Tampoco cabe esperar mucho de los exportados ajenos a la Opep. En esencia, Rusia y el resto de la comunidad de estados independientes (CEI), sobre todo los países de Asia central. Los casi cien dólares que viene subiendo el WTI desde principios de 2002, por otra parte, reflejan en parte el deterioro de esta divisa: desde € 1,005 a 0,629.
En cuanto al sector privado, algunos de sus voceros sostienen que está invirtiendo pero afronta crecientes costos operativos. Mientras, el acceso a grande yacimientos se torna difícil, los proyectos se complican y aumenta el riesgo de demoras. Esto puede ocurrir con los espectaculares hallazgos submarino de Brasil: el tercero, Carioca, se estima en más de 30.000 millones de barriles, pero puede demandar hasta cuatro años ponerlo en explotación.
Ahora, los saudíes anuncian que, en 2009, comiezan a explotar eñ yacimiento de Jurais, unos 7.000 km2 bajo el desierto. Pero sòlo tiene reservas por 1.200 millones de barriles.
Paralelamente, las grandes compañías ya no tienen su antiguo acceso franco al crudo ni al gas natural. En otras palabras, los analistas adictos a ellas afirman que parte del problema de oferta mundial se debe a grandes empresas estatales (Gazprom, Petrobrás, Aramco en Saudiarabia, Iranian Oil, sus contrapartes chinas, etc.). Es una tesis algo arbitraria, por supuesto.
En un tono más técnico, un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional deduce que la respuesta de la oferta a los altos precios continuará siendo lenta. Como las empresas privadas, el organismo cree que los crecientes cotos de plataformas marinas y la escasez de técnicos especializados neutraliza las inversiones. Curiosamente, ello ocurre en el sector estatal o mixto. Por el contrario, las limitaciones y dificultades de orden geológico pesan en toda la actividad, si bien ahí el alza de precios está tornando viables yacimiento otrora muy caros de explotar.
Tampoco cabe esperar mucho de los exportados ajenos a la Opep. En esencia, Rusia y el resto de la comunidad de estados independientes (CEI), sobre todo los países de Asia central. Los casi cien dólares que viene subiendo el WTI desde principios de 2002, por otra parte, reflejan en parte el deterioro de esta divisa: desde € 1,005 a 0,629.
En cuanto al sector privado, algunos de sus voceros sostienen que está invirtiendo pero afronta crecientes costos operativos. Mientras, el acceso a grande yacimientos se torna difícil, los proyectos se complican y aumenta el riesgo de demoras. Esto puede ocurrir con los espectaculares hallazgos submarino de Brasil: el tercero, Carioca, se estima en más de 30.000 millones de barriles, pero puede demandar hasta cuatro años ponerlo en explotación.
Ahora, los saudíes anuncian que, en 2009, comiezan a explotar eñ yacimiento de Jurais, unos 7.000 km2 bajo el desierto. Pero sòlo tiene reservas por 1.200 millones de barriles.
Paralelamente, las grandes compañías ya no tienen su antiguo acceso franco al crudo ni al gas natural. En otras palabras, los analistas adictos a ellas afirman que parte del problema de oferta mundial se debe a grandes empresas estatales (Gazprom, Petrobrás, Aramco en Saudiarabia, Iranian Oil, sus contrapartes chinas, etc.). Es una tesis algo arbitraria, por supuesto.
En un tono más técnico, un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional deduce que la respuesta de la oferta a los altos precios continuará siendo lenta. Como las empresas privadas, el organismo cree que los crecientes cotos de plataformas marinas y la escasez de técnicos especializados neutraliza las inversiones. Curiosamente, ello ocurre en el sector estatal o mixto. Por el contrario, las limitaciones y dificultades de orden geológico pesan en toda la actividad, si bien ahí el alza de precios está tornando viables yacimiento otrora muy caros de explotar.