miércoles, 25 de diciembre de 2024

El ahorro: ¿la base de la fortuna?

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Es uno de los cuatro pilares fundamentales de las finanzas personales pero, por falta de conocimiento, las personas se comportan de una manera intuitiva e irracional sobre el tema. ¿Conviene disfrutar hoy o postergarlo para mañana? Por Nicolás Litvinoff

El ahorro es uno de los cuatro pilares fundamentales de las finanzas personales (los otros son gasto, ingreso e inversión) pero poco se sabe sobre cómo procurarlo. En el ámbito de la enseñanza primaria y secundaria la teoría del ahorro personal no se desarrolla en profundidad y, más tarde, la falta de conocimiento en la materia hace que nos comportemos de una forma más intuitiva que racional y cometamos, con ello, el error de dejar que nuestras emociones tomen el control de la situación.

 

Desde las nuevas corrientes de las finanzas personales se lo suele tratar como un “pago que uno se hace a símismo”, y no son pocos los gurús que proclaman las ventajas de separar y guardar una parte del ingreso antes de encarar los gastos mensuales corrientes y extraordinarios.

 

Desde el punto de vista emocional, nuestra actitud en relación al ahorro refleja nuestras dudas y temores con respecto al futuro. En algún punto, se libra una batalla un tanto injusta entre un “yo presente”y un “yo futuro”, en el que el primero se vuelve tangible, actual y más importante que el segundo, percibido como lejano y borroso.

 

Esta situación genera una sobre ponderación de tiempo presente en aquellos que ven pasar los meses y los años sin poder generar un ahorro, y una sobre ponderación de tiempo futuro en quienes atesoran la mayor parte de sus ingresos para otro momento y postergan al extremo el disfrute de las ganancias que generan.

 

De acuerdo a esta línea de pensamiento, el ahorro equilibrado se presenta como una correcta ponderación de tiempo futuro y presente al mejorar la calidad de vida actual: nuestra tranquilidad aumenta al saber que contamos con el respaldo suficiente para tomar decisiones importantes que no dependan de las urgencias económicas que suelen atentar contra lo que es sustancial en el largo plazo.

 

Analizaremos juntos, entonces, los distintos tipos de ahorro existentes, para luego realizar un ejercicio cuantitativo sobre los escenarios futuros que se abren ante distintos niveles de ahorro, de manera de equilibrar esta batalla un tanto injusta entre nuestro “yo presente y gastador”y el “yo futuro y borroso”.

 

No todo es lo mismo

 

Al hablar de ahorro la palabra se vuelve difusa. Pero existen básicamente cuatro formas de ahorro: para consumo, patrimonial, para emergencias y para el retiro.

El ahorro para el consumo se asocia con el destinado a la compra de un bien o servicio específico (un nuevo modelo de celular, un cambio de auto, un viaje)  y, la verdad, dificilmente nos harámás ricos, pero al menos nos serviráde entrenamiento para poder modificar nuestros hábitos y lograr con ello objetivos superadores.

 

El ahorro en forma de propiedades, vehículos o cualquier otro bien que se encuentre libre de deudas tiene entra en la categoría de Patrimonial. En el caso de que exista una hipoteca o crédito prendario, el bien en cuestión no puede ser considerado un ahorro patrimonial hasta que las deudas se hayan cancelado. Mucha gente tiene la costumbre (algo peligrosa) de intentar hacer crecer su patrimonio a través de la compra de bienes a crédito. Este “modus operandi”sólo funciona cuando el ingreso crece mes a mes, que es la única manera de afrontar las obligaciones, los intereses y los gastos cotidianos sin entrar en “default personal”. Esta modalidad de ahorro es frágil porque ante un simple imprevisto, toda la estructura puede desmoronarse como un castillo de naipes.

 

Guardar para emergencias es otra forma de ahorro. Se trata de la disposición de un monto líquido (de fácil disponibilidad) equivalente a seis meses de ingresos, que nos permite afrontar con mayor tranquilidad ante situaciones adversas, como un despido laboral, la merma de las actividades comerciales o una súbita caída de ingresos por otros motivos. Este ahorro para emergencias no es el objetivo final y tampoco debe considerarse un ahorro para la jubilación, ya que se privilegia su acceso inmediato por sobre el rendimiento que podría obtenerse si esos fondos permanecieran inmovilizados más tiempo.

 

Finalmente, tenemos al ahorro para el retiro. Este es, definitivamente, el ingreso más productivo de todos y se logra al separar todos los meses un porcentaje específico del ingreso (los especialistas parten de un piso del 10%) y colocarlo en una cuenta de ahorro, en donde deberápermanecer hasta el momento de retirarnos del mercado laboral. El ahorro para el retiro es importante y va más alláde los factores exógenos, como la inflación u otras adversidades de la coyuntura, y de los endógenos, como nuestros conocimientos sobre inversiones o finanzas en general.

Con respecto al momento oportuno para empezar a ahorrar, esperar a que estas condiciones endógenas y exógenas cambien puede quitarnos independencia, porque son variables incontrolables cuya evolución y tiempos no podemos conocer de antemano. No es más que una forma de encontrar excusas y seguir procrastinando nuestras responsabilidades financieras.

