Después de tres años tormentosos, Xi Jinping inaugura una “nueva era” para Hong Kong. Esa nueva era probablementes signifique que la ciudad sea menos internacional y más china.
Muchos de los negocios que florecieron durante los años en que Hong Kong era un territorio británico de ultramar con administración británica están cerrando sus puertas. El cambio de identidad comenzó a gestarse el 1 de julio de 1997, cuando el Reino Unido transfirió la soberanía de Hong Kong a la República Popular China de acuerdo con el tratado de “arrendamiento” por 99 años firmado con China en 1898. Ese acontecimiento marcó el fin del gobierno colonial británico.
Después del traspaso, debería haber sido el turno de China para cumplir con su promesa de mantener el “alto grado de autonomía de Hong Kong” durante 50 años, basado en la Basic Law. Si se cumpliera esa ley, este día de hoy, 1 de julio de 2022 estaría marcando el punto medio de 25 años para que se cumpliera el plazo de 50 años del principio “un país, dos sistemas. Pero esa promesa no se cumplió.
La actualidad muestra un nuevo Hong Kong. Desde 2019 la ciudad asiste a fuertes protestas anti-gobierno en suelo chino desde los acontecimiento en la plaza de Tiananmen. Ha visto también controles fronterizos que devastaron la economía y violentos ataques a disidentes que terminaron desgarrando el tejido social.
Todo eso junto aniquiló el turismo, aplastó una cultura vibrante y generó un éxodo de residentes.
Las autoridades insisten en que la situación es temporaria, que los turistas volverán cuando se vuelvan a abrir las fronteras y que los residentes que se fueron serán reemplazados por millones de profesionales talentosos que llegarán del continente.
El presidente chino Xi Jinping, quien está visitando Hong Kong hoy, 1 de julio para conmemorar los 25 años desde que Gran Bretaña pasara el control a China, ha dado instrucciones para que se dé comienzo a la “nueva era”. Pero muchos locales temen que Hong Kong va a ser menos internacional y más cercana a China, tanto económica como culturalmente.
Después de que la ciudad fuera entregada a China por los británicos, las autoridades hicieron lo imposible por mantener su condición de ciudad internacional. Su objetivo era que la comunidad de negocios internacionales no la percibiera como una parte de China, sujeta a un gobierno comunista. Con las garantías que ofrecía el sistema legal británico, Hong Kong cimentó su importancia como lugar ideal para invertir en compañías chinas. Pero paulatinamente las compañías chinas se fueron convirtiendo en la fuerza dominante en el mundo corporativo de Hong Kong.
La misma ciudad que en 2018 recibió 65 millones de visitantes, sufre ahora un marcado éxodo de talento. Ese éxodo comenzó en 2020 cuando la ciudad aprobó la Ley Nacional de Seguridad. La población de Hong Kong se redujo 1,2% en ese año, primera reducción registrada en 60 años. Perdió 93.000 residentes. Solamente en febrero y marzo de este año perdió otros 129.000 residentes.
Paralelamente, el tan celebrado estatus de Hong Kong como centro financiero asiático parece reducirse también. Las nuevas visas emitidas a trabajadores extranjeros en el sector financiero se desplomaron 49% entre 2018 y 2021. Ahuyentados por las estrictas reglamentaciones Covid 19 y la menguante libertad política, los grandes bancos, como Citigroup o JPMorgan, hablan de trasladarse a otro lugar.
A pesar de todos los desafíos, Hong Kong sigue figurando entre las cuatro primeras ciudades del mundo empresarial: por clima de negocios, por infraestructura de capital humano y por reputación general.
¿De Hong Kong a Singapur?
Mientras va cambiando el aspecto de Hong Kong, parecería que Singapur va a ser la ciudad más beneficiada.¿Podría ser que iguale a HongKong o incluso que la supere como centro financiero internacional en el largo plazo?
Actualmente, Hong Kong sigue siendo un mercado más grande y más activo que Singapur por su mayor antigüedad como centro comercial. En marzo 2022 el Global Financial Centres Index, rankeó a Hong Kong como el mayor centro financiero en Asia y tercero en el mundo, después de Nueva York y Londres. El mismo ranking ubica a Singapur en sexto lugar.
No obstante las diferencias, a Singapur no cesan de arribar individuos y empresas de Hong Kong. Una de las últimas razones más citadas fueron los diferentes métodos adoptados para contener la pandemia. Desde el comienzo de la pandemia Hong Kong implementó una larga cuarentena que impidió la entrada a muchos empresarios. Incluso hoy entrar a la ciudad significa aislarse durante la primera semana. Estas rígidas medidas para la pandemia, sumadas a la incapacidad del gobierno para desviarse del dogma de Beijing, son interpretadas por muchos locales, inmigrantes y expatriados como una expresión clara del rumbo que está tomando la ciudad.
Y muchos deciden abandonarla. Desde principios de año se fueron más de 130.000 personas.
Singapur y Hong Kong compiten desde hace años por el título de “mejor lugar para hacer negocios en Asia”. Ambas regiones han atraído a los inversores extranjeros con políticas impositivas laxas, procedimientos simples para la incorporación de compañías y excelente infraestructura, entre otros muchos factores. Hong Kong tiene más antigüedad como centro de negocios pero Singapur está avanzando a toda velocidad con políticas empresariales amigables que atraen a inversores deseosos de tener presencia en Asia.
Del talento que huye de Hong Kong de beneficia principalmente Singapur, aunque también Dubai, Shanghai, Japón, Surcorea y Tailandia. A medida que Singapur fue aflojando las medidas contra la pandemia se fue convirtiendo en el destino evidente para muchos cansados de las restricciones a los viajes, del cierre de escuelas y de las prolongadas cuarentenas. Multinacionales como JPMorgan o Bank of America comenzaron a analizar el proyecto de trasladar personal de Hong Kong a Singapur. Google, Twitter y muchas de las grandes compañías del mundo tienen su cuartel general asiático en Singapur, donde en 2019 dos de cada cinco empleados era extranjero.
Shanghai pierde con la pandemia
En 1949 Shanghai era el principal centro financiero internacional en Asia pero ese estatus de privilegio desapareció. En marzo de 2009 el Consejo de Estado Chino formalmente declaró que Shanghai se convertiría para 2020 en un centro financiero internacional de acuerdo con el tamaño de la economía china y la posición internacional del renmimbi. Para ese año la ciudad había fortalecido su posición como uno de los principales centros financieros y atraía a los grandes nombres de Wall Street a pesar de las tensiones comerciales y la pandemia de coronavirus.
Pero las medidas chinas para frenar la pandemia también dañó a esa ciudad como centro financiero. Para ser actualmente el banquero extranjero de empresas chinas hace falta gran acopio de resiliencia. Un banquero de Wall Street comentó hace poco al Financial Times que en los últimos dos años había completado ocho cuarentenas en hoteles, cada una con una duración de dos a tres semanas, en sus viajes para visitar a sus clientes en China. En su último viaje a Shanghai en marzo de este año 2022, tuvo dificultades para encontrar transporte y hasta alimentos al intentar salir de la ciudad.
En Shanghai los traders de los bancos norteamericanos han tenido que pasar noches en bolsas de dormir tiradas en sus oficinas durante más de dos semanas. Goldman Sachs tuvo una lucha para conseguir un permiso especial para que un vehículo transportara alimentos para sus empleados.
Todas estas dificultades se suman a una ola de reformas regulatorias y problemas geopolíticos que afectó a empresas y mercados chinos. Todo esto hace difícil encuadrar la ambición de Beijing de convertir a Shanghai en un “centro financiero internacional con influencia global para 2035”.