<p>Críticos como Joseph Stiglitz, Paul Krugman (Nobel 2001, 2008, respectivamente), George Soros o Warren Buffett llaman a eso “influencia indebida”. Ahora, nuevamente la reputación de la firma está en la picota vía una denuncia de fraude radicada por la Securities & Exchange commission (comisión federal de valores).<br />
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Se trata de un solo negocio, llevado a cabo hace cuatro años, que involucraba la venta de una compleja obligación de deuda sintética colateralizada (SCDO en inglés), la Abacus 2007-AC1. El fraude les hizo perder US$ 1.000 millones a los inversores, pero le redituó igual suma a un colaborador de GS, Paulson & Co. Es un fondo de cobertura –derivados- que apostaba al colapso de la enorme burbuja de malas hipotecas (2004/07). Goldman Sachs afirma que no hizo nada ilícito ni antiético, pero la SEC ha probado que “ocultó datos fundamentales para los inversores. Específicamente, el papel del fondo al seleccionar títulos de respaldo. <br />
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El caso plantea incógnitas tal relevantes como: <br />
• ¿Podían los clientes de GS evaluar por sí mismos los riesgos de Abacus? <br />
• ¿Sirve para algo útil este tipo de derivados, o sea las SCDO? <br />
• ¿La defensa de GS no afecta su imagen de “banca centrada en el cliente?<br />
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“Si se ve a los clientes como adversarios, se acaba perdiéndolos”, señala Richard Herring en K@W, subrayando el dilema de GS: portarse como asesor fiable o invertir en beneficio propio. Obviamente, optó por lo segundo. A su vez, su colega Franklin Allen presume que “la banca explotaba también a los clientes de Paulson. El problema es que quienes compraron títulos empaquetados a otro intermediario, IKB Bank, no eran jugadores tan experimentados como los fondos de cobertura, Morgan Stanley, Deutsche Bank, etc.”<br />
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Hubiese ayudado a los inversores saber que Paulson estaba implicado en el diseño de los paquetes. El punto hace a la clave de la demanda incoada por la SEC. Por un lado, GS insiste en que las víctimas de Abacus-Paulson tuvieron acceso a toda la información pertinente para evaluar riesgos, Herring define las SCDO como “muy poco transparentes. Resultan tan complejas que, en la práctica, es virtualmente imposible tener datos precisos sobre los bonos de sostén”.<br />
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En general, los legisladores demócratas están seguros de que “Goldman Sachs repetidamente coloca sus propios intereses y las utilidades del caso sobre los de los clientes”. Esos afirmaba el senador Carl Levin (Michigan) ya al inicio de este proceso. En cuanto a los republicanos, son más sensibles que K@W a los argumentos de Lloyd Blankfein, director ejecutivo de la megabanca.</p>
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Goldman Sachs y una saga que viene de 2007
Sin duda, GS es la megabanca más admirada y detestada en Wall Street sostiene el sitio Knowledge@Wharton. Por ejemplo, se considera que funciona como puerta giratoria entre el mundillo ejecutivo y altos cargos gubernamentales.