<p>Pero hablar es fácil. Por ejemplo, la idea de que programa es adverso a salvamentos no parece convalidado por su propio texto. En rigor, hay muy poco en esas 88 carillas sobre la eliminación de riesgos sistémicos en el sector financiero si sus componentes no son dejados caer (Lehman Brothers), no resulten administrables (Wachovia) o se interrelacionen con instituciones del exterior (Union des Banques Suisses). <br />
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En vez de proponer formas de achicar esas entidades y sus riesgos –como harían John Maynard Keynes o Friedrich Hayek-, el plan de Geithner Lawrence Summers se limita a aumentar la supervisión sobre bancos mayores. Ello implica que la factura a los contribuyentes puede ser más gorda y no menos al cabo de la crisis. En otras palabras, se habrá impuesto el cabildeo privado. <br />
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A más de dos años de iniciada la actual crisis sistémica, se llama “demasiado grandes para caer” a instituciones demasiado difíciles de manejar con algo mejor que regulaciones paquidérmicas. Dado que los anteriores esfuerzos en ese plano fracasaron miserablemente ¿por qué creer que insistir en ellos llevará a alguna parte?</p>
<p>“Los repentinos derrumbes de bancas privadas estadounidenses o de firmas como American International Group y Countrywide Financial se ubican entre los peores hechos de esta crisis”, afirma la propuesta Geithner-Summers. Se trata de entidades “enormes, muy apalancadas y muy vinculadas a otros grandes miembros del sistema financiero. Pero fueron mal vigilados y peor regulados”. <br />
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Todo eso es cierto, con Citigroup –banco que Geithner mismo supervisaba desde la Reserva Federal neoyorquina- como ejemplo típico. Pero la salida que sugiere el documento es “un régimen de vigilancia más sólido sobre cualquier ente cuya mezcla de tamaño, apalancamiento e interconexiones amenace la estabilidad financiera si se viene abajo”. Vale decir, más de lo mismo. <br />
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En agosto, Edward Kane (Boston College) sacó un trabajo sobre ese mismo problema, “Fallas éticas al regular subsidios en redes de salvamento”. El experto demostraba por qué las políticas históricas ante crisis financieras involucraban aumentar el número de entidades beneficiadas con dinero de los contribuyentes en caso de futuros desastres. “Cuando una parte sustancial del sector está en riesgo, es más fácil emparchar las vulnerabilidades que negociar reformas “en serio”, sostiene Kane.</p>
<p>Suena familiar ¿verdad? Basta recordar los meses de sigilo alrededor del costo del rescate de AIG y su red (US$ 163.000 millones). Eso incluía la negativa de la RF –donde Geithner era director- a explicar por qué había elegido BlackRock para supervisar ese programa y cuánto le pagó por ello. <br />
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¿Demasiado grandes para caer o para manejar?
Nadie debiera suponer que este gobierno rescatará automáticamente a quienes zozobren. Así señalaba Timothy Geithner, secretario de hacienda, conversando días atrás con legisladores, en referencia al plan de reformas elevado por Barack Obama.