Pero se trata de otra forma de especulación, no de héroes como Alejandro III de Macedonia. Hoy, algunos bancos grandes en graves aprietos y la secretaría de hacienda –fiel a sus amigos- intentan cortar estos nudos. Vale decir, los VIE o CIE. Su desarme apunta ya a un desastre financiero que puede castigar las economías reales de Estados Unidos, Gran Bretaña, etc.
Este segmento, pomposamente llamado “industria” por sus beneficiarios, fue puesto en órbita por Gordian Knot y sus dueños, dos especuladores llamados Nicolas Sossidis y Stephen Partridge. Los actuales problemas consisten en docenas de gigantescos VIE que obligan a grandes bancos a deshacerse de miles de millones en títulos o paquetes respaldados por malas hipotecas y otros activos volátiles. Desde hace semanas, proliferan conciliábulos entre altos funcionarios norteamericanos, bancos comerciales, firmas de valores y esos dos “caballeros de industria”, cuyo fondo CIE gestiona alrededor de US$ 57.000 millones.
Pero el sector ha creado una burbuja de aire caliente superior a US$ 400.000 millones. ¿Cómo? Simple: la codicia de los grandes bancos los lanzó sobre instrumentos que les permitían sacar jugosas utilidades sin necesidad de congelar capital contra riesgos potenciales. Hoy, el truco amenaza la estabilidad de los mercados globales. Algunos economistas –Joseph Stiglitz, Jeffrey Sachs, Paul Krugman- señalan algo obvio: ¿a quién le importa la suerte de banqueros tan imprudentes?
Asesorados por Henry Paulson (ex Goldman Sachs, dato nada gratuito), Citigroup, Bank of America y JP Morgan Chase resolvieron armar un fondo rotatorio de US$ 100.000 millones para recolocar hasta fin de año la masa más peligrosa de VIE. En efecto, casi un cuarto de aquellos US$ 400.000 vence en cinco a ocho meses, contando desde fin de octubre. Citi, solo, tiene US$ 80.000 millones comprometidos, lo cual explica el colapso de su ex presidente ejecutivo.
En rigor, el esquema VIE surgió –como los instrumentos derivativos, otra bomba de tiempo- en los años 80, cuando se producía una serie de cambios en los mercadoa financieros y especulativos. Su fundamento, los valores respaldados en hipotecas residenciales, remontó vuelo junto con el segmento de bonos chatarra. Paralelamente, el ascenso de Sossidis y Partridge se vinculaba a operaciones con clientes del entonces Citibank, en particular fondos jubilatorios.
En 1988/89, el dúo lanzó para Citi los primeros fondos CIE (Alpha y Beta). En 1993, la pareja se cortó sola y creó Gordian Knot, en Londres, plaza mas tolerante con excesos especulativos. A partir de entonces, los CIE se dispararon en escala mundial, dominados por operadores, abogados y banqueros registrados en Gran Bretaña, pero en general vinculados a Citigroup. Alguna vez habrá que poner en la picota al Banco de Inglaterra por permitir esas cosas.
En 1997, Sossidis y Partridge manejaban activos por US$ 100.000 millones. El colapso de Long-term Capital Management (LTCM, derivativos) en 1998 les impuso cierta cautela. Todavía en julio último, mientras asomaban las turbulencias hipotecaria y financiera, Moody’s Investors Service calificaba los SIE como “oasis de calma en la tormenta”. Ahora, Paulson intenta salvar el negocio con un fondo rotativo que, recordando la crisis en ahorro y préstamo (años 80) quizás acabe pagando el contribuyente norteamericano.
Pero se trata de otra forma de especulación, no de héroes como Alejandro III de Macedonia. Hoy, algunos bancos grandes en graves aprietos y la secretaría de hacienda –fiel a sus amigos- intentan cortar estos nudos. Vale decir, los VIE o CIE. Su desarme apunta ya a un desastre financiero que puede castigar las economías reales de Estados Unidos, Gran Bretaña, etc.
Este segmento, pomposamente llamado “industria” por sus beneficiarios, fue puesto en órbita por Gordian Knot y sus dueños, dos especuladores llamados Nicolas Sossidis y Stephen Partridge. Los actuales problemas consisten en docenas de gigantescos VIE que obligan a grandes bancos a deshacerse de miles de millones en títulos o paquetes respaldados por malas hipotecas y otros activos volátiles. Desde hace semanas, proliferan conciliábulos entre altos funcionarios norteamericanos, bancos comerciales, firmas de valores y esos dos “caballeros de industria”, cuyo fondo CIE gestiona alrededor de US$ 57.000 millones.
Pero el sector ha creado una burbuja de aire caliente superior a US$ 400.000 millones. ¿Cómo? Simple: la codicia de los grandes bancos los lanzó sobre instrumentos que les permitían sacar jugosas utilidades sin necesidad de congelar capital contra riesgos potenciales. Hoy, el truco amenaza la estabilidad de los mercados globales. Algunos economistas –Joseph Stiglitz, Jeffrey Sachs, Paul Krugman- señalan algo obvio: ¿a quién le importa la suerte de banqueros tan imprudentes?
Asesorados por Henry Paulson (ex Goldman Sachs, dato nada gratuito), Citigroup, Bank of America y JP Morgan Chase resolvieron armar un fondo rotatorio de US$ 100.000 millones para recolocar hasta fin de año la masa más peligrosa de VIE. En efecto, casi un cuarto de aquellos US$ 400.000 vence en cinco a ocho meses, contando desde fin de octubre. Citi, solo, tiene US$ 80.000 millones comprometidos, lo cual explica el colapso de su ex presidente ejecutivo.
En rigor, el esquema VIE surgió –como los instrumentos derivativos, otra bomba de tiempo- en los años 80, cuando se producía una serie de cambios en los mercadoa financieros y especulativos. Su fundamento, los valores respaldados en hipotecas residenciales, remontó vuelo junto con el segmento de bonos chatarra. Paralelamente, el ascenso de Sossidis y Partridge se vinculaba a operaciones con clientes del entonces Citibank, en particular fondos jubilatorios.
En 1988/89, el dúo lanzó para Citi los primeros fondos CIE (Alpha y Beta). En 1993, la pareja se cortó sola y creó Gordian Knot, en Londres, plaza mas tolerante con excesos especulativos. A partir de entonces, los CIE se dispararon en escala mundial, dominados por operadores, abogados y banqueros registrados en Gran Bretaña, pero en general vinculados a Citigroup. Alguna vez habrá que poner en la picota al Banco de Inglaterra por permitir esas cosas.
En 1997, Sossidis y Partridge manejaban activos por US$ 100.000 millones. El colapso de Long-term Capital Management (LTCM, derivativos) en 1998 les impuso cierta cautela. Todavía en julio último, mientras asomaban las turbulencias hipotecaria y financiera, Moody’s Investors Service calificaba los SIE como “oasis de calma en la tormenta”. Ahora, Paulson intenta salvar el negocio con un fondo rotativo que, recordando la crisis en ahorro y préstamo (años 80) quizás acabe pagando el contribuyente norteamericano.