Yukos: vísperas de quiebra y duras críticas de Washington

Finalmente, Washington tercia en el mayor escándalo petrolero mundial. Una firma ignota ganó una subasta digitada y toma Yuganskñeftyegaz, unidad clave de Yukos. La justicia estadounidense busca bloquearla y Yukos misma orilla el colapso.

21 diciembre, 2004

Una sociedad desconocida y sin activos reales, Baikal Finance Group (BFG), registrada en Tver –a miles de kilómetros del lago Baikal- ganó la “licitación” por una de las productoras de hidrocarburos mayores del país y el mundo. Empieza así el desmantelamiento y la estatización –o virtual confiscación- del cuarto grupo petrolero internacional, Yukos.

“La malventa de YNG parece un hecho irreversible”, admitió el lunes por la tarde Stephen Theede, CEO del holding. “Pero no veo cómo frenbat las reacciones jurídicas y políticas ante este despojo. Sea como fuere, Yukos ha sido lanzada cuesta abajo”.

Mientras se suspendía la cotización de YNG y su presumible “adquirente tras bambalinas” (afirma la prensa londinense), Theede hizo una advertencia. “Yukos no entregará acciones en Yugans hasta que el comprador, Baikal Finance Group, revele su identidad y quiénes están detrás”.

En ese momento, la Casa Blanca salió a criticar duramente todo el proceso y, en particular, la adjudicaciópn a una sociedad de papel, que se niega a identificarse, con obvio sustento oficial. “Sospechamos que el Kremlin mismo está detrás de estas maniobras”, señalaba un vocero del departamento de Estado. Desde Moscú, se confirma una especia originada en Estocolmo: BFG es mera pantalla de Gazprom, la empresa controlada por el gobierno ruso y base de la restatización de la economía encarada por el régimen.

“La mayor y mejor petrolera rusa ha sido deshecha, como regaldo de Navidad para Putin y sus cómplices”, sostenía desde su celda Jodorkovsky. “Ahora, pasa al frente Lukoil, donde la norteamericana ConocoPhillips tiene 7,5%; o sea, unops US$ 2.000 millones.

Rumbo al desastre

La venta forzada, esgrimiendo US$ 25.400 millones en deudas tributarias de dudosa licitud, corona la campaña política del presidente Vladyímir Putin contra el fundador y presidente ejecutivo de Yukos, Míjail Jodorkovsky, hoy preso. Su error fue haber intentado formar un partido opositor al ex jefe de la KGB, cuyos métodos –afines por momentos a los de Cesare Borgia- también han provocado un escándalo mundial en Ucrania.

En Londres y París, varios operadores sospechan que BFG es un mascarón de proa tras el cual actúan allegados al propio Putin. Otros creen que la misteriosa sociedad es un títere de Gazprom, la enorme compañía controlada por el estado ruso. Por de pronto, la Comisión Europea y la Comisión Federal de Valores (SEC, Securities & Exchange Commission) han abierto indagaciones.

Inclusive las bancas privadas que respaldaban la propuesta de Gazprom (Deutsche Bank, Dresdner Kleinwort Wasserstein) se habían retirado acatando el bloqueo dispuesto por el tribunal federal de circuito en Houston, Tejas. En esa instancia, los abogados de Yukos acaban de radicar una demanda de nulidad contra la adjudicación, observando que “una firma sin siquiera número telefónico ha cerrado una operación por US$ 9.370 millones”.

“Esto es casi tan descarado como el envenenamiento de Víktor Yushchenko”, señala la presentación. Tampoco los funcionarios que manejaron el remate quisieron dar datos. A su vez, la SEC hizo saber que Rusia tiene un acuerdo contingente con el Fondo Monetario Internacional y eso la obliga a informar y darle explicaciones al organismo. “Por algo mucho menos grave, los ejecutivos del FMI vienen acosando a la Argentina y otros deudores”, reflexiona un diario japonés.

