(EFE).- La débil luz de esperanza que tenían los inversores de Wall Street de que los mercados lograsen invertir en marzo su tendencia negativa, se apagó definitivamente la semana de negocios recién pasada.
Ello se produjo después de que el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, echara por tierra toda ilusión de una rebaja anticipada de las tasas de interés.
Al cierre de ayer viernes, el Dow Jones Industriales, que es el indicador más importante de Wall Street, se situó en los 10.466,31 puntos, 24 puntos (0,2%) por encima del cierre del viernes 23 de febrero.
El mercado del Nasdaq, donde cotizan las grandes empresas de informática, nuevas tecnologías e Internet, perdió en la semana 144,88 puntos (6,4%), hasta los 2.117,63, el nivel más bajo desde diciembre de 1998.
El origen de este descenso estuvo en el discurso, el miércoles, ante el comité de servicios financieros de la Cámara baja del Congreso estadounidense de Greenspan, quien señaló que el ciclo económico de desaceleración económica por el que atraviesa Estados Unidos está aún en desarrollo, y que “aún tiene que seguir todo su curso”.
El timonel de la política monetaria estadounidense señaló que para impulsar el crecimiento la Reserva Federal ha debido acelerar el paso con el que disminuyen las tasas de interés, como quedó demostrado con los dos descensos de la tasa interbancaria diaria, cada una en medio punto porcentual, que se decretaron en enero.
Sin embargo, Greenspan agregó que la economía ha rendido mejor en enero y febrero que en los últimos meses de 2000, y que el consumo de los estadounidenses se ha mantenido en un nivel mejor al esperado.
Los analistas explican que las palabras de Greenspan implican que la Reserva Federal sigue preocupada por la marcha de la economía y que se hacen necesarias nuevas bajas de tasas, pero que estas medidas no tienen la urgencia que muchos en Wall Street esperaban.
Muchos analistas en Wall Street confiaban en que la Reserva Federal disminuiría las tasas antes de la reunión del comité de mercados abiertos del 20 de marzo, pero las palabras de Greenspan alejan casi definitivamente esta posibilidad.
Un caso emblemático es el del economista de Bear Stearns y ex gobernador de la Reserva Federal Wayne Angell, quien el martes pensaba que existía 80% de probabilidades de que se decretara una rebaja de tasas antes del 20 de marzo.
Pero el miércoles, tras las palabras de Greenspan, la opinión del analista cambió drásticamente, al punto que hoy ve casi como imposible que se decrete una rebaja de tasas antes de esa fecha.
Sin embargo, el hecho de que Greenspan siga considerando como el mayor peligro para la economía una ralentización muy fuerte, y de que no vea graves peligros inflacionarios, le sigue dejando alguna esperanza a los mercados.
La semana pasada se informó de que la economía creció en el cuarto trimestre del año pasado 1,1%, la mitad de lo que creció en el tercer trimestre, al tiempo que se entregaron malas noticias de la confianza de los consumidores.
Pero así como los inversores se solazaron en estas malas noticias, ya que implican que las posibilidades de rebajas de tasas se mantienen, también debieron batallar para interpretar una serie de datos buenos.
Según informaciones gubernamentales, el gasto personal de los estadounidenses subió 0,7% en enero, la mayor alza en cuatro meses, y el índice de actividad manufacturera subió en febrero desde los 41,2 puntos hasta los 41,9 puntos.
Por estas cifras, y por la palabras de Greenspan, lo cierto es que las posibilidades de una rebaja anticipada son muy escasas.
Y como las rebajas de tasas son prácticamente las únicas buenas noticias que ha recibido Wall Street en los últimos meses, los inversores se sumen en la desconfianza y el pesimismo.
Para la semana venidera, los expertos esperan un comportamiento volátil, con las malas noticias de empresas arrastrando a la baja los mercados y con las compras a bajos precios, empujándolos de vez en cuando al alza.
Asimismo, se cree que algunas empresas de sectores tradicionales como los bancos, las firmas industriales y de fabricación de productos de consumo diario, las defensivas de Wall Street, logren mantener, al menos, a flote al Dow Jones.
Esto, claro, siempre y cuando la Reserva Federal no se apiade de los mercados y decida una rebaja de las tasas.
