El sector industrial en Argentina hace equilibrio en medio de una inflación galopante que repercute directamente sobre los costos de producción. A esto hay que sumarle las cargas impositivas, impuestos y los compromisos crediticios a los que el empresariado en general tiene que hacer frente mes a mes.
A su vez, la producción en grandes fábricas y plantas industriales ya comienza a virar hacia el entendimiento y compromiso de las prácticas sustentables. Las actividades con el cuidado y el respeto del medioambiente están en agenda y a esta altura del siglo XXI son ineludibles.
En este contexto, la utilización de energía solar ya se posiciona como un aliado para el sector industrial en su conjunto. Esta opción es más que importante no solo a la hora de hablar del ahorro en el consumo de energía, fuente fundamental para cualquier actividad, sino también en términos de concepción de una empresa que definitivamente tiene que tener al cuidado medioambiental como una de sus prioridades.
La dura realidad para las pequeñas y grandes industrias se entiende desde la dependencia de los subsidios gubernamentales a la luz. Sobre la mesa se plantea un dilema que tiene problemas por donde se lo mire: se sigue pagando luz subsidiada con graves problemas de distribución y falta de inversión que genera como consecuencia cortes constantes o las tarifas aumentan para tener “mejor calidad”, pero con el riesgo de que se vuelvan impagables.
Gran parte del empresariado ve la necesidad urgente de salir de esa encrucijada mediante el traspaso del uso de energía eléctrica a solar. En términos absolutos se habla de un 70% de ahorro en el pago de tarifas. Vale destacar que este cambio de dirección se puede dar de manera gradual con la incorporación de la energía solar en paralelo a la red eléctrica tradicional.
Es el mercado Terba Energy, empresa que propone soluciones integrales a medida que repercuten directamente en los procesos productivos y el ahorro de energía, hace circular los sistemas On Grid. Son equipos solares que trabajan en conjunto con la red eléctrica. Básicamente capta la energía del sol, la transforma en una corriente eléctrica continua, administra la potencia y acopla la energía de los paneles con la de la red.
En tanto, las soluciones híbridas ofrecen la ventaja de no solo repercutir sobre el consumo y el gasto, sino que también tienen la funcionalidad de seguir alimentando de energía a los paneles y baterías en casos de corte del suministro eléctrico.
Como primer paso hacia la transformación, los industriales ven en esta solución una salida estratégica más que interesante. Son sistemas económicos, escalables (ya que se puede aumentar la potencia cuando el cliente lo desee), se orientan a reducir el costo mensual de la factura de luz y son de instalación sencilla.
Cabe destacar que hay tantas soluciones posibles como industrias. La empresa fundada por los ingenieros Martin Orlando y Tomás Otaola identifica y comprende al detalle las necesidades existentes en el sector industrial y también agropecuario. Ofrecen instalaciones a medida de pequeña, mediana y gran envergadura que se adapta a los requerimientos de cada cliente.
Se estima que el retorno de inversión varía de tres a diez años dependiendo de la zona del país, la distribuidora que suministra la energía y las líneas de créditos a la que el empresario acceda.
La ley que premia a la inversión y devuelve dinero
En la búsqueda de poder encontrar financiamiento para la incorporación de energía solar, el sector industrial tiene que conocer a fondo los beneficios impositivos que ofrece la ley 27.424. Se trata del Régimen de Fomento de la Generación Distribuida de Energía Renovable integrada a la Red Eléctrica Pública.
La ley 27.424 otorga un beneficio impositivo a las empresas de $45.000 por KW instalado, teniendo como tope hasta $3.000.000. Si a esto se le suma lo ganado por la inyección de la energía sobrante no utilizada, los tiempos de retorno de inversión se hacen mucho más cortos.
Las empresas pueden ingresan al Registro Nacional de Usuarios de Generadores de Energías Renovables (RENUGER) y tienen derecho a autogenerar su propia energía e inyectarla a la red eléctrica administrada por una distribuidora eléctrica, si le sobra y no consume.
Esta inscripción prevé un mecanismo de Balance Neto de Facturación entre el usuario generador y la distribuidora local a partir de la energía consumida/inyectada. En ese esquema la distribuidora compra la energía renovable con el precio del mercado mayorista.
Reducir el consumo eléctrico, aumentar las utilidades, asegurarse el abastecimiento de energía sin cortes ni problemas de baja de tensión, son algunos de los datos fácticos que analiza el sector industrial para poder dar el salto hacia la energía solar y el cambio rotundo de paradigma.
El acceso a financiamiento en tasas fijas y en pesos contribuye a esa idea de que una empresa puede transformarse en un generador de energía que recibe beneficios impositivos estatales y básicamente congela el precio de su insumo principal por 30 años.
Una empresa elogiada por la ONU
Vale la pena destacar que la energía solar no solo impacta en términos económicos para la industria, sino también en posicionamiento y proyección. Convertirse en una empresa sustentable es estar en línea con las 17 ODS que propone la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el 2030.
En septiembre de 2015, los líderes mundiales decidieron acordar metas globales que se enfocaron en la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todos los habitantes del planeta. Estos ejes centrales plantearon objetivos en el marco de la agenda de desarrollo sostenible.
El objetivo número 9 se relaciona directamente con la industrialización de tipo inclusiva y sostenible. La ONU impulsa y elogió a las empresas que puedan aportar a la producción sostenible y también promover la innovación.
La agenda verde atraviesa de forma transversal a la sociedad. Los consumidores finales ya están atentos al compromiso que realmente tienen las empresas con las prácticas sustentables y es por eso que estar alineado o no, repercute directamente sobre su imagen y constituyen un valor agregado para posicionarse dentro del mercado.
En estos términos se puede hablar de la energía solar como uno de los pilares fundamentales para las empresas del futuro. La producción consciente de la necesidad del cuidado del medioambiente y del bienestar humano se vuelve obligación y un valor primordial para los tiempos que corren.