miércoles, 27 de noviembre de 2024

Algunos expertos temen que el petróleo vuelva a precios de 2003

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Los vaivenes en el mercado a término hacen creer a un grupo minoritario de operadores que los precios irán cediendo. Mucho más, en efecto, de lo buscado por especuladores que causaron el pico de US$62,25 (el lunes, por unos minutos).

Durante años, ese sector redudcio de analistas –entre quienes hay también directivos petroleros- viene sosteniendo que la verdadera relación entre oferta y demanda de hidrocarburos no convalida en absoluto valores por encima de US$45-48 el barril. Mucho menos, superiores a 60. Entre los motivos que esgrimen hay una clave: la demanda internacional de crudos irán enfriándose junto con la economía china (algunos incluyen las de India y la Eurozona).

Otro factor es el avance de opciones al uso de combustibles fósiles convencionales. Por ejemplo, arenas bituminosas (Canadá) o, directamente, hidrógeno y energía nuclear. Esto abarca la nueva experiencia multinacional con una usina que imitará en escala la fisión solar.

Desde otro ángulo, muchos politicólogos sostienen que los mercados petroleros ya no se asustan tanto cada vez que pasa algo en Levante. El escaso efecto del triunfo duro en Irán, el martes, apunta en esa dirección. En cuanto al “terrorismo internacional”, ya no alcanza siquiera para que George W. Bush pronuncie discursos con sustancia.

En buena medida, porque la “política petrolera” de Al-Qaeda parece orientada a presionar sobre Estados Unidos y poner nerviosa a la dinastía saudí. Dejando de lado la guerra iraquí, esa entidad –o enjambre de “orgas”- no se ha dedicado a atacar instalaciones petroleras. Eso sólo suelen hacerlo pequeños grupos desesperados (los chechenos, por ejemplo).

Esta combinación de factores “podría llevar al colapso del mercado petrolero. Pero es imposible estimar cuál sería el eventual piso crítico”. Así señala un informe de Andrew Xie, analista jefe de Morgan Stanley. Según su criterio, “la reciente alza probablemente sea la explosión final de histeria especulativa, ante una demanda estructuralmente debilitada”. Son palabras duras. Yendo más allá, el experto pronostica “pánico entre especuladores, empresas incluidas, que inflaban precios mientras buscaban utilidades en otros sectores”.

En cuanto a números reales, la consultora Cambridge Energy Research, ha identificado proyectos petroleros desde el África subsahariana hasta Irak o Asia central. En conjunto, añadirán 16,4 millones de barrilles diarios a un total de 101,5 millones hacia 2010. Eso desbordará la demanda mundial, que se proyecta en 75 millones de b/d.

Durante años, ese sector redudcio de analistas –entre quienes hay también directivos petroleros- viene sosteniendo que la verdadera relación entre oferta y demanda de hidrocarburos no convalida en absoluto valores por encima de US$45-48 el barril. Mucho menos, superiores a 60. Entre los motivos que esgrimen hay una clave: la demanda internacional de crudos irán enfriándose junto con la economía china (algunos incluyen las de India y la Eurozona).

Otro factor es el avance de opciones al uso de combustibles fósiles convencionales. Por ejemplo, arenas bituminosas (Canadá) o, directamente, hidrógeno y energía nuclear. Esto abarca la nueva experiencia multinacional con una usina que imitará en escala la fisión solar.

Desde otro ángulo, muchos politicólogos sostienen que los mercados petroleros ya no se asustan tanto cada vez que pasa algo en Levante. El escaso efecto del triunfo duro en Irán, el martes, apunta en esa dirección. En cuanto al “terrorismo internacional”, ya no alcanza siquiera para que George W. Bush pronuncie discursos con sustancia.

En buena medida, porque la “política petrolera” de Al-Qaeda parece orientada a presionar sobre Estados Unidos y poner nerviosa a la dinastía saudí. Dejando de lado la guerra iraquí, esa entidad –o enjambre de “orgas”- no se ha dedicado a atacar instalaciones petroleras. Eso sólo suelen hacerlo pequeños grupos desesperados (los chechenos, por ejemplo).

Esta combinación de factores “podría llevar al colapso del mercado petrolero. Pero es imposible estimar cuál sería el eventual piso crítico”. Así señala un informe de Andrew Xie, analista jefe de Morgan Stanley. Según su criterio, “la reciente alza probablemente sea la explosión final de histeria especulativa, ante una demanda estructuralmente debilitada”. Son palabras duras. Yendo más allá, el experto pronostica “pánico entre especuladores, empresas incluidas, que inflaban precios mientras buscaban utilidades en otros sectores”.

En cuanto a números reales, la consultora Cambridge Energy Research, ha identificado proyectos petroleros desde el África subsahariana hasta Irak o Asia central. En conjunto, añadirán 16,4 millones de barrilles diarios a un total de 101,5 millones hacia 2010. Eso desbordará la demanda mundial, que se proyecta en 75 millones de b/d.

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