<p>Al primero el experto lo llama “banco cauteloso”, pues –una vez obtenido un rescate de US$ 45.000 millones- resolvió reducir créditos y establecer altas exigencias en reservas líquidas. Trataba de anticiparse a ulteriores restricciones regulatorias. Ya en 2009, la dirección optó por volver a tomar más riesgos, pero sus operadores de piso se negaban. Al principio, claro, la entidad fue sumamente elogiada en el mercado por su conducta responsable (o sea, conservadora); después ya no.<br />
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El otro caso era un “banco intrépido”. Sus directivos se decidieron por mayores riesgos, vía una ambiciosa política crediticia, en pos de inversiones con altos retornos, derivados inclusive. Esta dicotomía generó desempeños y resultados absolutamente contrarios. <br />
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Naturalmente, el banco cauteloso tuvo pérdidas en el primer trimestre y, reservadamente, algunos directores le echaron la culpa a su tímida actitud en materia de riesgos. Al contrario, el banco intrépido obtuvo utilidades récord en igual lapso (abril-junio del año pasado) y apartó reservas para nuevos préstamos y generosas bonificaciones al personal.<br />
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El primero es un clásico ejemplo de vacilaciones al cabo de una crisis sistémica. En muchas instancias, el péndulo oscila entre extremos, desde la disminución inicial de riesgos hasta la toma excesiva. Esto señala también cuán difícil puede ser para la conducción superior coordinar sus expectativas de riesgo con las percepciones de los operadores. Sin duda, existen serias dificultades competitivas para bancos que cambian prácticas de un día para el otro. <br />
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Los excesos de cautela son comunes hoy en una variedad de sectores. La descapitalización financiera en occidente (ahora también en los emiratos del golfo Pérsico) ha hecho a muchos ejecutivos tan reticentes al riesgo que se pierden una oportunidad tras otra de mejorar retornos. ¿Por qué? Porque el crédito interbancario siempre implica cierto grado de riesgo. Recortarlo suele secar fuentes de capital y fomentar deflación. <br />
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Sin la menor duda –opina Golder- “los procesos atinentes a riesgos tienen efectos de largo alcance. Por ejemplo, durante la crisis sistémica de 2007/9 Estados Unidos y Gran Bretaña rescataron bancos, aseguradoras e inmobiliarias, tomando porciones de paquetes accionarios. Ergo, debieron reevaluar riesgos. Basta un caso típico: American International Group (170.000 millones en rescates), que sigue en problemas y no quiere admitirlos.</p>
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Bancos: entre desbordes de optimismo y cautela
En la crisis de 2007/9, se destacaban dos entidades que Peter Golder (Booz & Co.) no quería nombrar. Pero muchos analistas creen reconocer a Citigroup y Goldman Sachs, muy golpeados y cerca del desastre en 2008. Ambos eligieron métodos de salida diametralmente opuestos.