Una fuerte multa rusa a British Petroleum y su socia
A poco de un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia, que facilitará a ésta ingresar a la Organización Mundial de Comercio, Moscú se endurece y lo hace vía un golpe a TNK-BP.
Refirmando una política adversa a inversores extranjeros en hidrocarburos y otras áreas estratégicas, aplicada desde 2004, el ministerio de energía y combustibles aplicó una multa de € 900 millones (en realidad, algo más de 30.000 millones de rublos). La decisión perjudica al emprendimiento conjunto –por mitades- entre la rusa TNK y British Petroleum.
Como ocurrió al empezar la demolición de Yukos en 2003, la sanción emplea de pretexto “impuestos pendientes desde 2002/3”. El paralelo se acentúa recordando que la actual multa sólo es inferior a los US$ 27.500 millones –o € 22.000 millones- aplicados a la firma entonces controlada por Míjail Jodorkovski (al cabo de un largo y turbio sumario).
Otra semejante reside en el proceso penal abierto, el jueves, contra un alto ejecutivo de Rospán, filial de TNK-BP, por infracciones a normas ambientales. Sugestivamente, un tema que por lo común no desvela a Moscú. Todo esto empalma con un síntoma aún más grave: las amenazas, formuladas hace meses, de quitarle la licencia a TNK-BP para explotar el enorme yacimiento de gas natural de Kovytka, si no le entrega 25% del paquete a Gazprom. Casi al mismo tiempo, Rusia presionaba –con exigencias similares- sobre Royal Dutch/Shell y Exxon Mobil por proyectos en la isla Sajalin, vecina a Japón, precisamente el mercado hacia donde iría ese fluido.
Refirmando una política adversa a inversores extranjeros en hidrocarburos y otras áreas estratégicas, aplicada desde 2004, el ministerio de energía y combustibles aplicó una multa de € 900 millones (en realidad, algo más de 30.000 millones de rublos). La decisión perjudica al emprendimiento conjunto –por mitades- entre la rusa TNK y British Petroleum.
Como ocurrió al empezar la demolición de Yukos en 2003, la sanción emplea de pretexto “impuestos pendientes desde 2002/3”. El paralelo se acentúa recordando que la actual multa sólo es inferior a los US$ 27.500 millones –o € 22.000 millones- aplicados a la firma entonces controlada por Míjail Jodorkovski (al cabo de un largo y turbio sumario).
Otra semejante reside en el proceso penal abierto, el jueves, contra un alto ejecutivo de Rospán, filial de TNK-BP, por infracciones a normas ambientales. Sugestivamente, un tema que por lo común no desvela a Moscú. Todo esto empalma con un síntoma aún más grave: las amenazas, formuladas hace meses, de quitarle la licencia a TNK-BP para explotar el enorme yacimiento de gas natural de Kovytka, si no le entrega 25% del paquete a Gazprom. Casi al mismo tiempo, Rusia presionaba –con exigencias similares- sobre Royal Dutch/Shell y Exxon Mobil por proyectos en la isla Sajalin, vecina a Japón, precisamente el mercado hacia donde iría ese fluido.
