Así empieza una columna de Richard Lapper y Andy Webb para el “Financial Times”. Ambos analistas y otros vinculados al negocio sostienen que, ante la escasez de oportunidades en el resto del mundo, la consolidación del pintoresco “bolivariano” significaría el fin de dos años de tensiones y una oposición no siempre fiable, centrada mayormente en el área metropolitana.
En similar venta, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) estima que el militar no es tan arbitrario como lo pintan, por ejemplo, sus vecinos colombianos. “Las empresas ven las cosas con sangre fría y están convencidas de que es posible tratar con Chávez”, señala Farid Mohammedí, analista jefe de la incluyente consultora PFC Energy (Washington), allegada al “lobby” tejano.
Hace dos meses y tras una campaña accidentada, la oposición obligó al presidente a convocar una forma original –y bastante absurda- de referendo, creada por la actual constitución, capaz de anular el mandato. Con la economía recobrándose rápidamente, gracias a los precios internacionales del gas y el crudo, hoy Chávez tiene seria posibilidades de sortear el obstáculo y seguir hasta 2006. De todos modos, perder no le vedará presentarse a las elecciones para cubrir el cargo.
Para imponerse el domingo, la oposición precisa sacar más votos que los obtenidos por el presidente al ser elegido en 2002: 3.800.000. El sector hidrocarburos teme que, si ningún contendiente logra una clara victoria, Venezuela volverá a estar al borde de una violencia. Por el contrario, “un triunfo de Chávez por buena diferencia será beneficioso para la inversión privada, particularmente en hidrocarburos”, opina PIRA Energy Group (Nueva York). “Se eliminarían obstáculos”.
Varias transnacionales petroleras –y parte del gobierno norteamericano- empiezan a advertir que, “pese a su hostilidad hacia la oligarquía tradicional, el presidente quiere mantener buenas relacionales con las compañías extranjeras. No sólo en lo petrolero”, subrayan los columnistas británicos.
Hasta no hace mucho, los ejecutivos internacionales se dejaban influir por el negativismo de los empresarios locales, que no soportan a Chávez, su farragosa retórica –bastante hueca- y sus rasgos indios. “Les tomó tiempo separar la paja del trigo”, apunta Mohammedí. Hoy en día, “las multinacionales no toman muy en serie las parrafadas patrióticas: saben que Caracas seguirá cumpliendo con sus compromisos como quinto abastecedor de Estados Unidos”.
El propio aumento de precios torna muy atractivas las oportunidades de invertir en el gas y los crudos pesados del país. A pesar, inclusive, del predominio en manos de Petróleos de Venezuela, la firma estatal, o del alza de regalías (en 2001). Así, la semana pasada ChevronTexaco propuso un proyecto por US$ 6.000 millones para mejorar los crudos existentes en el delta del Orinoco.
En la situación actual del mundo, las oportunidades de negocios están disputadas. O, como ocurre en Levante, sujetas a incertidumbres políticas y bélicas enormes. Así se vio este fin de semana, al endurecerse las relaciones en Irak e Irán por culpa de un grupo guerrillero sunní que tomó rehenes persas. Como están las cosas, sólo Libia rivaliza con Venezuela. “No son buenas noticias para George W.Bush –señala en PFC-, porque su campaña incluye violentas críticas a Cuba, casi satélite económico de Chávez”.
Así empieza una columna de Richard Lapper y Andy Webb para el “Financial Times”. Ambos analistas y otros vinculados al negocio sostienen que, ante la escasez de oportunidades en el resto del mundo, la consolidación del pintoresco “bolivariano” significaría el fin de dos años de tensiones y una oposición no siempre fiable, centrada mayormente en el área metropolitana.
En similar venta, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) estima que el militar no es tan arbitrario como lo pintan, por ejemplo, sus vecinos colombianos. “Las empresas ven las cosas con sangre fría y están convencidas de que es posible tratar con Chávez”, señala Farid Mohammedí, analista jefe de la incluyente consultora PFC Energy (Washington), allegada al “lobby” tejano.
Hace dos meses y tras una campaña accidentada, la oposición obligó al presidente a convocar una forma original –y bastante absurda- de referendo, creada por la actual constitución, capaz de anular el mandato. Con la economía recobrándose rápidamente, gracias a los precios internacionales del gas y el crudo, hoy Chávez tiene seria posibilidades de sortear el obstáculo y seguir hasta 2006. De todos modos, perder no le vedará presentarse a las elecciones para cubrir el cargo.
Para imponerse el domingo, la oposición precisa sacar más votos que los obtenidos por el presidente al ser elegido en 2002: 3.800.000. El sector hidrocarburos teme que, si ningún contendiente logra una clara victoria, Venezuela volverá a estar al borde de una violencia. Por el contrario, “un triunfo de Chávez por buena diferencia será beneficioso para la inversión privada, particularmente en hidrocarburos”, opina PIRA Energy Group (Nueva York). “Se eliminarían obstáculos”.
Varias transnacionales petroleras –y parte del gobierno norteamericano- empiezan a advertir que, “pese a su hostilidad hacia la oligarquía tradicional, el presidente quiere mantener buenas relacionales con las compañías extranjeras. No sólo en lo petrolero”, subrayan los columnistas británicos.
Hasta no hace mucho, los ejecutivos internacionales se dejaban influir por el negativismo de los empresarios locales, que no soportan a Chávez, su farragosa retórica –bastante hueca- y sus rasgos indios. “Les tomó tiempo separar la paja del trigo”, apunta Mohammedí. Hoy en día, “las multinacionales no toman muy en serie las parrafadas patrióticas: saben que Caracas seguirá cumpliendo con sus compromisos como quinto abastecedor de Estados Unidos”.
El propio aumento de precios torna muy atractivas las oportunidades de invertir en el gas y los crudos pesados del país. A pesar, inclusive, del predominio en manos de Petróleos de Venezuela, la firma estatal, o del alza de regalías (en 2001). Así, la semana pasada ChevronTexaco propuso un proyecto por US$ 6.000 millones para mejorar los crudos existentes en el delta del Orinoco.
En la situación actual del mundo, las oportunidades de negocios están disputadas. O, como ocurre en Levante, sujetas a incertidumbres políticas y bélicas enormes. Así se vio este fin de semana, al endurecerse las relaciones en Irak e Irán por culpa de un grupo guerrillero sunní que tomó rehenes persas. Como están las cosas, sólo Libia rivaliza con Venezuela. “No son buenas noticias para George W.Bush –señala en PFC-, porque su campaña incluye violentas críticas a Cuba, casi satélite económico de Chávez”.