Pese a que la suba de precios se modera lentamente (en la primera parte del año la inflación estuvo en torno del 2% mensual y bajó a 1,5% promedio por mes en el tercer trimestre), el Banco Central de la República Argentina (BCRA) no ha relajado su política monetaria.
En las últimas licitaciones de LEBAC, el BCRA impulsó un alza de tasas de interés de sus títulos en la parte larga de la curva de rendimientos en un contexto de reducción de las expectativas inflacionarias. De esta forma, la LEBAC de mayor plazo presenta un retorno anualizado de 27,4%, mientras que la inflación esperada para los próximos 12 meses promedia 17,4%, según el relevamiento de expectativas.
En este contexto, llama la atención (dice el último informe de la consultora Ecolatina), el dinamismo del crédito bancario: el stock de préstamos privados acumula un alza nominal de 32,5% a septiembre, cuando la inflación en dicho período fue mucho menor (16,5%).
Cuando se analiza la evolución de los préstamos, lo primero que se observa es el fuerte incremento de los créditos en dólares: medidos en su moneda de origen exhiben un alza de casi 55% en los primeros nueve meses del año, y del 80% en relación a su nivel de un año atrás.
Las expectativas controladas con relación a la suba del tipo de cambio alientan la toma de préstamos en dólares para aquellos sectores que pueden acceder a este tipo de financiamiento (exportadores y firmas asociadas a dichas empresas).
Tomando la expectativa de depreciación del tipo de cambio oficial, el costo medido en pesos que pagarían las empresas por documentos en dólares llegaría a 21,5% anual, un valor por encima de la inflación esperada a un año vista (en torno a 17%, según el REM del Banco Central), pero levemente inferior a la tasa de interés que pagarían por dicha línea de préstamos en moneda local (cercana al 22% anual).
Los otros créditos que experimentaron un importante incremento en lo que va del año fueron aquellos vinculados a la adquisición de bienes durables, específicamente los créditos prendarios y los hipotecarios. Los primeros exhibieron un incremento de 50% en el acumulado a septiembre (+71% i.a.), mientras que los segundos subieron 54% respecto del cierre de 2016 (+64% i.a.).
La mejora de los préstamos para la adquisición de bienes durables responde en buena medida a la creación de los créditos indexados por UVA (Unidad de Valor Adquisitivo), es decir los que ajustan por la inflación oficial. La importancia de este instrumento se pone de manifiesto cuando se observa que del total de los créditos hipotecarios realizados en los primeros ocho meses del año, poco más del 50% se realizó vía sistema UVA.
Así, aproximadamente la mitad de la expansión de los créditos en lo que va de 2017 fue producto de las alternativas crediticias que surgieron en el último año: los créditos en moneda extranjera y los ajustados por inflación.
A ello se sumó el lanzamiento de préstamos subsidiados del Ejecutivo, como los ARGENTA dirigidos a los sectores más vulnerables, y la reformulación del Pro.Cre.Ar..
El gobierno consiguió por estas vías revivir una herramienta clave para el crecimiento económico: el crédito bancario. Pero, en la actualidad, los préstamos representan poco menos de 12% del PBI (contra más de 50% en Brasil, por ejemplo), de modo que avanzar en la profundización financiera es un desafío pendiente.