A criterio de analistas, inversores y grandes empresas del sector, lo ocurrido al iniciarse la semana de Navidad ha acentuado incertidumbres sobre los métodos estalinistas de Putin y el destino de una empresa que produce 10% de los hidrocarburos de su país y 2% de los extraídos en el planeta. Tampoco YHG es poca cosa: radicada en Ñeftyeyugansk, tiene una dotación de 5.600 personas, 28 campos en explotación, reservas comprobadas equivalentes a 11.600 millones de barriles de crudos y estimadas por 93.700 millones. Junto con la producción (1,06 millones de b/diarios), son cifras que ni siquiera Saudiarabia podría superar en este momento.

En realidad, Gazprom se presentó a la subasta, pero no presentó oferta porque sus bancos avalantes se habían retirado de la operación. Las cosas se pusieron más turbias cuando dos ministros dejaron trascender que no sabían nada sobre el “milagro BFG”. De todos modos, el tribunal tejano que entiende en la demanda de Yukos –pide ampararse en la ley estadounidewnse de quiebras y concursos, título XI- les había prohibido a Gazpromo y sus bancos tomar parte en la “licitación”.

“Ignoramos qué es y de dónde sale la ganadora de la subasta”, confesó sin enrojecer Yuri Pyétrov, director a cargo del Registro Federal de la Propiedad. Por su parte, expertos suecos y polacos no descartan que, finalmente, Gazprom se quede con YNG, debido a su propio tamaño y los estrechos nextos con el gobierno de Putin. Pero, como eso probaría una maniobra ilegal, el juez norteamericano y otras instancias podrían rechazar el enroque. El caso acabaría en tres cortes: la Suprema (EE.UU.), su equivalente en la UE (Luxemburgo) y la Internacional (La Haya).

Para Yukos, YNG representa 60% de su producción anual y, sólo en crudos, supera a toda Argelia. Otro dato llamativo es que, sin activos ni avales declarados públicamente, BFG mejoró en 9% la oferta inicial de Gazprom (US$ 8.600 millones). Pero la subasta sigue siendo una pésima venta, pues el valor de YNG oscila entre US$ 15.000 y 20.000 millones.

Sin embargo, las maniobras de Putin han ido deteriorando ese valor, junto con el de toda la actividad petrolera rusa. En otras palabras, ceden las inversiones (20% en los primeros diez meses de este año) y la productividad de las explotaciones. Aun sin Irak de por medio, estos síntomas son suficientes para sostener los crudos en altos precios internacionales.

Una sociedad desconocida y sin activos reales, Baikal Finance Group (BFG), registrada en Tver –a miles de kilómetros del lago Baikal- ganó la “licitación” por una de las productoras de hidrocarburos mayores del país y el mundo. Empieza así el desmantelamiento y la estatización –o virtual confiscación- del cuarto grupo petrolero internacional, Yukos.

“La malventa de YNG parece un hecho irreversible”, admitió el lunes por la tarde Stephen Theede, CEO del holding. “Pero no veo cómo frenbat las reacciones jurídicas y políticas ante este despojo. Sea como fuere, Yukos ha sido lanzada cuesta abajo”.

Mientras se suspendía la cotización de YNG y su presumible “adquirente tras bambalinas” (afirma la prensa londinense), Theede hizo una advertencia. “Yukos no entregará acciones en Yugans hasta que el comprador, Baikal Finance Group, revele su identidad y quiénes están detrás”.

En ese momento, la Casa Blanca salió a criticar duramente todo el proceso y, en particular, la adjudicaciópn a una sociedad de papel, que se niega a identificarse, con obvio sustento oficial. “Sospechamos que el Kremlin mismo está detrás de estas maniobras”, señalaba un vocero del departamento de Estado. Desde Moscú, se confirma una especia originada en Estocolmo: BFG es mera pantalla de Gazprom, la empresa controlada por el gobierno ruso y base de la restatización de la economía encarada por el régimen.

“La mayor y mejor petrolera rusa ha sido deshecha, como regaldo de Navidad para Putin y sus cómplices”, sostenía desde su celda Jodorkovsky. “Ahora, pasa al frente Lukoil, donde la norteamericana ConocoPhillips tiene 7,5%; o sea, unops US$ 2.000 millones.

