Es gente que no reúne los requisitos mínimos como para que las instituciones tradicionales justifiquen la inversión de incorporarlos. Pero la tecnología trae ahora la posibilidad de bajar los costos de superar todos los problemas que impiden a la gente acceder al mundo bancario.
Las personas no bancarizadas no comparten la misma situación. Algunos simplemente no tienen acceso a bancos, pero otros tienen necesidades que los bancos no cubren.
Uno de los grandes problemas de incluir a las personas que nunca han tenido banco ni crédito es el de lograr que confíen en las instituciones como para poner allí sus ahorros. Y viceversa.
Los canales digitales pueden ofrecer mayor conveniencia a los clientes además de bajar el costo para los bancos.
Una inclusión financiera eficaz probablemente va a requerir un modelo de distribución “bricks-and-clicks”, que exija la presencia de filiales físicas para inspirar confianza y tal vez complementadas con agentes (como supermercados u oficinas de correo).
La tecnología también está permitiendo a las instituciones financieras superar la falta de historial de crédito en muchos de estos mercados emergentes. Muchos de los individuos excluidos financieramente no tienen la historia financiera que exigen muchos bancos tradicionales ni tampoco cuentan con una prueba formal de identificación.
Este es el momento ideal para que los bancos hagan crecer sus ingresos incorporando a los excluidos que constituyen la quinta parte de la población mundial.