Una mirada al boom automotor mexicano

Poco valor agregado local, alta concentración de mercado.

1 marzo, 2000

Con sólo mirar las cifras gruesas, es difícil cuestionar que la industria automotor mexicana es una de las historias más significativas de éxito. Aunque los críticos locales cuestionan esto, y recibieron más argumentos de la CEPAL con un reciente sondeo sobre inversiones extranjeras en la región.

El año pasado, las corporaciones transnacionales (CTN) que eligieron como base a México, ensamblaron 1,6 millones de autos. Esto no sólo es espectacular en términos locales (representa un incremento de 94% desde el inicio de la década), pero ha hecho de México uno de los 12 grandes productores de autos del mundo.

Las cinco más grandes CTN en México (General Motors, Ford, Chrysler, Volkswagen y Nissan) juntas representaron 20% de las ganancias por exportación de México en 1998, cerca de la tercera parte de las contribuciones de las firmas extranjeras ubicadas en el país, que también incluyen manufacturas, electrónicos y vestimentas.

Todo parece indicar que el sector auto continuará creciendo. En los últimos meses, seis grandes firmas extranjeras anunciaron planes de iniciar operaciones: Honda de Japón, Mercedes Benz y BMW de Alemania, Renault de Francia y Hyundai de Corea del Sur.
Entonces, ¿qué es lo que está mal? Nada, dice el gobierno: las CTN generan ganancias, crean trabajo y, a través de la demanda, estimularán a la industria local para actualizar sus tecnologías y mejorar su competitividad.

Aunque la CEPAL señala que la industria de autos enfrenta un ‘desafío’ al entrar en la nueva centuria: la limitada incorporación de valor agregado, y su excesiva concentración en el mercado de Estados Unidos.

Contrasta el desarrollo del sector con otro gran exportador, Corea del Sur. Donde la producción de autos está en manos de corporaciones locales (aunque a menudo con joint ventures con extranjeros), el nivel de agregado nacional es alto y la exportación se dirige a todo el mundo. En México, ocurre exactamente lo contrario.

El analista financiero local, Daniel López es más directo. Hablando estrictamente, afirma, no se puede decir que México posee una industria de autos: simplemente ‘presta’ su territorio y trabajo a las CTN.

Tal como señala la CEPAL, el boom en México es en su mayoría resultado de la reacción de la industria de autos de EU a la ‘abrumadora presencia de firmas japonesas en el mercado mundial del automóvil’. Ahora, no son solamente las firmas de EU, también los otros mayores (incluidos los japoneses) que usan a México como la puerta para el mercado de Estados Unidos.

Con sólo mirar las cifras gruesas, es difícil cuestionar que la industria automotor mexicana es una de las historias más significativas de éxito. Aunque los críticos locales cuestionan esto, y recibieron más argumentos de la CEPAL con un reciente sondeo sobre inversiones extranjeras en la región.

El año pasado, las corporaciones transnacionales (CTN) que eligieron como base a México, ensamblaron 1,6 millones de autos. Esto no sólo es espectacular en términos locales (representa un incremento de 94% desde el inicio de la década), pero ha hecho de México uno de los 12 grandes productores de autos del mundo.

Las cinco más grandes CTN en México (General Motors, Ford, Chrysler, Volkswagen y Nissan) juntas representaron 20% de las ganancias por exportación de México en 1998, cerca de la tercera parte de las contribuciones de las firmas extranjeras ubicadas en el país, que también incluyen manufacturas, electrónicos y vestimentas.

Todo parece indicar que el sector auto continuará creciendo. En los últimos meses, seis grandes firmas extranjeras anunciaron planes de iniciar operaciones: Honda de Japón, Mercedes Benz y BMW de Alemania, Renault de Francia y Hyundai de Corea del Sur.
Entonces, ¿qué es lo que está mal? Nada, dice el gobierno: las CTN generan ganancias, crean trabajo y, a través de la demanda, estimularán a la industria local para actualizar sus tecnologías y mejorar su competitividad.

Aunque la CEPAL señala que la industria de autos enfrenta un ‘desafío’ al entrar en la nueva centuria: la limitada incorporación de valor agregado, y su excesiva concentración en el mercado de Estados Unidos.

Contrasta el desarrollo del sector con otro gran exportador, Corea del Sur. Donde la producción de autos está en manos de corporaciones locales (aunque a menudo con joint ventures con extranjeros), el nivel de agregado nacional es alto y la exportación se dirige a todo el mundo. En México, ocurre exactamente lo contrario.

El analista financiero local, Daniel López es más directo. Hablando estrictamente, afirma, no se puede decir que México posee una industria de autos: simplemente ‘presta’ su territorio y trabajo a las CTN.

Tal como señala la CEPAL, el boom en México es en su mayoría resultado de la reacción de la industria de autos de EU a la ‘abrumadora presencia de firmas japonesas en el mercado mundial del automóvil’. Ahora, no son solamente las firmas de EU, también los otros mayores (incluidos los japoneses) que usan a México como la puerta para el mercado de Estados Unidos.

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