Rumbo al desastre

La venta forzada, esgrimiendo US$ 25.400 millones en deudas tributarias de dudosa licitud, corona la campaña política del presidente Vladyímir Putin contra el fundador y presidente ejecutivo de Yukos, Míjail Jodorkovsky, hoy preso. Su error fue haber intentado formar un partido opositor al ex jefe de la KGB, cuyos métodos –afines por momentos a los de Cesare Borgia- también han provocado un escándalo mundial en Ucrania.

En Londres y París, varios operadores sospechan que BFG es un mascarón de proa tras el cual actúan allegados al propio Putin. Otros creen que la misteriosa sociedad es un títere de Gazprom, la enorme compañía controlada por el estado ruso. Por de pronto, la Comisión Europea y la Comisión Federal de Valores (SEC, Securities & Exchange Commission) han abierto indagaciones.

Inclusive las bancas privadas que respaldaban la propuesta de Gazprom (Deutsche Bank, Dresdner Kleinwort Wasserstein) se habían retirado acatando el bloqueo dispuesto por el tribunal federal de circuito en Houston, Tejas. En esa instancia, los abogados de Yukos acaban de radicar una demanda de nulidad contra la adjudicación, observando que “una firma sin siquiera número telefónico ha cerrado una operación por US$ 9.370 millones”.

“Esto es casi tan descarado como el envenenamiento de Víktor Yushchenko”, señala la presentación. Tampoco los funcionarios que manejaron el remate quisieron dar datos. A su vez, la SEC hizo saber que Rusia tiene un acuerdo contingente con el Fondo Monetario Internacional y eso la obliga a informar y darle explicaciones al organismo. “Por algo mucho menos grave, los ejecutivos del FMI vienen acosando a la Argentina y otros deudores”, reflexiona un diario japonés.

A criterio de analistas, inversores y grandes empresas del sector, lo ocurrido al iniciarse la semana de Navidad ha acentuado incertidumbres sobre los métodos estalinistas de Putin y el destino de una empresa que produce 10% de los hidrocarburos de su país y 2% de los extraídos en el planeta. Tampoco YHG es poca cosa: radicada en Ñeftyeyugansk, tiene una dotación de 5.600 personas, 28 campos en explotación, reservas comprobadas equivalentes a 11.600 millones de barriles de crudos y estimadas por 93.700 millones. Junto con la producción (1,06 millones de b/diarios), son cifras que ni siquiera Saudiarabia podría superar en este momento.

En realidad, Gazprom se presentó a la subasta, pero no presentó oferta porque sus bancos avalantes se habían retirado de la operación. Las cosas se pusieron más turbias cuando dos ministros dejaron trascender que no sabían nada sobre el “milagro BFG”. De todos modos, el tribunal tejano que entiende en la demanda de Yukos –pide ampararse en la ley estadounidewnse de quiebras y concursos, título XI- les había prohibido a Gazpromo y sus bancos tomar parte en la “licitación”.

“Ignoramos qué es y de dónde sale la ganadora de la subasta”, confesó sin enrojecer Yuri Pyétrov, director a cargo del Registro Federal de la Propiedad. Por su parte, expertos suecos y polacos no descartan que, finalmente, Gazprom se quede con YNG, debido a su propio tamaño y los estrechos nextos con el gobierno de Putin. Pero, como eso probaría una maniobra ilegal, el juez norteamericano y otras instancias podrían rechazar el enroque. El caso acabaría en tres cortes: la Suprema (EE.UU.), su equivalente en la UE (Luxemburgo) y la Internacional (La Haya).

Para Yukos, YNG representa 60% de su producción anual y, sólo en crudos, supera a toda Argelia. Otro dato llamativo es que, sin activos ni avales declarados públicamente, BFG mejoró en 9% la oferta inicial de Gazprom (US$ 8.600 millones). Pero la subasta sigue siendo una pésima venta, pues el valor de YNG oscila entre US$ 15.000 y 20.000 millones.

Sin embargo, las maniobras de Putin han ido deteriorando ese valor, junto con el de toda la actividad petrolera rusa. En otras palabras, ceden las inversiones (20% en los primeros diez meses de este año) y la productividad de las explotaciones. Aun sin Irak de por medio, estos síntomas son suficientes para sostener los crudos en altos precios internacionales.

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