<p>Por supuesto, “definir modelos adecuados para el manejo de finanzas celulares será complejo”, advierten Gravråk y Beshurí. La tarea “exige combinar activos físicos y recursos de dos dominios tan distintos como telefonía móvil y banca. También involucra trabajar con una serie de actores –algunos poco familiares- para gestionar pagos y desembolsos o promover la adopción del sistema. Los emprendedores de vanguardia que abran camino a innovaciones no sólo captarán oportunidades en sus mercados propios, sino que además acumularán experiencias valiosas para aplicar en otras geografías. Sea invirtiendo por su cuenta, sea reclutando socios”. <br />
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Las tecnologías están disponibles desde hace diez/doce años. Lo novedoso consiste en aplicarlas para incorporar segmentos no bancarizados en mercados periféricos. Según el modelo original, los celulares funcionaban como canales de pagos e información para gente que ya tenía cuentas bancarias. Pero hoy los desplazamientos estratégicos apuntan a los estamentos no bancarizados, a quienes se ofrece una creciente gama de servicios financieros, inclusive ahorro y crédito.<br />
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El estudio de GSM, orientado a aspectos comerciales, calcula que 120 operadores en setenta mercados desplegarán ofertas de “dinero móvil” en los próximos seis meses. La mitad de los encuestados declaró que el segmento no bancarizado es su objetivo principal. Pero, salvo unos pocos casos notables, casi 75% de la muestra lleva apenas dos/tres años en actividad.<br />
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<p>Basta observar la saturación de celulares –legales o no- en villas miseria de Río de Janeiro, San Pablo, Buenos Aires o Bombay. “Los nuevos modelos de servicios a sectores no bancarizados constituyen un vuelco estratégico para las operadoras móviles. Especialmente (señalan Christopher Beshurí y Jon Gravråk, McKinsey Global Institute, MGI), porque los bancos convencionales no cubren la amplia gama de pequeñas operaciones típica de estamentos sociales bajos Son grupos poco atractivos para instituciones Pero los celulares disminuyen costos entre 50 y 70%, posibilitando alcanzar sectores otrora considerados no redituables”<br />
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El potencial del negocio podría ser enorme. Estimaciones de ambos analistas, provenientes de sondeos en 137 países en colaboración con GSM Association, indican que unos mil millones de personas en economías periféricas poseían en 2009 celulares, pero sin acceso a servicios bancarios. Hacia 2012, ese número llegará a 1.700 millones. A mediados de 2010, apenas unos 45 millones sin cuentas regulares empleaban formatos móviles, aunque podrían alcanzar los 360 millones en este fin de año. <br />
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Para entonces, esta masa implicará US$ 5.000 millones en ingresos directos, primariamente originados en servicios financieros. En cuanto a fuentes indirectas, podrían significar otros 3.000 millones. Los 8.000 millones anuales resultantes no son desdeñables.<br />
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Más allá de ganancias comerciales, el “dinero móvil” presupone ventajas económicas y sociales. Por ejemplo, el acceso a servicios financieros reduce el precio de remitir o recibir activos, aumenta la seguridad de las transacciones y facilita todo tipo de transacciones. Más aún, promueve el ahorro y el crédito, permitiendo a la familia encarar iniciativas que generen entradas y riqueza. Por consiguiente, hace más fácil a grupos de bajos ingresos afrontar gastos periódicos –educación de los niños, alquileres, cuotas- o compra de insumos agrícolas cuando se los necesita. Operar con celulares, por otra parte, crea “colchones” de fondos en previsión de dificultades pecuniarias. <br />
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