Sorpresivo lobby senatorial contra la transparencia contable

De pronto, senadores, banqueros y empresarios atacan a la Junta de Normas Contables. No quieren que las opciones accionarias incluidas en remuneraciones se registren como gastos en los balances. Eso lo prevé la ley Sarbanes-Oxley.

13 mayo, 2003

En rigor, la Financial Accounting Standards Board (FASB) simplemente dictaminó,
en abril, que el pago a ejecutivos mediante opciones accionarias debiera deducirse
de las utilidades. En otras palabras, se hizo eco de recomendaciones originadas
en la Securities & Exchange Commission, en cuanto a que esas bonificaciones
han de asentarse como egresos en los estados financieros. Tanto la SEC como la
FASB -que está preparando una norma adicional al respecto-se apoyan en
la ley general Sarbanes-Oxley.

A su vez, la Junta Internacional de Normas Contables (IASB, o sea International
Accounting Standards Board
), acaba de difundir un proyecto sobre el mismo
tema. Ambas entidades han sido objeto de durísimas críticas desde
grupos de interés; por ejemplo, empresas, auditores, contadores. Pero nadie
esperaba que este "lobby" fuese tan poderoso como para influir en el
Congreso.

Lo cierto es que, de repente, un grupito de senadores sale a proponer una ley
que posponga toda reforma en cuanto al empleo de opciones accionarias como instrumentos
remuneratorios. "Algunos colegas y yo tememos que la IASB y la FASB se hayan
excedido en esta materia", decía días atrás Michael
Enzi (republicano, Wyoming). Al mismo tiempo, legisladores, dirigentes políticos
-de ambos partidos-, ejecutivos y docentes universitarios exigían a Robert
Herz (presidente de la FASB), "reconsiderar el efecto de la futura norma
en la economía nacional y los ingresos del personal, que podrían
disminuir si las opciones pasaran a contabilizarse como gastos".

Estas palabras provienen de James Barksdale, ex CEO de Netscape y jefe informal
del "lobby" contra la FASB. Por supuesto, el sector tecnológico
encabeza la ofensiva porque tiene serios problemas para evaluar el costo de las
opciones, dada la volatilidad de sus papeles.

Pero Herz, partidario de un tratamiento contable estricto, aclaró que "si
bien tengo mis propios puntos de vista, la Junta tiene siete vocales y recién
estamos comenzando el proceso hacia una futura normativa. Estas presiones son
prematuras y exageradas". Desde Chicago, Alan Greenspan -presidente de la
Reserva Federal- salió en apoyo de Herz señalando que "la mera
idea de que es imposible valuar opciones carece de sentido".

En rigor, la Financial Accounting Standards Board (FASB) simplemente dictaminó,
en abril, que el pago a ejecutivos mediante opciones accionarias debiera deducirse
de las utilidades. En otras palabras, se hizo eco de recomendaciones originadas
en la Securities & Exchange Commission, en cuanto a que esas bonificaciones
han de asentarse como egresos en los estados financieros. Tanto la SEC como la
FASB -que está preparando una norma adicional al respecto-se apoyan en
la ley general Sarbanes-Oxley.

A su vez, la Junta Internacional de Normas Contables (IASB, o sea International
Accounting Standards Board
), acaba de difundir un proyecto sobre el mismo
tema. Ambas entidades han sido objeto de durísimas críticas desde
grupos de interés; por ejemplo, empresas, auditores, contadores. Pero nadie
esperaba que este "lobby" fuese tan poderoso como para influir en el
Congreso.

Lo cierto es que, de repente, un grupito de senadores sale a proponer una ley
que posponga toda reforma en cuanto al empleo de opciones accionarias como instrumentos
remuneratorios. "Algunos colegas y yo tememos que la IASB y la FASB se hayan
excedido en esta materia", decía días atrás Michael
Enzi (republicano, Wyoming). Al mismo tiempo, legisladores, dirigentes políticos
-de ambos partidos-, ejecutivos y docentes universitarios exigían a Robert
Herz (presidente de la FASB), "reconsiderar el efecto de la futura norma
en la economía nacional y los ingresos del personal, que podrían
disminuir si las opciones pasaran a contabilizarse como gastos".

Estas palabras provienen de James Barksdale, ex CEO de Netscape y jefe informal
del "lobby" contra la FASB. Por supuesto, el sector tecnológico
encabeza la ofensiva porque tiene serios problemas para evaluar el costo de las
opciones, dada la volatilidad de sus papeles.

Pero Herz, partidario de un tratamiento contable estricto, aclaró que "si
bien tengo mis propios puntos de vista, la Junta tiene siete vocales y recién
estamos comenzando el proceso hacia una futura normativa. Estas presiones son
prematuras y exageradas". Desde Chicago, Alan Greenspan -presidente de la
Reserva Federal- salió en apoyo de Herz señalando que "la mera
idea de que es imposible valuar opciones carece de sentido".

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