 

Ejercicio cuantitativo de ahorro

 

Lo que vamos a hacer es dolarizar los cálculos al tipo de cambio presente, asumiendo que, en el largo plazo, la suba del dólar con respecto al peso serámás o menos igual que la inflación, supuesto que en el corto plazo puede no materializarse (de hecho, no lo estáhaciendo en lo que va del 2017) pero que en el largo plazo sísuele cumplirse con bastante precisión. Asumiremos también una tasa de rendimiento por sobre los montos ahorrados del 7% anual en dólares para el largo plazo. Este supuesto no debería generar suspicacia si tenemos en cuenta algunas consideraciones.

 

Actualmente se puede invertir en pesos a una tasa superior al 22% con un dólar “planchado”. Si, por ejemplo, el peso se devalúa 10% de acáa fin de año, el rendimiento neto sería de 12% en dólares. Además, el rendimiento promedio anual de los activos de renta variable en la bolsa de EE.UU. medido por el S&P 500 es del 11,30% anual, con lo cual el 7% propuesto no suena ilógico en absoluto. Hay que tener en cuenta, también, que la FED (Banco Central de EE.UU.) se encuentra actualmente en un ciclo de suba de tasas de interés, con lo cual se estima que en los próximos años los rendimientos para inversiones en dólares se incrementarán, haciendo que nuestro target de 7% anual en dólares se vuelva cada vez más factible y pueda incluso superarse.

 

Hechas estas aclaraciones, comencemos ahora sínuestros cálculos en base a 3 escenarios posibles de ahorro y sus diagnósticos.

 

Ahorrás $0 pesos

 

A mediados de mes te invade la culpa y decís “basta, cuando cobre separo unos mangos para ahorro pase lo que pase”, pero cuando llega el momento priorizás gastos y nuevas compras y volvés a postergar lo impostergable. Si ahorrás $0 por mes, es muy probable que dentro de 30 años te conviertas en una persona angustiada y temerosa de tu situación financiera, que dependa de la jubilación estatal y de la “ayuda” que familiares cercanos puedan otorgarte. Nadie en su sano juicio quiere ese porvenir y, tengas la edad que tengas, siempre se estáa tiempo de comenzar a incorporar los hábitos de ahorro.

 

Ahorrás $1.600 por mes

 

Las tarifas suben todos los meses, las necesidades personales y familiares se multiplican y, para colmo, muchas empresas reducen su personal. El contexto no propicia el ahorro pero, déjame decirte, nunca lo hará: siempre habráexcusas para procrastinar lo que sabés que tenés que hacer.Lo dicho sirve para resaltar la figura de aquel que sin ganar demasiado y haciendo todos los malabares posibles, consigue separar todos los meses $ 1.600 (aproximadamente US$ 100). Invirtiéndolos al 7% anual en dólares, dentro de 30 años tendrás US$ 121.997 (casi $2 millones al tipo de cambio actual), con lo cuál te convertirás en una persona que, si bien no tiene para “tirar manteca al techo”, al menos poseésus propios recursos que complementa luego con la jubilación estatal sin necesitar ayuda de familiares cercanos.

 

Ahorrás $9.000 por mes

 

El ahorro no es exclusivamente un tema de ingresos. Claramente, una persona que gana menos de $10.000 mensuales tendráserias dificultades, pero ello no quiere decir que una persona que gane $45.000 tenga el camino allanado ni mucho menos. $9.000 por mes pueden ser ahorrados por personas o parejas consideradas de clase media alta con buenos hábitos de ahorro. Si ahorrás $9000 pesos por mes (unos US$ 562) siguiendo los parámetros vistos, dentro de 30 años tendrás US$ 685.623 (casi $11 millones al tipo de cambio actual) y te convertirás en una persona sin problemas económicos, que podrádisfrutar su tercera edad a pleno e, incluso, quizás ayudar también a parientes cercanos con problemas financieros momentáneos. La jubilación en este escenario seráun ingreso secundario.

 

Un pequeño agujero hunde un barco

 

Según lo expuesto puede deducirse fácilmente que, contrariamente a lo que piensan muchos, no hace falta tener un “sueldo de gerente”para comenzar a planificar nuestras finanzas personales basándonos en el ahorro como hábito cotidiano: con pequeñas sumas mensuales pueden acumularse valores importantes al final del recorrido.

No pensar acerca de temas de dinero y, sobre todo, no accionar al respecto, es una comodidad excesivamente cara que en algún momento pasaráfactura.

Por el contrario, comenzar ahora mismo con esta gimnasia financiera, por más pequeño que sea el aporte que podamos hacer, puede derivar en una suma más que gratificante en el momento en el cuál más vamos a necesitarla.

 

 

 

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Nuestra actitud en relación al ahorro refleja nuestras dudas y temores con respecto al futuro. En algún punto, se libra una batalla un tanto injusta entre un “yo presente”y un “yo futuro”.

 

No pensar acerca de temas de dinero y, sobre todo, no accionar al respecto, es una comodidad excesivamente cara que en algún momento pasaráfactura.

 

El ahorro para el retiro es, definitivamente, el ingreso más productivo de todos y se logra al separar todos los meses un porcentaje específico del ingreso (los especialistas parten de un piso del 10%) y colocarlo en una cuenta de ahorro.

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