SSB y Qwest, escándalos que fueron proféticos

Durante los años 90, las telcos y sus acciones rozaban la estratósfera. Todo terminó en una deflagración. Hacia 2000 quedaban escombros, entre los cuales se paseaban dos villanos hoy historia: Jack Grubman y Bernard Ebbers.

6 enero, 2010

<p>El pen&uacute;ltimo a&ntilde;o del siglo XX, WorldCom era un ejemplo mundial de &eacute;xito, conducido por Bernard Ebbers. El antiguo entrenador de b&aacute;squet en Mississipi se hab&iacute;a convertido en un devorador de empresas y activos en telecomunicaciones. Llegaron a estimarse en alrededor de US$ 180.000 millones. Pocos a&ntilde;os despu&eacute;s, la firma, rebautizada Mobile Communications International (MCI), se vend&iacute;a en US$ 7.000 millones.</p>
<p>Claro, tras pasar por el purgatorio de una convocatoria y obtener una quita de hasta 83% en sus deudas iniciales. Por lo visto, sus acreedores eran m&aacute;s flexibles que los de Argentina en 2001/4. Auque no tanto como los de las firmas de valores e hipotecarias v&iacute;ctimas del colapso 2007/9.</p>
<p>Hace seis a&ntilde;os, Ebbers era procesado por orquestar un fraude contable al por mayor (US$ 104.000 millones), entonces el m&aacute;s grande en la historia empresaria estadounidense. La cifra supera el fraude de Bernard Madoff (65.000 millones), pero no el rescate de <em>American International Group </em>(170.000 millones). En cuanto a <em>Qwest,</em> rival inmediato de <em>WorldCom</em>, tambi&eacute;n es una sombra del pasado. Sus acciones se cotizaban en US$ 60 durante el cenit (2000) y hacia 2004 no pasaban de cuatro d&oacute;lares. La firma estaba agobiada por deudas.</p>
<p>Unos de sus impulsores de <em>Qwest </em>en la &eacute;poca de oro &ndash;tambi&eacute;n asesor de la empresa- era Jack Grubman. El gur&uacute; que, desde <em>Salomon Smith Barney </em>(Citigroup), cumpli&oacute; el mismo doble papel con <em>WorldCom</em> y otras telcos amigas. El mismo que fuera endiosado por Wall Street y su periodismo especializado v&iacute;a tapas en Forbes, Fortune, etc.</p>
<p>Pero su trabajo de peor fama fue para <em>Global Crossing</em>, que promet&iacute;a alfombrar oc&eacute;anos con cables de fibra &oacute;ptica. Grubman ayud&oacute; al lanzamiento burs&aacute;til de la compa&ntilde;&iacute;a, en 1998, y la llev&oacute; al pico de capitalizaci&oacute;n dos a&ntilde;os despu&eacute;s: US$ 50.000 millones. Como hab&iacute;a hecho y volver&iacute;a a hacer en otros casos, Grubman continuaba recomendado sus papeles cuando ya no val&iacute;an casi nada. Reci&eacute;n dej&oacute; de sostenerlos al pedir Global Crossing la quiebra en 2002.</p>
<p>Tiempo despu&eacute;s, sin admitir infracciones o delitos, <em>Citigroup</em> (controlante de SSB) arreglaba un litigio colectivo y aceptaba pagarles a accionistas estafados por Grubman alrededor de US$ 75 millones. M&aacute;s afortunado que su amigo Ebbers, el ex gur&uacute; estelar goza de una jubilaci&oacute;n estimada en unos US$ 600.000 anuales. Citi cumpli&oacute; con la promesa de disolver Salomon Smith Barney. Un decenio despu&eacute;s, parecidas historias vuelven, pero con otros personajes.</p>
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