(EFE).- La débil luz de esperanza que tenían los inversores de Wall Street de que los mercados lograsen invertir en marzo su tendencia negativa, se apagó definitivamente la semana de negocios recién pasada.
Ello se produjo después de que el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, echara por tierra toda ilusión de una rebaja anticipada de las tasas de interés.
Al cierre de ayer viernes, el Dow Jones Industriales, que es el indicador más importante de Wall Street, se situó en los 10.466,31 puntos, 24 puntos (0,2%) por encima del cierre del viernes 23 de febrero.
El mercado del Nasdaq, donde cotizan las grandes empresas de informática, nuevas tecnologías e Internet, perdió en la semana 144,88 puntos (6,4%), hasta los 2.117,63, el nivel más bajo desde diciembre de 1998.
El origen de este descenso estuvo en el discurso, el miércoles, ante el comité de servicios financieros de la Cámara baja del Congreso estadounidense de Greenspan, quien señaló que el ciclo económico de desaceleración económica por el que atraviesa Estados Unidos está aún en desarrollo, y que “aún tiene que seguir todo su curso”.
El timonel de la política monetaria estadounidense señaló que para impulsar el crecimiento la Reserva Federal ha debido acelerar el paso con el que disminuyen las tasas de interés, como quedó demostrado con los dos descensos de la tasa interbancaria diaria, cada una en medio punto porcentual, que se decretaron en enero.
Sin embargo, Greenspan agregó que la economía ha rendido mejor en enero y febrero que en los últimos meses de 2000, y que el consumo de los estadounidenses se ha mantenido en un nivel mejor al esperado.
Los analistas explican que las palabras de Greenspan implican que la Reserva Federal sigue preocupada por la marcha de la economía y que se hacen necesarias nuevas bajas de tasas, pero que estas medidas no tienen la urgencia que muchos en Wall Street esperaban.
Muchos analistas en Wall Street confiaban en que la Reserva Federal disminuiría las tasas antes de la reunión del comité de mercados abiertos del 20 de marzo, pero las palabras de Greenspan alejan casi definitivamente esta posibilidad.
Un caso emblemático es el del economista de Bear Stearns y ex gobernador de la Reserva Federal Wayne Angell, quien el martes pensaba que existía 80% de probabilidades de que se decretara una rebaja de tasas antes del 20 de marzo.
Pero el miércoles, tras las palabras de Greenspan, la opinión del analista cambió drásticamente, al punto que hoy ve casi como imposible que se decrete una rebaja de tasas antes de esa fecha.
Sin embargo, el hecho de que Greenspan siga considerando como el mayor peligro para la economía una ralentización muy fuerte, y de que no vea graves peligros inflacionarios, le sigue dejando alguna esperanza a los mercados.
La semana pasada se informó de que la economía creció en el cuarto trimestre del año pasado 1,1%, la mitad de lo que creció en el tercer trimestre, al tiempo que se entregaron malas noticias de la confianza de los consumidores.
Pero así como los inversores se solazaron en estas malas noticias, ya que implican que las posibilidades de rebajas de tasas se mantienen, también debieron batallar para interpretar una serie de datos buenos.
Según informaciones gubernamentales, el gasto personal de los estadounidenses subió 0,7% en enero, la mayor alza en cuatro meses, y el índice de actividad manufacturera subió en febrero desde los 41,2 puntos hasta los 41,9 puntos.
Por estas cifras, y por la palabras de Greenspan, lo cierto es que las posibilidades de una rebaja anticipada son muy escasas.
Y como las rebajas de tasas son prácticamente las únicas buenas noticias que ha recibido Wall Street en los últimos meses, los inversores se sumen en la desconfianza y el pesimismo.
Para la semana venidera, los expertos esperan un comportamiento volátil, con las malas noticias de empresas arrastrando a la baja los mercados y con las compras a bajos precios, empujándolos de vez en cuando al alza.
Asimismo, se cree que algunas empresas de sectores tradicionales como los bancos, las firmas industriales y de fabricación de productos de consumo diario, las defensivas de Wall Street, logren mantener, al menos, a flote al Dow Jones.
Esto, claro, siempre y cuando la Reserva Federal no se apiade de los mercados y decida una rebaja de las tasas.