<p>Sus opositores sostienen que, en realidad, Geithner y Benjamin Bernanke promueven inflación y profundizan el declive del dólar al rebajar demasiado las tasas referenciales. Curiosamente, hace una semana Jean-Claude Trichet (Banco Central Europeo) censuraba a varias economías en desarrollo por lo mismo que hace su colega transatlántico.</p>
<p>Otros les reprochan a Geithner y Bernanke algo más grave: poner en riesgo dineros públicos aceptando activos de mala calidad como colaterales de créditos a bancas y bancos privados. Vale decir, sostener el negocio financiero a costa de la economía física. También afirman que la nueva etapa de intervenciones o regulaciones puede poner en peligro la independencia de la propia RF.</p>
<p>“Los dos han adoptado medidas alucinantes”, admite un aliado, Charles Calomiris (universidad de Columbia, promotor hace varios años de la quiebra soberana). “No digo que esto no comporte riesgos y costos. La doctrina implica el uso proactivo de instrumentos monetarios para evitar colapsos económicos”, insiste Geithner, eminencia gris de Bernanke.</p>
<p>Desde la Casa Blanca, entretanto, se manifiestan reparos a un hábito del banquero central: analizar con la mayoría demócrata en el congreso medidas para evitar más embargos inmobiliarios. “Lo nombró George W.Bush, pero la legislación que propone es la misma que el presidente amenaza vetar”, subraya Alan Blinder, otro allegado al jefe de la RF.</p>
<p>Eso no impidió que surgiesen críticos en la oposición, por ejemplo dos ex secretarios de hacienda bajo William J.Clinton. Robert Rubin (estructuralista) y Lawrence Summers (monetarista) temían que el dúo hubiera subestimado riesgos recesivos. Ahora se han ablandado.</p>
<p>Por el contrario, Vincent Reinhardt, ex colaborador de Geithner. “El rescate de Bear Stearns –afirma- elimina por siempre la posibilidad de que la RF como árbitro honesto”. Dicho de otro, eleva el llamado “riesgo moral” consistente en que los agentes del mercado, al sentirse a cubierto por el banco central, dejen de lado los riesgos. Este peligro remite a 1982, cuando Paul Volcker, presidente de la RF, aceptó otorgar a México un salvataje de US$ 4.800 millones a los prestamistas de un país en cese de pagos. Ahora, se trata apenas de una firma de valores proclive quebrada por sus propias especulaciones.</p>
<p>Precisamente con el pretexto de prevenir un colapso en el mercado, Geithner y Bernanke armaron la venta de Bear Stearns a JP Morgan Chase. También echaron salvavidas a otras bancas de inversión, en forma de siete facilidades “exóticas”, y permitieron que la RF aceptara activos de valor dudoso. Por ejemplo, títulos respaldados en hipotecas, créditos automotores y deuda de tarjetas, como colaterales para préstamos de la propia RF. Por primera vez en la historia, entonces, se destacaron inspectores en esas firmas para revisar los libros.</p>
<p>Ante el azoro de los monetaristas, esas medidas empalmaban con siete rebajas de tipos referenciales –básico, redescuento- entre septiembre y abril, desde 5,75/6,75% a 2/3% anual. Ahora, todos esperan una pausa, salvo que se desencadenen nuevas crisis. Esta política irrita a ortodoxos como John Taylor o Martin Feldstein. Partidarios de la sintonía fina entre tasas e inflación, creen que los sucesivos recortes de la RF generan riesgos de inflación y atentan contra el dólar.</p>
<p>También tiene resquemores Paul Volcker. A su juicio, las intervenciones del banco central (en particular, el caso Bear Stearns/JP Morgan Chase) comprometen su independencia del emisor. A tal punto que, tal vez, hagan zozobrar la “doctrina Geithner-Bernanke”.</p>
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Geithner, más criticado que Bernanke por recientes medidas
Hace algunas semanas, el presidente de la Reserva Federal cambió algunas reglas de su libreto. Desde entonces, sus amigos hablan de doctrina Bernanke. Pero influyentes escépticos la atribuyen a Timothy Geithner (RF Nueva York).