembrada de soja ha desplazado
a otros cultivos. Al punto que el actual gobernador de Santa Fe, Hermes Binner,
ha afirmado en un reciente reportaje que “si nos dejamos llevar por el
precio de la soja, en una provincia como Santa Fe, en poco tiempo no va a quedar
nada de las demás actividades productivas. El proceso de sojización
ha significado vaciar el campo…”.
Según Abeceb.com, la mayor previsión de consumo de etanol (biocombustible
producido a partir del maíz o caña de azucar) puede provocar una
caída de más de 18% de la producción sojera, llevando el
stock/consumo mundial a 8,8%, equivalente a una provisión para sólo
32 días, tres veces memos de lo conseguido en la campaña anterior.
Así, el precio de la soja seguiría en alza.
En el caso del maíz, podría caer su precio si, en caso de entrar
Estados Unidos en una fase recesiva importante, hubiera una menor demanda de
la producción norteamericana de este bien para la fabricación
de etanol.
En el caso de los commodities industriales, según Abeceb.com,
se espera que sus valores se moderen en los próximos años, sin
caídas abruptas. Lo mismo ocurriría con los productos derivados
del petróleo, como el polietileno, polipropileno y poliestireno, cuyos
precios podrían caer a causa de la restricción de la demanda por
los altos precios actuales.
En el caso del acero, seguiría su ascenso, debido a la inexistencia de
mercado de futuros (y, por ende, la inexistencia de grandes capitales especulativos),
y la salida de operación de fábricas chinas.
En cambio, el cobre sí es seguro que seguirá frenándose
su ascenso. Como indica Abeceb, la menor demanda norteamericana provoca el descenso
de su cotización, aunque se mantenga en niveles elevados.
Así, más que volátiles, los precios internacionales de
estas materias primas y bienes mantendrán, la mayoría, un ascenso
moderado, mientras otros se estancarán.