Se supone que Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, hará el retoque recién en marzo. El último comunicado oficial de la entidad habla de “mantener extrema vigilancia sobre factores inflacionarios”, función que los monetaristas suponen la única posible para los emisores.
El euro viene recobrándose también ante la libra esterlina, tras tocar un piso de cuatro años el mes pasado. En buena medida, porque el Banco de Inglaterra había elevado su tasa referencial a 5,5%.
En la estricta óptica de ambos bancos centrales y de la Reserva Federal, cualquier síntoma de mayor crecimiento real dispara obsesiones inflacionarias. Ahora, Fráncfort cree que el producto bruto de la Eurozona (los trece adherentes a la moneda única) avanza al mejor ritmo en seis años. Eso lo pone nervioso, aunque sea señal positiva para quienes no se aferran a la ortodoxia.
De paso, al euro lo beneficia que Rusia haya aumentado su parte en la canasta oficial de divcisas. Esto va en desmedro del dólar, una moneda que Moscú –como Brasilia, Buenos Aires, Caracas o Tehrán- quieren ir reduciendo en los transacciones comerciales con el exterior.
Se supone que Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, hará el retoque recién en marzo. El último comunicado oficial de la entidad habla de “mantener extrema vigilancia sobre factores inflacionarios”, función que los monetaristas suponen la única posible para los emisores.
El euro viene recobrándose también ante la libra esterlina, tras tocar un piso de cuatro años el mes pasado. En buena medida, porque el Banco de Inglaterra había elevado su tasa referencial a 5,5%.
En la estricta óptica de ambos bancos centrales y de la Reserva Federal, cualquier síntoma de mayor crecimiento real dispara obsesiones inflacionarias. Ahora, Fráncfort cree que el producto bruto de la Eurozona (los trece adherentes a la moneda única) avanza al mejor ritmo en seis años. Eso lo pone nervioso, aunque sea señal positiva para quienes no se aferran a la ortodoxia.
De paso, al euro lo beneficia que Rusia haya aumentado su parte en la canasta oficial de divcisas. Esto va en desmedro del dólar, una moneda que Moscú –como Brasilia, Buenos Aires, Caracas o Tehrán- quieren ir reduciendo en los transacciones comerciales con el exterior.