Como la recuperación económica de la eurozona se va instalando, el BCE ha decidido sacar el pie del acelerador, pero de a poco. A partir de enero 2018 reducirá la compra de deuda de 60.000 millones mensuales a 30.000 y deja abierta la puerta para más reducciones. El programa de flexibilización cuantitativa, que implementó para combatir la deflación en la eurozona y fortalecer el empleo, podría finalizar a fin de año. De esa manera, el organismo que preside Mario Draghi comienza a retirarse paulatinamente de la política de estímulos.
Fue en 2015 que el Banco Central Europeo comenzó a comprar bonos de deuda para rescatar a Europa de la deflación. Ahora, con algo de recuperación, comienza el fin del programa de políticas monetarias extraordinarias, tasas de interés negativas y compra de activos.
El BCE invirtió 2 billones (billón es millón de millones) para apuntalar las economías de la Unión pero ahora considera que es momento de volver a la normalidad.
Ahora bien, si las condiciones económicas vuelven a ser desfavorables o si no se progresa como se espera hacia la meta de inflación que se ha fijado el BCE, la institución volverá a incrementar la compra de bonos.