Vodafone pasará a pérdidas más de US$ 40.000 millones

En realidad, la suma oscila entre £ 23.000 y 28.000 millones; vale decir, de US$ 40.000 a 49.000 millones. Sea como fuere, la novedad sacudió al negocio mundial de telefonía inalámbrica y a la bolsa londinense.

28 febrero, 2006

Vodafone Group, gigante británico –si bien la marca es de origen alemán-, reveló alarmantes intenciones. No sólo eso. También señaló algo que casi todos los analistas saben, pero la agobiante publicidad exaltando celulares y juguetitos derivados tiende a disimular. “Las condiciones del mercado global son cada vez peores”, admitió un allegado a Arún Sarín, cuya posición como presidente ejecutivo peligra.

Se trata, claro, de la mayor proveedora de inalámbricos en el planeta, al menos en ventas. Sus proyecciones de crecimiento para el ejercicio entrante (empieza, inexplicablemente, la última semana de marzo, o sea con el 2006 lunar) han sido reducidas de 6 a 5% para ingresos y de 9 a 6,5% para utilidades.

Pero la piedra del escándalo es la alarmante masa (US$ 40.000 a 49.000 millones) que la firma se propone mandar preventivamente a pérdidas. Aquí el motivo se relaciona con la imprudente compra de la germana Mannesmann, por casi US$ 200.000 millones en 2000, o sea en el pico de la burbuja puntocom.

La inminente decisión se relaciona con la diferencia entre ese precio y el valor de activos duros (efectivo, bienes de capital). En esas condiciones, el ajuste contable afectará ganancias, no dividendos ni flujo de capital; al menos, eso indica la compañía. Accionistas, inversores y expertos sostienen que esa medida refleja una realidad fea: creciente competencia en Europa occidental y un mercado tan maduro como atiborrado de dispositivos múltiples pensado para adolescentes.

Semejante contexto tal vez empuje a Vodafone por un camino trillado: salir a comprar otras empresas en forma agresiva o vender activos fuera de la Unión Europea. Pero muchos analistas ven eso como “maniobra distractiva” muy peligrosa. Dado que el grupo intenta replantear sus actividades en Japón, accionistas importantes creen que debiera vender el 45% que posee en la telefónica norteamericana Verizon Communications.

La gestión de Sarín es objeto de crecientes objeciones desde que se inició, en 2003. Pero, sobre todo, después del fracaso en tomar AT&T Wiereless. En los últimos meses, el empecinado mandamás no logra encarrilar operaciones japonesas y cometió otro error: adquirir por US$ 4.600 millones –un precio excesivo- el segundo operador inalámbrico de Turquía. En noviembre, la compañía reveló 23% menos ganancias netas semestrales. Todo eso y lo de ahora pueden acabar con el CEO.

Vodafone Group, gigante británico –si bien la marca es de origen alemán-, reveló alarmantes intenciones. No sólo eso. También señaló algo que casi todos los analistas saben, pero la agobiante publicidad exaltando celulares y juguetitos derivados tiende a disimular. “Las condiciones del mercado global son cada vez peores”, admitió un allegado a Arún Sarín, cuya posición como presidente ejecutivo peligra.

Se trata, claro, de la mayor proveedora de inalámbricos en el planeta, al menos en ventas. Sus proyecciones de crecimiento para el ejercicio entrante (empieza, inexplicablemente, la última semana de marzo, o sea con el 2006 lunar) han sido reducidas de 6 a 5% para ingresos y de 9 a 6,5% para utilidades.

Pero la piedra del escándalo es la alarmante masa (US$ 40.000 a 49.000 millones) que la firma se propone mandar preventivamente a pérdidas. Aquí el motivo se relaciona con la imprudente compra de la germana Mannesmann, por casi US$ 200.000 millones en 2000, o sea en el pico de la burbuja puntocom.

La inminente decisión se relaciona con la diferencia entre ese precio y el valor de activos duros (efectivo, bienes de capital). En esas condiciones, el ajuste contable afectará ganancias, no dividendos ni flujo de capital; al menos, eso indica la compañía. Accionistas, inversores y expertos sostienen que esa medida refleja una realidad fea: creciente competencia en Europa occidental y un mercado tan maduro como atiborrado de dispositivos múltiples pensado para adolescentes.

Semejante contexto tal vez empuje a Vodafone por un camino trillado: salir a comprar otras empresas en forma agresiva o vender activos fuera de la Unión Europea. Pero muchos analistas ven eso como “maniobra distractiva” muy peligrosa. Dado que el grupo intenta replantear sus actividades en Japón, accionistas importantes creen que debiera vender el 45% que posee en la telefónica norteamericana Verizon Communications.

La gestión de Sarín es objeto de crecientes objeciones desde que se inició, en 2003. Pero, sobre todo, después del fracaso en tomar AT&T Wiereless. En los últimos meses, el empecinado mandamás no logra encarrilar operaciones japonesas y cometió otro error: adquirir por US$ 4.600 millones –un precio excesivo- el segundo operador inalámbrico de Turquía. En noviembre, la compañía reveló 23% menos ganancias netas semestrales. Todo eso y lo de ahora pueden acabar con el CEO.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades